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Luis Fernández Pérez, de 81 años, posa en el salón de su casa de Valladolid. Gabriel Villamil
Luis Fernández: «La residencia es como un hotel de cinco estrellas, pero yo todavía me veo bien»

Luis Fernández: «La residencia es como un hotel de cinco estrellas, pero yo todavía me veo bien»

Este hombre de 81 años ya lo ha probado: la Junta y Acalerte retoman su apuesta para que los mayores de 65 años puedan trasladarse, comer y dormir en centros de la comunidad durante las fiestas

Martes, 17 de diciembre 2019

La casa de Luis Fernández Pérez está llena de color. Decoración en naranja y blanco, estampitas, alguna fotografía. Natural de Valladolid, a sus 81 años guarda entre sus recuerdos un pasado de sastre. Señala que como aprendiz conoció a Don Miguel Delibes y le llevó algún que otro traje a la redacción de El Norte. «Un hombre muy simpático, pero muy despistado», se sonríe, y habla de cómo comenzó, con apenas 11 años. Su futuro inmediato anuncia unas navidades en casa de otra familia, no de sangre, sino 'de adopción'. Esta familia, que tanto le aprecia, le acogerá esos días como si fuera uno más.

Aunque ahora está feliz, sufre aún al echar la vista atrás. «Caí en picado a los 70 años, perdí peso y veía muchos desprecios en mi familia, si es que se la puede llamar así», recuerda, con la voz medio temblequeante. Ahí fue cuando se puso en contacto con su mutua para buscar una compañía alternativa en Navidad, y allí le recomendaron la residencia El Castillo, en Cabezón de Pisuerga. Durante seis años pasó en el centro estas fechas tan señaladas, en compañía de amigos como José Luis, médico de profesión, y compañero para compartir langostinos o lechazo.

Define la experiencia como agridulce, aunque él la guarda con cariño. Agridulce, se explica, porque a veces, los compañeros de mesa ya no están. «Y sin embargo, una señora que llevaba lo menos veinte años en la residencia me reconoció al instante cuando fui el año pasado», evoca, «se alegró mucho de verme». A todo responde Luis con buenas palabras: la directora es para él extraordinaria; el personal, muy bien; las habitaciones, estupendas.

«Una residencia es como un hotel de cinco estrellas», expone. «Allí te cuidan muy bien, pero mientras me vea bien, prefiero mi casa», confiesa. «A mí me gusta madrugar mucho, voy a misa, a mis recados... y soy muy casero», completa. No es que no tenga libertad en la residencia, sino que le cambiaría sus rutinas. Rutinas como andar sus cuatro o cinco kilómetros diarios, ir a su iglesia- la de Santiago- o tomarse unos 'chatos' con su amigo Odonel. Su leche, su pan con miel, su fruta.

Gestionar la soledad

En este sentido, la Junta presentó este martes una propuesta por Navidad que oferta a los mayores de 65 años combatir la soledad con comidas, cenas y noches en uno de los 230 centros de Castilla y León (45 en Valladolid provincia).

El trasfondo es serio: hasta un 32% de las personas de avanzada edad que pasan solas las fiestas lo justifica con que no tiene relación con sus familiares, según una encuesta de ThyssenKrupp que ponen sobre la mesa Alcalerte y la Junta. Un 21% está solo porque su familia viaja y un 15% lo achaca a la distancia, a no vivir en el mismo sitio. Uno de cada diez cena solo esas noches porque sus familiares visitan a su familia política y un seis por ciento reconoce, llanamente, que quiere estar solo.

«Pretendemos que esa soledad no esté mal gestionada y ofrecer recursos para que estas personas vivan donde quieran, pero tengan acompañamiento», destacó en la presentación de esta edición el director general de Personas Mayores de la Junta, Pablo Rodríguez.

Flexible y gratuito, el programa 'Ninguna persona mayor sola esta Navidad', propulsado a través de la Asociación de Residencias de Tercera Edad en Castilla y León (Acalerte) atiende de manera integral a los ancianos en este proceso y apuesta por la calidad, y no tanto por batir récords de asistencia. «Creo que esta iniciativa lo aglutina todo, aunque lo haga en un momento muy puntual», valoró Rodríguez. Los interesados pueden llamar y solicitar que les recojan en su domicilio con transporte del centro o público (taxi). Pueden acudir a merendar o cenar, quedarse a dormir en la misma residencia e incluso compartir desayuno y comida el día después de las veladas y volver a su casa a media tarde.

Diego Juez, de Alcalerte, y el director general de Personas Mayores, Personas con Discapacidad y Atención a la Dependencia de la Junta, Pablo Rodríguez, durante la presentación de 'En Mi Casa'. C. R. M.

El representante de Acalerte, Diego Juez, aseguró que todas las peticiones se atienden, y que a menudo estas vienen porque una amiga o un hermano, por ejemplo, residen en el centro. Se fomenta así la reunión. Después de once años con 'En Mi Casa', ha constatado que el recurso da muy buenos resultados y que existen «ejemplos muy bonitos» de acogida y socialización entre los residentes y los invitados. Juez también reseñó una importante labor profesional, con 6.600 trabajadores dedicados al cuidado de personas mayores en Castilla y León.

El representante de Acalerte también pidió empatía para los que prefieren permanecer cerca de sus hogares en estos días: «Vemos a los mayores desde la edad que tenemos nosotros, no desde la suya», recuerda.

Las noches que Luis recuerda y cuenta incluían la llegada de alguna compañía para disfrutar de una obra de teatro, la organización de sorteos o el intercambio de regalos. Sí, en una residencia no habrá churros a las seis de la mañana tras una Nochevieja de discotecas pero, en la mayor parte de casos, similares al de Luis, tampoco se desea eso. Después de las uvas y una pequeña celebración, los churros esperarán a la mañana siguiente, para compartirlos juntos.

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