Niños... ¡a la calle!
Diario de un confinamiento. Día 42 ·
Ha llegado el día. Manuela y Noé cambian horizontes reducidos por la descompensada amplitud de la plaza de Portugalete, al rencuentro con una libertad racionadaDiario de un confinamiento. Día 42 ·
Ha llegado el día. Manuela y Noé cambian horizontes reducidos por la descompensada amplitud de la plaza de Portugalete, al rencuentro con una libertad racionadaLos niños a lo único que piensan que tienen derecho cuando se le acercan a uno de buena fe es a un trato justo. Después que uno haya sido injusto con ellos seguirán queriéndolo, pero después nunca volverán a ser los mismos. Nadie supera la ... primera injusticia: Nadie salvo Peter (...) Las estrellas son hermosas, pero no pueden participar activamente en nada, tienen que limitarse a observar eternamente. Es un castigo que les fue impuesto por algo que hicieron hace tanto tiempo que ninguna estrella se acuerda ya de lo que fue. Por ello, las pequeñas todavía sienten curiosidades». 'Peter Pan'. James Barrie (1904).
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Menos mal que sacaron el cuezo en cuestión de horas, porque si las medidas de relajamiento de la reclusión infantil se hubieran quedado en las inicialmente anunciadas por el Gobierno y solo se hubiera adelantado después su entrada en vigor a hoy domingo en vez de mañana, lunes, los menores de catorce podrían haberse visto limitados a ir con un adulto a la farmacia de guardia o al cajero, al estar cerradas las tiendas –casi mejor como prevención–, un auténtico 'planazo', vaya.
El Gobierno ha dado muestras una vez más de su capacidad para rectificar decisiones equivocadas, pero debería ir preparando más los exámenes de la asignatura 'Acertar a la primera y que no parezca que das palos de ciego', cuyo temario, es obvio, lleva más retrasado. Aunque tal vez la ceremonia de confusión y frustración que vivió el martes pasado la opinión pública durante casi seis horas, las que separan las comparencias de la ministra portavoz Montero y del ministro de Sanidad Illa, en realidad solo buscaba concitar el consenso generalizado de la sociedad española en contra de una decisión mal tomada.
Al final triunfó el sentido común y se impuso la tesis de que, habiendo transcurrido ya más de cuarenta días de encierro, había que rebajar un poco no ya solo la tensión del debate sino incluso el punto de vista para reparar en ellos, los niños, los otros grandes olvidados junto a los ancianos en este drama de la pandemia por una sociedad que practica sin rubor el rodillo del adultocentrismo, hermano de sangre del patriarcado. Y ya que hacíamos el esfuerzo de pensar en ellos, qué menos que hacerlo bien a la primera para no tener que pensar dos veces.
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En fin, que ya es domingo y estrenamos medida si no de desescalada al menos de suavización del rigor impuesto allá por el 15 de marzo, que para los pequeños se ha traducido en una acumulación de tareas teleescolares, generosamente compartidas con sus padres, con su madre en este particular caso, invitados forzosos al juego de elaborar una pirámide de los alimentos o un diagrama de los ciclos del agua, lecturas, juegos, sesiones limitadas de tele y contacto con los abuelos y amigos a través de videollamadas.
Menos mal que los míos son más caseros que los Roper. A pesar de ello, aprovecharemos hoy al máximo el paseo, que para una actividad ansiada de ocio que resulta gratis no es cuestión de ponerse exquisito. Además produce tanto placer como añoranza tener que volver a mirar las apps del tiempo para saber si hay que coger el paraguas o vamos a cuerpo (la última vez que salieron a la calle era invierno y ahora ya hemos liquidado sin catarlo el primer tercio de la primavera).
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Ya me he inventado algo para que la experiencia resulte especial y tiene que ver con recuperar una actividad hasta ahora rutinaria y convertirla en una aventura. Si pasear es una novedad especial, el entorno por el que lo hacemos, el cercano a casa, la Antigua, la Catedral, la Universidad, también ha de serlo. Pero mi duda, ¿cómo harán para controlar el tiempo que estamos en la calle? Habrá algún representante de las fuerzas de orden público que, como en atletismo, nos hagan saber que hemos iniciado la última vuelta a golpe de campanilla? (la de Peter Pan, así cierro el círculo). Qué nervios.
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