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«Los científicos españoles tenemos una muy buena credibilidad fuera y bastante menos dentro», se lamenta el último Premio Castilla y León de Investigación, el virólogo vallisoletano Mariano Esteban. Él mismo es un buen ejemplo de lo que afirma pues, aunque ahora dirige el grupo ... de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biología del Csic, que prepara una de las respuestas españolas frente al coronavirus, durante más de 20 años trabajó fuera de España: en Londres, New Jersey, Gante y Nueva York. Su historia es la de muchos otros que encuentran más facilidades para desarrollar sus capacidades en otros países, debido a una insuficiente inversión presupuestaria en el suyo. Y no es por falta de talento. «A nuestros investigadores nos los quitan de las manos porque hay gente muy buena», afirma sin titubeos.
Esteban se lamenta de que en España todavía prestemos poca atención a la ciencia. «Desafortunadamente, porque la ciencia es el motor del desarrollo de cualquier país; sin ciencia no hay futuro ni progreso». Pero su impresión es que aquí «todavía se mantiene esa mentalidad de 'que inventen ellos', de Unamuno». Por ello reclama un cambio de actitud y un compromiso para aprender la lección que se deriva de la tragedia. «Es importante que un país como España, que ha apostado por sectores como el turismo, que han demostrado su debilidad en estos momentos, aunque sean necesarios, vuelva su mirada a la ciencia, a la que no se ha prestado suficiente atención, y que es clave. Estaríamos ciegos si nos olvidamos de lo que ha pasado, de las muertes que ha habido, del desastre económico que se ha producido, y volvemos a desatender la investigación», recalca.
El virólogo vallisoletano ha dedicado años de su vida a luchar contra enfermedades emergentes como el Ébola, el zika, el chikungunya y el VIH. En los tres primeros casos con éxito, pues ha diseñado vacunas con una eficacia de entre el 80% y el 100%. Sin tanta fortuna en el caso del sida, que sigue resistiéndose a los investigadores de todo el mundo. «Es un virus que cambia muchísimo y hace muy difícil obtener resultados. Su peculiaridad es, por un lado, que se integra en el genoma de los cromosomas humanos, con lo cual permanece de por vida. Y, por otro, que la proteína de la envuelta del virus, la responsable de la infección, está continuamente mutando. El mismo organismo produce muchos virus distintos al mismo tiempo de modo que es muy difícil que el sistema inmune pueda reaccionar en tiempo para eliminarlos todos. Es como las mutaciones del coronavirus, pero a lo bestia», resume de forma gráfica. La experiencia con el sida nos advierte de que el mundo de los virus es impredecible y que quizás nos reserva todavía muchas sorpresas en el futuro.
«Es importante que nos demos cuenta de que un virus ha sido capaz de destruir todo un sistema de desarrollo global, y provocar una tragedia enorme en vidas humanas, y que sólo podemos afrontarlo mediante la ciencia», recalca el último Premio Castilla y León de Investigación. «Es un éxito enorme haber logrado desarrollar tantas vacunas en tan corto plazo y con tanta seguridad. Creo que gracias a la pandemia la sociedad ha descubierto que los científicos estamos aquí para ayudar».
Aun así, está convencido de que tenemos que acostumbrarnos a la llegada de más pandemias en el futuro, y quizás más graves. «No es por asustar, pero los virus están con nosotros, cambian constantemente y, en estos momentos, con un mundo tan globalizado, se dan circunstancias que aceleran la transmisión. De modo que vamos a tener más pandemias. Como ya las tuvimos en el pasado». El investigador del Csic recuerda que él mismo padeció la gripe asiática mientras estaba interno en los maristas de Palencia «y lo pasé muy mal». Como tampoco olvida que la gripe causó más de 50 millones de muertes en 1918.
«Si miramos hacia atrás, hemos tenido el sars cov 1, el mers, o la gripe que padecenos cada año. Los virus son el microorganismo más abundante en el planeta; la mayoría no provocan infecciones en humanos, pero otros muchos sí, tanto en humanos como animales. Y este ciclo necesitamos entenderlo bien. Tenemos mucho que aprender», opina el investigador vallisoletano. Y advierte: «Si el virus de la gripe desarrollara una mutación para la que no tuviéramos vacuna, podría causar cientos y cientos de millones de muertes. Por eso tenemos que prepararnos, y la ciencia es el elemento básico para prevenir. Cualquier solución pasa por ella. Tiene un carácter pivotal».
Para alguien que trabaja él mismo en la búsqueda de una vacuna contra el Covid 19 la posición de quienes niegan que la pandemia la haya causado un virus resulta desconcertante. «Ellos mismos se niegan a sí mismos, porque no tienen argumentos. Es como lo de Miguel Bosé, que resulta patético. Basta con ver los hechos. Yo trabajo en un laboratorio y veo que, si inoculo el virus a un animal, en seis días está muerto, con un fallo multiorgánico y con los pulmones desechos, como ocurre con las personas. Eso no se puede negar. En qué cabeza cabe negar la realidad», recalca.
Quizás pueda sorprender que su equipo siga trabajando en la búsqueda de una vacuna española, cuando ya hay tantas disponibles en el mercado, pero está convencido de que la suya puede aportar ventajas significativas sobre las demás. «Lo que nos interesa es, por un lado, diseñar vacunas con alta eficacia, que induzcan respuesta inmune duradera. Y al mismo tiempo se trata de una vacuna muy estable que puede administrarse en cualquier lugar del mundo y a cualquier temperatura». Además, las pruebas que han realizado en animales revelan también una elevada eficacia frente a las mutaciones del coronavirus. «Pero ahora hay que confirmar todo esto en humanos», matiza. Esas pruebas, que están ya autorizadas por la Agencia Española del Medicamento, comenzarán en junio y se desarrollarán a lo largo del año en las distintas fases preceptivas: primero con unos pocos voluntarios, luego con varios cientos y luego con miles.
El retraso en el desarrollo de esta vacuna, que, paradójicamente fue diseñada en abril del año pasado, habla a las claras de los problemas asociados con un sector excesivamente endeble en lo industrial en nuestro país. «Hemos publicado antes que nadie, hemos ido más deprisa y diseñamos la vacuna muy pronto. Pero había que encontrar una empresa que tuviera capacidad de producción, que finalmente ha sido Biofabri, y eso ha llevado mucho tiempo». Por eso reclama atención a las tres patas que pueden ayudar a construir un futuro más sólido: «hay que reforzar la empresa, el sector sanitario y la investigación».
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