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«Estamos desesperados». Así define su situación Maika Espinilla, maitre y copropietaria del restaurante La Viña de Patxi, especializado en pescados y carnes ... rojas. Ella y su marido Patxi Irisarri están haciendo lo posible por salvar su empresa, en la que llevan poniendo todas sus ilusiones y esfuerzos desde 2002. Asegura que viven al día y que todos sus ahorros personales «ya se los ha comido la empresa». Debido a las restricciones, trabajan con la persiana del negocio echada. Para seguir subsistiendo, han recurrido al servicio de recogida en el local y de entrega a domicilio. Pero los números no salen.
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En marzo, este matrimonio de hosteleros solicitó dos créditos ICO en dos entidades bancarias diferentes. Entonces nadie pensaba que la crisis sanitaria iba a alargarse tanto. Actualmente están en trámites de solicitar un tercer ICO, que todavía no les han concedido y con el que podrían empezar a pagar los dos primeros. No saben si se lo concederán. «Aquellos ICO los destinamos a pagar el alquiler, luz, agua, gas, seguros, asesorías y parte de los seguros sociales de la plantilla. Ha sido mucho tiempo el que hemos estado parados o trabajando a medio gas. Ahora los bancos no hacen más que ponernos trabas. Nos dicen que como tenemos los números en negativo, no nos pueden conceder otro crédito ¿Y entonces cómo lo hacemos? Qué alguien nos diga cómo lo hacemos», dice Maika.
Las esperanzas en 2021 se han desvanecido. Su facturación se sitúa un 90% por debajo de lo habitual. «Así no pueden seguir», asegura esta hostelera. «Muchos compañeros del sector han preferido cerrar antes que meter más dinero en la empresa. Nosotros hemos optado por hipotecar nuestro dinero y nuestra vida personal para salvar el negocio por el que tanto hemos luchado. Tenemos muchos empleados y llevamos toda la vida en esto. Queremos que se sepa que la hostelería no es la culpable de lo que está pasando. No entiendo que por vivir en Castilla y León, no podamos trabajar y, en cambio, sí que estemos obligados a pagar. Lo lógico y lo justo sería pagar en proporción a lo que te permitan trabajar», remata la hostelera.
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