«Hay menor riesgo para un niño en el colegio que en una terraza con sus padres»
Vuelta a clase ·
Expertos en epidemiología y salud pública señalan la necesidad de que las familias limiten sus contactos y aumentar los espacios en las aulas para luchar contra el coronavirus
La inquietud crece entre los padres ante la inminente vuelta al colegio, pero el virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu ofrece una visión más sosegada. Este doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Microbiología y Parasitología, Medicina Preventiva y Salud Pública recuerda que «los niños ... no son especialmente transmisores del virus SARS-CoV-2», a diferencia de la gripe común, que «eliminan durante más tiempo y en más cantidades». Y, aunque pueden transmitir la covid-19, los adultos son más proclives a contraer la infección por otros adultos, con los que mantienen más contactos.
Las aulas, a juicio de Ortiz de Lejarazu, no suponen una gran amenaza, si se tienen en cuenta las pautas que mantienen los niños y sus familias desde el desconfinamiento. «Creo que los niños tienen un riesgo menor en el colegio que cuando están en una terraza con sus padres. La movilidad social de los menores de 12 años está prácticamente circunscrita a lo que hacen sus padres. Hay que lograr que estén escolarizados y observen las normas. Los niños, en principio, son personas que obedecen. Cuando mis hijos eran pequeños siempre decían: 'esto lo ha dicho el profesor'. Era como si lo hubiese dicho Dios. Yo confío que esa disciplina, que algunos hogares ya tienen pero otros no tanto, equilibre el riesgo de infección», señala Raúl Ortiz de Lejarazu.
Para el virólogo vallisoletano la 'burbuja' familiar resulta esencial. «Si un niño no se infecta en su casa con sus padres y cumple las prácticas del colegio, en realidad está en una burbuja social. Otra cosa es que se infecte porque vaya a un cumpleaños y se relacione con niños más mayores. Los adolescentes sí me parecen un problema mayor, porque tienen más movilidad y ya no son tan dependiente de los padres. Estos mantienen conductas prácticamente de adultos».
La cautela es el argumento que maneja Ignacio Rosell, especialista en medicina preventiva y secretario del Comité de Expertos de la Consejería de Sanidad de Castilla y León. Rosell aboga por reducir el número de alumnos por aula para «disponer de todos los espacios posibles» en el retorno a las aulas. Esta necesidad se acrecienta en los alumnos más pequeños, que son «los que más interaccionan entre ellos». «A los alumnos de ESO o Bachillerato se les puede hacer una enseñanza por turnos en un momento dado o decir 'hoy unos tienen clase presencial y otros virtual'. Por eso ha que priorizar a los más pequeños», sostiene Rosell.
Publicidad
Control
Además, la complicada alternativa de una enseñanza 'on-line' implicaría la vigilancia de sus padres en casa, algo que los progenitores no pueden garantizar por sus condiciones laborales. «Otro punto a tener en cuenta es que, muchas veces, el cuidado de los niños recaería en los abuelos, un colectivo muy vulnerable al virus. Por eso es tan importante apostar por los niños más pequeños, buscar espacios para que haya menos alumnos por aula, mucha vigilancia y en cuanto empiece a haber algún positivo, tener medidas de control muy importantes», añade el profesor de la Universidad de Valladolid.
Cerrar las aulas no le parece una opción factible al virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu, que apunta también a la edad de los padres como un factor importante para que la percepción del riesgo sea menor. «Parece que hay un clima social en contra de abrir las escuelas, pero creo que una mayoría de los padres opina que los colegios se deben abrir. Hay padres que lo pueden vivir con aprensión, pero en general los progenitores suelen ser personas jóvenes, por debajo de los cuarenta años, y por lo tanto no tienen tampoco excesivo miedo a la infección. Lo hemos visto este verano, cuando ha bajado la media de edad de los contagios por debajo de los 40 años».
Publicidad
Ortiz de Lejarazu recuerda que el «riesgo cero no existe ni en la medicina ni en la vida» y que, aunque se han detectado casos graves de coronavirus en niños, «la frecuencia es pequeñísima». «Los niños que sufren lesiones graves o mueren en accidentes de tráfico suponen probablemente un número mayor que los afectados por covid y no vamos a prohibir el coche. Hay que asumir que el riesgo cero no existe y que la normalización de la vida va a llevar tiempo, porque la pandemia se extenderá más de año y medio», pronostica
El virólogo entiende que los profesores y los directores de los colegios tengan miedo por los brotes en sus centros, pero recuerda que «los que debemos tener cuidado fundamentalmente somos los adultos». «Somos nosotros los que contagiamos a los niños en el hogar, en la calle y espero que no suceda en los colegios. Debemos contribuir entre todos a hacer una burbuja sanitaria. Los padres han de tener cuidado con los amigos con los que van. El colegio no deja de ser una normalidad y una rutina, que es mucho más segura que la falta de rutina», argumenta Ortiz de Lejarazu.
Publicidad
Para Ignacio Rosell, afrontar la vuelta a las clases implica un «compromiso muy grande» por parte de toda la sociedad. El miembro del comité de expertos de la Junta recuerda que en España muchos niños acuden tradicionalmente al colegio con fiebre simplemente porque sus padres no disponen de alternativas y no pueden ausentarse de sus obligaciones laborales. «Aquí todos debemos ser conscientes de que hay que dar facilidades cuando un niño está enfermo para que alguien se quede con él».
El crecimiento de los casos de coronavirus en España presenta características propias, asociadas a los brotes de temporeros en comunidades especialmente golpeadas por la covid en esta nueva fase como Aragón, pero Rosell señala que existen factores de transmisión que no acaban de estar claros. «En Castilla y León ha habido una apuesta por el rastreo y la vigilancia que cumplimos. Pero hace un mes y medio nosotros teníamos diez casos por cien mil habitantes y Aragón tenía 240. No hemos hecho las cosas 24 veces mejor que Aragón. Hay componentes que se escapan. Al principio la pandemia nos golpeó mucho y hemos sido una población más consciente. Hay otros sitios más vinculados al ocio nocturno, sol y playa, un tipo de turismo que no es el de Castilla y León». Pero avisa: «Ojo a la vendimia que viene. Habrá que estar especialmente atentos».
Publicidad
Raúl Ortiz de Lejarazu apunta a la gran «socialización» como el elemento diferenciador de España. «El virus sigue estando entre nosotros. El final de las fases de la desescalada ha coincidido con las vacaciones. Los horarios aquí no tienen parangón con Portugal, Grecia o Italia. Si te acuestas antes de las dos parece que estás enfermo. Y es en esos momentos cuando uno más se puede equivocar para infectarse». El virólogo vallisoletano cuenta como anécdota significativa las dudas que tenía un amigo suyo, invitado a una boda. «Me pidió consejo y yo solo le hice una pregunta: ¿cuántas bodas has terminado sabiendo que en todo momento solo has bebido de tu copa?».
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.