Las aguas revueltas del panorama político de Madrid desembocaron ayer en las Cortes de Castilla y León. Lo propició la recriminación del único procurador de Vox en las Cortes, Jesús García-Conde del Castillo, al presidente de la Junta de colaborar en la desestabilización del ... gobierno madrileño al apoyar la consejera Verónica Casado la propuesta del ministro Salvador Illa para los «confinamientos selectivos».
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«Esto no es Madrid, lo sabe; esto es Castilla y León. El señor Igea no es el señor Aguado, yo no soy la señora Ayuso, ni usted tampoco es la señora Monasterio». Alfonso Fernández Mañueco aprovechó una pregunta del parlamentario de ultraderecha para poner distancia con la dirección nacional de su partido y reforzar su posición como presidente de Castilla y León, en un debate que por momentos abandonó el barrio vallisoletano de Villa del Prado, donde se asienta el hemiciclo autonómico, y se trasladó a Vallecas.
García-Conde esgrimió desde su escaño el perjuicio de esas medidas «dirigidas contra Madrid». Aventuró que las restricciones podrían suponer «la ruina de la región más próspera» y eso «justo cuando mostraba una evolución positiva en los indicadores de la lucha contra la covid» . Una maniobra para la que el ministro Illa contó con el voto a favor de Verónica Casado, al contrario de lo que hicieron «Cataluña y las otras comunidades delPP». Cosas de la política, un dirigente de Vox defendiendo la posición de la Generalitat catalana en ese eje del bien en favor del gobierno madrileño.
Luis Tudanca, portavoz del PSOE, criticó la «letra pequeña» del anuncio de apertura de unos consultorios rurales «que dijeron que no estaban cerrados». El socialista apuntó que la Junta regula que, si no hay médicos, no abrirán; y si no hay acceso a internet, tampoco.
«Se lo digo con tristeza, cuando defendíamos que la sanidad telefónica, no es sanidad; que no se atendían las enfermedades que no eran coronavirus, solo recibíamos de ustedes desprecio y lo que digamos en este pleno no será nada en comparación con lo que diga Lidia de la muerte de su hermana Sonia, tras cuatro meses sin conseguir que la viera el médico», argumentó Tudanca.
Mañueco lamentó el caso y acusó a Tudanca de «hacer política con el dolor humano». También de «hablar mal de Castilla y León» al incidir en la pérdida de habitantes de la comunidad. 146.178 residentes, en los últimos años, a los que se suma la proyección del INE de que uno de cada diez empadronados en Castilla y León dejará de estarlo en los próximos 15 años. «Es su fracaso», remarcó Tudanca en referencia a la etapa de 33 años gobiernos del PP.
El presidente replicó que en la reclamación de un pacto de estado para atajar la despoblación están socialistas como García Page o Lambán y también la secretaria general de Reto Demográfico, Elena Cebrián. El dirigente delPP pidió a Tudanca su apoyo para defender ante Pedro Sánchez que los fondos europeos atiendan el reto demográfico. Mañueco hará una ronda entre los grupos parlamentarios previa a la Conferencia de Presidentes que se celebrará el 26 de octubre para ver en qué se emplean los 140.000 millones del fondo de la UE.
«¿Ha tenido en sus manos la vida de alguien y se le ha ido?», recriminó Francisco Igea, vicepresidente de la Junta y especialista de Digestivo, al socialista Diego Moreno, que acusó a la Junta de tener la sanidad «secuestrada» de forma que los pacientes no podían acceder al médico. Las referencias a Sonia Sáinz-Maza, fallecida de cáncer tras cuatro meses sin lograr una consulta cara a cara, molestó a Mañueco, a Igea y a la consejera Casado. Esta última volvió a tender la mano a los de Tudanca: «Echo de menos que trabajen conmigo, atacar es muy fácil».
Diana de críticas fue la consejera de Familia, por su gestión y la negativa a dar datos de muertos en geriátricos privados. «Quien algo oculta, algo teme», arremetió Patricia Gómez (PSOE). Pablo Fernández (Podemos) invitó a Isabel Blanco a dimitir por «incompetente» y aseguró que el informe sobre las residencias está hecho «para salvar su culo». Literal.
García-Conde recordó cómo Pablo Casado atribuyó el voto de Castilla y León a que la consejera era «de Cs» y eso lo condimentó con la «influencia que el señor Igea» puede tener en los movimientos que perturban la coalición que hizo presidenta a Isabel Díaz Ayuso. Ahí fue donde el Fernández Mañueco visualizó la línea divisoria de Guadarrama y se preparó para separar Madrid de Castilla y León y a los políticos madrileños de los de aquí, poniendo distancia con la propia Isabel Díaz Ayuso y con Pablo Casado.
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Fernández Mañueco recordó que su Gobierno fue el primero en pedir el Estado de Alarma y también criterios comunes para las 17 autonomías. Subrayó que él lo hizo el 19 de abril, «pensando en la vida y en la salud de las personas», apuntó. El presidente de Castilla y León añadió que eso era lo que se votaba en la reunión con el ministro Illa, cinco meses después. «Lo hemos defendido por coherencia, no contra o a favor de alguien. Estuvo la consejera de Sanidad, si hubiera estado yo mismo la decisión hubiera sido la misma, invariable. Ante el debate de la vida y la muerte, de la salud, coherencia», zanjó Mañueco. En respuesta a Vox, y crecido ante Casado, Pablo Casado.
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