Castilla y León

Más de la mitad de la población sufre con frecuencia estrés y ansiedad

Eso sí, las mujeres se sienten peor anímica y psicológicamente, es algo común en todos los territorios. Y en cuanto a las edades, la calificación más negativa se encuentra entre las personas de 26 a 40 años, sin hijos, cuya posición económica ha empeorado el último año y que han tenido cambios negativos en su situación profesional. También hay una clara correlación entre la autopercepción global del estado de salud y la psicológica, la valoración emocional baja si el estado físico empeora.

Por regiones, las comunidades que gozan de un mejor estado de salud emocional son Extremadura (7,46 puntos), Castilla y León (7,34) y la Comunidad Valenciana (7,31). En cambio, las zonas con más ciudadanos con una percepción de su bienestar psicológico por debajo de la media son La Rioja (6,78), Cantabria (6,87) y Andalucía (6,88).

El factor que más afecta al estado mental, e inclina la balanza hacia un lado positivo o negativo, es la situación económica: quienes más optimistas se muestran respecto a cómo ha evolucionado su salud mental en el último año son las personas cuya situación financiera ha mejorado.

La percepción de que la salud mental va a mejor disminuye a medida que aumenta la edad y entre los jóvenes de 18 a 25 años se ve un incremento sustancial en su valoración del estado de salud mental: un 41,1% cree que ha ido a mejor el último año.

En cuanto a los cambios anuales en la valoración del estado de salud por comunidades, las regiones en que más ciudadanos consideran que su estado emocional ha ido a peor son Navarra (43%), Baleares (33,3%) y Murcia (30,5%). En cambio, los lugares en que ha habido más cambios a mejor en el bienestar emocional son La Rioja (29,6%), Baleares (26,6%) y Galicia (24%). En Castilla y León consideran que han empeorado el 25,7% y solo el 7,6% tiene una mirada optimista de mejoría. El resto se mantiene estable. Son datos del VI Estudio Aegón sobre Salud y Vida. En el mismo, se observa que un 73,3% de los encuestados asegura haberse sentido nervioso, angustiado o muy tenso al menos varios días a lo largo del año (frente al 77,7% de 2022). El 57,4% de los encuestados de la comunidad relata sufrir estrés de forma frecuente y el 24% casi cada día. Solo el 4,4% vive sin nervios ni angustia.

El estudio también revela que más del 80% de los encuestados asegura haber sufrido al menos síntomas de depresión y ansiedad. Aunque el porcentaje es alto, es 7,3 puntos porcentuales inferior al de 2022. En la mayoría de casos (76,1%), estos síntomas han interferido en su vida cotidiana en mayor o menor medida. Así, un 42% de los participantes españoles señala que ha tomado medidas para cambiar su sintomatología relacionada con la ansiedad y la depresión, lo que representa un incremento del 11,2% con respecto al año anterior.

Los síntomas de depresión y ansiedad son más frecuentes entre mujeres, personas sin hijos y entre los que han perdido su trabajo o han estado en ERTE.

También se observa que quienes tienen un empleo refieren más síntomas de ansiedad y depresión que quienes no trabajan. Los indicadores de ansiedad y depresión son muy frecuentes entre los más jóvenes y disminuyen conforme aumenta la edad. Así, un 92% de las personas de 18 a 25 años dice haberse sentido ansioso o deprimido, mientras que este porcentaje cae al 65,1% entre los mayores de 65. A la vez, se constata una relación directa entre el hecho de tener sintomatología asociada a la salud emocional y la situación económica del encuestado, su autopercepción sobre su bienestar psicológico y el estrés que cree tener. Y la población vive realmente estresada: un 96,3% de los encuestados asegura haber sufrido algún momento de estrés durante el último mes.

Por comunidades, Murcia (94%), Navarra (92%) y Canarias (90,7%) son los lugares con más ciudadanos que afirman haber tenido síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión. En la parte inferior de este ranking se encuentran Asturias y La Rioja (74%, cada una), y el País Vasco y Madrid (77,3% ambas). El dato castellano y leonés es un 79% con este tipo de síntomas.

Cada vez más personas, conscientes de la necesidad de cuidar la salud emocional, toman medidas para sentirse mejor psicológicamente. Así, este año, un 61,5% asegura hacer actividades positivas al respecto frente al 46,4% del año pasado.

Entre las acciones que se impulsan para mejorar el bienestar mental, la más habitual es el cambio de rutinas y hábitos de alimentación, sueño y deporte, que siguen un 37,5% de los encuestados. En segundo lugar, el 24% desarrolla actividades que buscan una mejora tales como leer libros de autoayuda o realizar ejercicios de relajación y 'mindfulness'. Al mismo tiempo, un 15,3% de la muestra recurre a la medicación o los suplementos y un 11,3% ha buscado la ayuda profesional de psicólogos, porcentaje muy similar al del año anterior.

Las mujeres, los jóvenes y las personas que trabajan son las que más a menudo impulsan acciones para mejorar su bienestar emocional. Los que perciben su estado de salud emocional de forma más negativa recurren en mayor medida a la medicación, en cuatro de cada diez casos, y al psicólogo, con una frecuencia del 28,8%.

Y ¿cuáles son las circunstancias más determinantes a la hora de tener un buen estado de salud emocional? Pues lógicamente las que garantizan ingresos económicos, calidad laboral, que es el factor de más peso para el 47,5%, y la propia actitud ante los problemas, con un 44,2%. Las relaciones sociales, la sobrecarga de actividades y tareas, y el tiempo que se destina al ocio también son circunstancias destacadas al calificar su salud emocional.

Al contemplar las diferencias por sexo, donde más hay es en la importancia que se le da a la propia actitud ante los problemas, que es el factor más importante para las mujeres con un 48,2% (39,9% para los hombres) y supera en relevancia a la situación económica y laboral. También se ve diferencia en el peso de las actividades de deporte y ocio en este aspecto ganan peso entre los hombres. Por grupos de edad, los jóvenes de 18 a 25 años sitúan las relaciones sociales en primer lugar (51,6%), en tanto que los diferentes rangos de 26 a 65 años se preocupan sobre todo por la situación económica (elegido por más de la mitad de cada grupo, en todos los casos), y los mayores de 65 años piensan que lo verdaderamente diferencial es la actitud que uno tiene frente a los problemas (47,5%).

Segmentados por perfiles, quienes creen que las redes sociales tienen una influencia más positiva son las personas más jóvenes (24,9%) y quienes teletrabajan (25%). No obstante, en todos los colectivos hay un mayor porcentaje de quienes consideran que las redes conllevan más riesgos para la salud mental que beneficios. En todo caso, la opinión mayoritaria en casi todos los grupos es que las redes no influyen en el bienestar emocional de las personas, excepto en el colectivo de 56 a 65 años, que le ven una influencia sobre todo negativa