Alicia Fernández Parra, psicóloga sanitaria, experta en adicciones y trastornos de la conducta alimentaria
«Muere alguien y pensamos 'debería haberle abrazado más'. ¡Hazlo mientras vive!, no te lamentes después»Secciones
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Alicia Fernández Parra, psicóloga sanitaria, experta en adicciones y trastornos de la conducta alimentaria
«Muere alguien y pensamos 'debería haberle abrazado más'. ¡Hazlo mientras vive!, no te lamentes después»He aquí una mujer muy de su tiempo que dedica su acción diaria a ayudar a los demás a tratar de ver y de estar en la vida de la mejor manera posible. Alicia Fernández Parra (Valladolid, 1973). Psicóloga sanitaria y especialista en Biología Clínica ... con máster en Psicología Clínica de la Salud, es la coordinadora del Grado de Psicología y del Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC). Experta en adicciones y en trastornos de la conducta alimentaria, colabora también en Cetras (Centro Específico para el Tratamiento y la Rehabilitación de Adicciones Sociales). Tiene muy claro, y por eso lo aconseja, que «hay que vivir el día a día intentando y queriendo ser felices y disfrutado de las personas que nos rodean».
–Hasta no hace mucho ir al psicólogo provocaba una especie de estigma: La sociedad veía débil al que iba y este como que sentía vergüenza.
–Eso ya no pasa y cada vez la gente más joven lo dice mucho más abierto que la gente mayor. 'Voy al psicólogo'; 'Anda, ¿por qué?'; 'Porque tengo (por ejemplo) adición a las nuevas tecnologías'.
–¿Quién debería ayudarnos a discernir si necesitamos acudir a la consulta de una psicóloga?
–No nos tiene que enseñar nadie; ha de ser uno mismo.
–Uno mismo, ¿pero cómo?
–Si en un momento dado tienes ansiedad y lo intentas gestionar, intentas salir de la ansiedad pero hay un bombardeo de situaciones que te llegan y no sabes cómo abordarlas, tu mismo dices 'necesito ayuda profesional, necesito ir al psicólogo'. Hablo de una población de adolescentes y adultos.
–De la adolescencia a la madurez hay un trecho.
–Ahora decimos los psicólogos que la adolescencia dura hasta los 27 años.
–¿Hasta los 27 años? ¡¿Tanto?!
–Si eres un niño, a lo mejor lo demandas. Acudes a papá o a mamá, les dices que estás mal; y a lo mejor es uno de los dos progenitores quien dice si quieres ir o no a una persona que te ayude pero, si no, la misma persona, de mayor, es la que ha de decir si necesita ayuda. Si te duele una pierna, vas al médico para que te derive al traumatólogo, ¿no? Pues en el caso de la ayuda psicológica, igual.
–¿Ayudan los psicólogos a ver la vida mejor?
–Tratamos de que se vea la vida mejor.
–¿No es una reducción 'happy' de su papel?
–El objetivo del psicólogo es ayudar al paciente a que gestione sus emociones y lleve una vida mejor a nivel emocional. Vas al psicólogo para que te ayude en todos los conflictos interpersonales que tienes a nivel mental y que no puedes gestionar. Y eso significa que vas a mejor. Yo soy muy positiva en eso.
Alicia Fernández Parra
Psicóloga sanitaria
–Hay situaciones que ni ese positivismo ayuda a enfrentar.
–Claro, hay variables que no controlamos. Tú puedes tener autocontrol emocional, ser positiva, enfrentarte y buscar solución a los problemas, pero no se nos olvide que no todo el contexto social depende de nosotras mismas. Hay variables que no podemos controlar, pero no nos deben afectar.
–¿Es más valiente quien, ante una situación especial que requiere de ayuda, no va al psicólogo frente a la que sí que va?
–Ambas son valientes. Lo que pasa es que quien ya no encuentra el camino para salir sigue siendo valiente, pero necesita una ayuda y es cuando la pide. No es valiente quien no se enfrenta a las situaciones-problema.
–Todos los avances que ha experimentado la sociedad han hecho que la salud mental ocupe un espacio más propio de territorios de la normalidad que lo que era antes. ¿Les facilita a los psicólogos el trabajo?
