La agricultura, base sobre la que pivota la actividad económica rural

'Desarrollo local, economía municipal en acción'. Este es el título genérico de la sexta edición del Municipalismo, una publicación que, hoy y mañana, recibirán los lectores de manera gratuita con su ejemplar de El Norte de Castilla. Esta edición del Municipalismo se compone de dos tomos, que suman más de 600 páginas y 200 localidades.

El propio nombre ya da una idea de los temas que se han querido analizar en esta ocasión y que tienen como base los retos económicos y empresariales de nuestros pueblos y ciudades. Así se puso de manifiesto en el acto de presentación que tuvo lugar en la tarde de ayer en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, en el que se contó con un nutrido grupo de representantes municipales que han hecho sus propias aportaciones y consideraciones al documento y, de este modo, han dado una visión de la realidad económica y de los retos a los que se enfrentan sus pueblos y ciudades.

La parte central de la presentación corrió de la mano de Alicia Langreo, doctora ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid y especialista en cuestiones como análisis del sistema alimentario, organización industrial y competitividad, fórmulas de organización del sector agroalimentario, desarrollo rural, mercado de trabajo y mujer en el mundo rural. Dicho de otro modo, una de las voces más autorizadas en esta materia y que, a lo largo de más de veinte años, ha llevado a cabo análisis y estudios sobre el terreno. Un terreno que, en el caso de Castilla y León, se entiende especialmente, en clave agraria.

Langreo quiso dejar claro como punto de partida que las estadísticas agrarias «no reflejan el peso real que intuimos». Reconoció que «la población ocupada en la agricultura es pequeña y está bajando, pero eso no es lo que captamos cuando vamos a los pueblos». Su teoría es que «realmente no se capta bien lo que está pasando porque aunque la agricultura y la ganadería ocupan a poca gente, sin embargo constituyen la base del sistema alimentario final». Por lo tanto, «la agricultura y la ganadería son la base sobre la que pivota la mayor parte de la actividad socioeconómica del medio rural».

En ese sentido, habló de las muchas actividades de todos los sectores que están «enganchadas» al sector primario, y que van desde los insumos a los gestores o la banca. «Eso pivota sobre la agricultura», insistió, «si no existiera todo este sistema, mermaría mucho la vida de los pueblos».

Langreo también manifestó que en el caso de las mujeres su presencia es escasa en las explotaciones agrarias, pero sí que hay veterinarias, ingenieras u otras profesionales vinculadas al sector. En cualquier caso, «hay que contar con las mujeres, con sus aportaciones, son imprescindibles».

La ponente, que también intercambió opiniones con algunos de los presentes en relación a temas como la burocracia o las denominadas energías limpias, identificó algunos de los retos a los que se enfrenta el sistema agrario y el primero de ellos es la competitividad.

Señaló, además, que «es necesario absorber innovación» o utilizar la inteligencia artificial para cuestiones como el tratamiento de los suelos o crear semillas más resistentes. «La innovación a la agricultura tiene que llegar para afrontar el cambio climático que nos afecta año tras año».

Además, apeló a que «hay cosas que no pueden esperar como el agua, las semillas resilentes, hay que escuchar a la ciencia, innovar con prudencia pero sin miedo, estamos perdiendo una oportunidad en el caso de las semillas que afrontar sequías y son más resistentes, con las técnicas antiguas no podemos competir».

Tampoco se olvidó de otro apartado que levanta ampollas entre muchos profesionales. ¿Los agricultores son guardianes o agresores?», se preguntó. «Los agricultores han sido básicamente guardianes», respondió, por lo que en tiempos de cambio, apostó por mantener el equilibrio.

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