Mirador de la Code de Mieza, en el Parque Natural Arribes de Duero, en la provincia de Salamanca. Samuel Regueira

15 miradores que ver antes de morir

Piérdete en Castilla y León ·

La ruta por los Arribes del Duero entronca con la filosofía generacional milenial de completar hitos de una lista

Samuel Regueira

Valladolid

Sábado, 24 de agosto 2019, 08:52

De entre todos los parajes paisajísticos que se esconden tras las bellezas naturales de Castilla y León, se pueden tratar de establecer criterios objetivos, con perdón de la risa tímidamente contenida, en cuanto a verdor, salvajismo, profundidad de campo, iluminación, fauna observable, accesibilidad, silencio y ... concurrencia. Si realmente hubiera una especie de supercomputadora capaz de fijar estos algoritmos con mediciones neutrales, es posible que se ubique un punto exacto, ideal y que cumpla con nota sobresaliente en el mejor de los casos, o al menos con equivalente satisfacción en la mayoría de los campos preconfigurados, y que en ninguno de ellos se encuentre siquiera cerca de la zona de los Arribes del Duero, una vasta extensión que colecciona en torno a una quincena de miradores por la zona de Zamora, Salamanca y Portugal, allá donde el Duero pasa a llamarse Douro, que con todo rivaliza con honores y dignidad alguna de las estampas más ciertamente bonitas de nuestra comunidad.

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Y, con todo, hay un componente único e indistinguible de la ruta de los miradores del Parque Natural de los Arribes del Duero capaz de dar el gusto a la gente joven que concibe el viaje sin protección solar, pero no sin la carga del móvil lo suficientemente llena para sus 'stories' y sus 'boomerang' de Instagram. Una de las muchas características de la generación millenial es que, de un tiempo a esta parte, todas sus ofertas de ocio y entretenimiento (especialmente culturales y turísticas) se les ofrece en formato de lista, de logros a desbloquear, de pequeños hitos a completar: los libros, películas y discos que hay que leer, ver y oír antes de morir, las comidas que debes probar cuando viajes al Machu Picchu, las cervezas que no puedes perderte en tu visita a Bruselas... Los ránkings y las enumeraciones ordenadas (de mejor a peor, de más breve a más larga) preconfiguran el modo de disfrutar las cosas con la misma sensación de control y de culminación de tareas como más tarde han hecho los retos de pasos durante una caminata o las calorías quemadas a lo largo de una excursión. En esa línea, la presentación de visita a miradores de Arribes del Duero ofrece una ruta ordenada ya para el gusto de los viajeros más jóvenes. Las buenas fotos están ya garantizadas con unas vistas fenomenales y del todo punto impresionantes, que aseguran instantáneas de múltiples 'likes', desde el Mirador del Puente de Requejo, el equilibrio entre la elegancia de la obra del hombre y de la Madre Tierra desde el Mirador del Castillo de Fermoselle, las sinuosas curvas del río que se atisban desde el Mirador de las Barracas o los muy estimulantes y silenciosos vértigos que suscitan el Picón de Felipe, el Teso de San Cristóbal o la Presa de Almendra.

Eso sí. A diferencia de una serie de Netflix, esta ruta no se puede ver en maratón (o como dicen los entendidos, 'binge-watching'). La distancia entre diferentes enclaves y el reposo y quietud que despiden la paz que emana su visionado piden prudencia y tranquilidad para completar la lista de miradores que hay que ver antes de morir. Al fin y al cabo, partimos de la base de que nuestra vida es, o será, larga. Y además, qué caray, estamos de vacaciones.

Dos provincias, dos países

  • Aves. A lo largo de Arribes del Duero, entre Zamora, Salamanca y Portugal, se puede observar una importante comunidad de aves: la cigüeña negra, el águila real, el buitre leonado, el alimoche o el águila perdicera.

  • Artesanía. Los municipios que conforman el Parque Natural Arribes del Duero ofrecen variedad de artesanía en piel, mimbre, cerámica, forja…

  • Cruceros. El parque ofrece no solo descubrirlo con rutas a pie o a coche -solo en algunos miradores- sino también cruceros fluviales desde Fermoselle y Miranda do Douro.

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