–Claramente. No solo en el trabajo desde lo clínico, sino también desde el punto de vista académico. Actualmente, nuestro grado va muy bien, tenemos lista de espera, tanto en el grado como en el máster...
–...Un momento, un momento: ¿En la UEMC hay lista de espera para estudiar Psicología?
–Sí. Y en el máster, igual. Ha habido un cambio claro en la pandemia. Fue crucial el confinamiento que vivimos. Ahí empezamos a visualizar que necesitábamos ayuda. ¿Y quién nos ayudaba? Los psicólogos, a los que nos habían tenido apartados para los trastornos mentales. Pero hay situaciones personales que, sin llegar a eso, necesitan de nuestra ayuda.
–Estamos en otoño, cuando las emociones personales tienden a experimentar un bajón y crecen las consultas en Psicología. Se dice que el tiempo lo cura todo así que si fuera verdad, con dejar pasar las semanas... ¿O los refranes no valen para esto?
–El tiempo lo cura todo si no se enquista la sintomatología. Es verdad que venimos de la mejor época del año: vacaciones, playa, piscina, luz, calor, más contacto con familiares y amigos... Y ahora, se acabó todo eso: Vuelta a la rutina, a trabajar, a estudiar... Los días son más cortos, más tristes y con poca luz. Eso afecta al estado de ánimo, pero, claro, al mal tiempo, buena cara.
–Insisto en el cambio de estación...
–¡Afecta! ¡Vaya si afecta! No solo ahora, sino también, cuando viene la primavera. Hay personas que la reciben de manera negativa.
Alicia Fernández Parra
Psicóloga sanitaria
–Con el comienzo de noviembre, entre el Día de los Santos y el de los Difuntos, los recuerdos los seres queridos que ya no están hacen aflorar estados de ánimo de mucha tristeza, depresivos...
–Los recuerdos... Duelo viene de dolor. Desde que nacemos sabemos que vamos a morir...
–Permita que le diga que eso no es consuelo.
–Ya lo sé, pero tenemos que aceptar y adaptar que en algún momento de nuestro proceso de vida está la muerte. Tenemos un inicio y un final. Nacemos, pasamos por la etapa de la infancia, después la de adolescencia, después la de adulto y, al final, la vejez. Y sabemos que después de la vejez, que cada vez se alarga más por nuestra calidad de vida, la muerte va a llegar. Tenemos que aceptar que va a llegar.
–Pues nadie nos prepara durante la vida para saber que la muerte va a llegar. A los niños y los más jóvenes les protegemos de ir a un tanatorio.
–¿Y por qué?
–Respóndase usted, que para eso es psicóloga.
–¿Por qué se lo escondemos? Pero si es un procesos de adaptación emocional. En nuestro proceso de vida tenemos que aceptar que tarde o temprano, y más vale que sea más tarde que más temprano, nos vamos a morir. ¿Por qué a los niños no les llevamos a un tanatorio? ¿Por qué? No hay que hablarles de manera brusca de ello, pero sí con fórmulas que les permitan que les hagamos partícipes de que el final es un proceso más de la vida. Por ejemplo, en la cultura mexicana desde el respeto el Día de los Muertos, que llaman, crean altares, con flores, con fotos. Hay una película de Disney, 'Coco', que recomiendo ver porque ahí hacen a los niños partícipes de la muerte. Ellos ven esa última etapa desde la alegría, desde la fiesta. En cambio, nosotros, no, la vemos desde la tristeza, desde las lágrimas...
–Se nos dice que 'es ley de vida', que 'hay que resignarse'...
–¡Y eso no ayuda! No ayuda. Hay que aceptar que tarde o temprano nos vamos a marchar.
Alicia Fernández Parra
Psicóloga sanitaria
–Ahora se lleva decir que 'el hecho biológico es irrefrenable'.
–Hemos de aceptar que un día ya no vamos a estar aquí y mientras tanto, hay que vivir y ser felices, y ser positivos, y si tenemos problemas, intentar resolverlos, pero disfrutar del día a día desde los pequeños objetivos que tenemos en nuestra vida, desde que nos levantamos y ponemos una canción o desayunamos y vamos a trabajar o a estudiar... pero vivir día a día. Luego no nos lamentemos. Fallece alguien y pensamos 'es que tenía que haberle dado más besos, más abrazos, tenía que haber ido con él o ella de excursión, o de vacaciones...'. ¡Hazlo ahora! ¡No esperes a lamentarte o a decirlo cuando ese ser querido no esté! Hay que vivir el día a día intentando y queriendo ser felices y disfrutado de las personas que nos rodean.
