El último pleno del año en las Cortes de Castilla y León lleva dos ejercicios abonado al sobresalto. En tiempos de mayor certidumbre era la sesión en la que se debatía y aprobaba el presupuesto de la Junta para el año entrante. Ahora, no. Hace ... doce meses, PP y Vox se equivocaron al votar los presupuestos, aprobaron las enmiendas tributarias del PSOE y tuvieron que tumbar su ley presupuestaria y repetir la tramitación. Esa norma se votó en marzo. En 2021, Mañueco hizo saltar por los aires su coalición con Ciudadanos, en la víspera de la última sesión de diciembre, y convocó unas elecciones con encuestas que dibujaban un horizonte posible de Gobierno en solitario, que el escrutinio de las urnas no confirmó. Acabó cuajando un pacto con Vox. El primero de España.
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Antonio G. Encinas
Alfonso Fernández Mañueco ha dado por bueno, dos años después, ese paso. «Mañana se cumplen dos años de la convocatoria electoral y hoy, en Castilla y León hay un Gobierno útil y eficaz», ha valorado el dirigente popular. «Los hechos me han dado la razón», añadió el presidente de la Junta, al frente de un Ejecutivo con los ultraconservadores sobre el que auguró cuando echaba a andar eso de que, aprovechando que «toda España observa a Castilla y León, la vamos a poner de moda».
«¿Castilla y León seguirá de moda en 2024?», le preguntó esta tarde en el hemiciclo el socialista Luis Tudanca. «Sí» respondió Mañueco. Coincidencia en que la comunidad ha ganado eco nacional, discrepancias en el beneficio de esa relevancia. Para el presidente de la Junta, la comunidad está «de moda» por tener el mejor sistema educativo del país, refrendado por el Informe PISA, que constata que los alumnos de Castilla y León sacan un curso a la media de las comunidades autónomas. Y por el «liderazgo» en la gestión de la atención a la dependencia y los servicios sociales. O por llevar 32 meses de crecimiento interanual de afiliados a la Seguridad Social.
Para Luis Tudanca, la comunidad ha abierto informativos nacionales por protagonizar «el año de la peineta», en referencia al gesto que el presidente de la Junta realizó mientras la procuradora Rosa Rubio afeaba a Mañueco su falta de interés por una iniciativa de ayuda a los celiacos que se debatía en el hemiciclo. También por los «insultos» del vicepresidente García-Gallardo. Y por los «consultorios cerrados», además de por la contratación de «médicos 'low cost'», sin titulación de especialista.
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Castilla y León lidera la educación en España, según Tudanca, «pese» a la Junta, con un Gobierno autonómico al que acusó de no haber abonado aún a los institutos las partidas para gastos de funcionamiento del segundo semestre del año. «Gobernar, ustedes, poquito», censuró el portavoz del PSOE en las Cortes y secretario general de los socialistas de Castilla y León, que añadió que la comunidad «paga» la nómina a un vicepresidente que se dedica a «ir por toda España de turismo con un megáfono».
Mañueco encontró a Tudanca, en ese cara a cara que abría la sesión, «empeñado en echar pestes» sobre Castilla y León. «Pues parece que gestionamos con eficacia los servicios públicos, el empleo y también la actividad económica», rebatió el presidente de la Junta. Y le avisó de que el Gobierno que preside se iba a ocupar de que la comunidad siguiera «de moda» en el año entrante por «combatir con firmeza los ataques de Sánchez». El popular afeó las 'tragaderas' de la bancada socialista. «Siguen tragando y tragando sapos. El último, el pacto encapuchado», remarcó sobre los acuerdos entre el PSOE y Bildu.
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«¿Cuándo su senador autonómico (el popular Javier Maroto) llegaba a pactos con Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria también eran pactos encapuchados? ¿Consideran que Javier Maroto tiene las manos manchadas de sangre?» Patricia Gómez Urbán recordó desde la bancada socialista que gracias a los votos antes de Cs y ahora de Vox el vitoriano ocupa un escaño en el Senado en representación de Castilla y León y que siendo regidor de Vitoria, en 2011, defendió la necesidad de hablar con Bildu y «buscar consensos con todos». Fue casi el único momento en que se revolucionó el patio parlamentario. Desde el PP, Luis Miguel González Gago diferenciaba entre que Bildu apoyara iniciativas en la capital alavesa y que Maroto les hubiera hecho socios de Gobierno. «Nunca pactó con Bildu, es una mentira», esgrimió el consejero de la Presidencia. Tras él, Raúl de la Hoz, portavoz del PP en las Cortes, mandaba callar a los socialista llevándose el índice a labios. «Ante el blanqueo [a Bildu], siempre estará aquí el azulete de la abuela», subrayó González Gago.
Y luego llegó la pregunta sobre el presupuesto en el pleno del no presupuesto. La socialista Rosa Rubio primero, y el procurador de Unidas Podemos, Pablo Fernández, después, criticaron que Castilla y León fuera la única comunidad en la que no se ha empezado siquiera a tramitar el presupuesto para 2024. Eso aboca a una gestión con prórroga de las cuentas de 2023. «Menos manifestación y más gestión», resumió Rubio, tras cifrar en 46.584 los millones de euros que el Gobierno de Pedro Sánchez ha ingresado a la Junta en cinco años. «El 40% más que en los cinco años de Mariano Rajoy», remarcó la socialista. Un incremento, sobre todo el de los últimos ejercicios, que el consejero Carlos Fernández Carriedo no atribuye al mérito de Sánchez, sino al efecto que la inflación provoca en el aumento de la recaudación de impuestos.
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El pleno que cierra parlamentariamente 2023 en la comunidad continuará ese miércoles con una propuesta del PSOE para reprobar al consejero de Industria, Comercio y Empleo, Mariano Veganzones, y al vicepresidente Juan García-Gallardo. Es la cuarta reprobación en lo que va de legislatura. Los dos dirigentes del Vox han salvado el reproche político en los anteriores debates con el apoyo de los 31 procuradores del PP. Los socialistas llevan otra propuesta de respaldo a los carriles bicis y otras infraestructuras de «movilidad sostenible», convertidos en campo de batalla en capitales con gobierno del PP y Vox, caso de Valladolid, y los populares defienden una iniciativa para instar al Gobierno de Sánchez a mantener la «caja única» de la Seguridad Social y otra sobre el refuerzo de la atención a la salud mental en la comunidad.
Tudanca avanzó a Mañueco que el PSOE estaba abierto a acordar esta última, ante la necesidad de incorporar psiquiatras y psicólogos a los centros de salud y también de apoyo a colegios e institutos y la falta de estrategia autonómica en vigor y el popular volvió a reiterar que la Junta se toma en serio la salud mental. Una pequeña grieta en el habitual hormigón de la bronca entre los dos grupos mayoritarios del parlamento autonómico.
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