–¿Sirve Internet de sucedáneo para evitar consultar con un psicólogo? La gente se mete a buscar cosas sobre su estado emocional sin mirar riesgos...
–Soy experta en TCA y adicciones y cada vez hay más personas adictas a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. A la inteligencia artificial le tenemos miedo los psicólogos, pero no del todo...
–Eso necesita ser explicado.
–Yo tengo miedo a que un paciente no me venga a la consulta porque se ha metido en Internet, ha tecleado 'Cómo superar una crisis de ansiedad' y se pone a leer las decenas de páginas que le salen. A eso podemos tenerlo miedo, pero eso es teoría, solo teoría: nunca, nunca un aparato electrónico va a poder sustituir la calidez y el contacto humano de una consulta. ¿Qué nos pasó en la pandemia? Pues que al final lo que necesitábamos era relacionarnos. Mucha videollamada, mucho whatsapp... pero al final lo que necesitábamos era abrazarnos, el contacto humano, y eso no va a poder sustituirlo la nueva tecnología. Pero la teoría, sí. Aunque, ojo, no todo lo que aparece en Internet es válido; hasta para eso hace falta consejo de quien sabe.
–¿Puede ocurrir que al final no vayas al psicólogo, te fíes de Internet y acabes teniendo que ir a la consulta porque empeoras por lo visto y leído en la red?
–Muy posiblemente. Recuerdo de un caso de una persona hipocondríaca, es decir, con miedo a sufrir enfermedades. Al principio no fue al psicólogo porque ella misma se gestionaba sus sesiones. Y al final, cayó en su propia red: tanto meterse en Internet a informarse y documentarse, acabó pensando que todo lo que leía la pasaba. No tenía supervisión de un psicólogo profesional que le recomendase no leer más para no terminar más enferma. La ayuda de un profesional no la dan las nuevas tecnologías.
–Lleva usted ocho años formando a los psicólogos del mañana.
–Del mañana y de hoy. En la asociación CETRAS ya tengo un compañero que fue alumno mío. Es una satisfacción verle. Es de la primera promoción de Psicología.
–¿La de Psicólogo es profesión con futuro?
–¡Muchísimo!
–¿Anima a los jóvenes a dedicarse a ello?
–Sí, sí, sí. Hay un abanico de trabajo muy amplio. No solo la salud, sino también el área de recursos humanos de las empresas para trabajar la autoestima de los empleados, el liderazgo.. Y luego está el área educativa, el de la Psicología deportiva, la Psicología jurídica... Hay muchísimas áreas para trabajar y muchísimo trabajo.
–¿Qué le ha aportado la Psicología que no le hubiese aportado, por ejemplo, ser arquitecta?
–Bueno, bueno, los psicólogos somos arquitectos de la mente, ingenieros de la mente...
–Buena comparación.
–A mis alumnos les digo que en Psicología 2 más 2 son 5.
–¿¡Y eso!?
–Porque las emociones son cambiantes, la conducta de la persona hace que creas que algo lo realiza de una manera y resulta que lo hace de otra. Es una ciencia, pero no una ciencia exacta. A un paciente le puedo establecer una serie de pautas y acaba no realizándolas y tengo que insistir.
–Pero, insisto, ¿por qué se hizo psicóloga?
–Porque quería saber qué había en el más allá. Sentada en las escaleras del Colegio de Santa Teresa de Jesús de Valladolid, era pequeñita, y me lo preguntaba después de una clase de naturaleza: la tierra, los planetas, el sol... Y pensé que como nadie me lo explicaba, la Psicología me lo iba a detallar. Y, no, no...
–¡Anda! ¿La Psicología no le ha descubierto qué hay más allá?
–Es que nadie ha venido a decirnos qué hay más allá.
–En todos los años que lleva en la Psicología, ¿ya se ha parado a pensar qué quiere ser de mayor?
–Ser capaz de seguir siendo feliz y de ayudar a que los demás tengan la capacidad de ser felices.
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