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En Castilla y León, en la actualidad, hay 101 menores en espera de un hogar temporal y de una familia que los cuide y los quiera. Tienen entre 0 y 17 años y han sido separados de sus familias de origen por diferentes casuísticas que ... les ponían en riesgo, bien porque no les proporcionaban los cuidados y la atención que necesitaban, o bien por ser víctimas de negligencias y/o malos tratos.
La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, a través de la Gerencia de Servicios Sociales, desarrolla con éxito desde 1989, el Programa de Acogimiento Familiar, que trata de que los menores vivan en un entorno estable que responda a sus necesidades físicas, emocionales, cognitivas y sociales, y que les ayude a superar las situaciones de abandono, negligencia o maltrato vividas. Todo, hasta que el menor pueda retornar con su familia o en el caso de que esto no sea posible, se disponga para él de una medida alternativa más definitiva, como puede ser la adopción. Para que este programa sea efectivo, se cuenta con Cruz Roja Española como entidad colaboradora que participa de todo el proceso.
Actualmente, en Castilla y León hay 341 niños acogidos en 188 hogares (muchos de ellos son grupos de hermanos a los que se intenta no separar). Hay, además, otras 59 familias activadas, que están a la espera de formalizar un acogimiento. De los 101 niños que permanecen en lista de espera, 87 tienen entre 7 y 17 años y de éstos, el 22,63% pertenecen a un grupo de dos o tres hermanos y el 16,09% por sus características, circunstancias y/o necesidades, esperan familias especializadas.
El requisito primordial para poder convertirse en familia de acogida es la ilusión por recibir en su hogar a uno o varios niños. Puede tratarse de familias monoparentales, biparentales o con otro tipo de estructura. Tampoco importa el género ni el estado civil. Eso sí, se prefiere que sean mayores de 25 años y con una situación familiar, laboral, económica y social estable, y con espacio y condiciones de habitabilidad en la vivienda. El tiempo de espera de las familias desde que se incorporan a la Bolsa de Familias de Acogida, hasta que se formaliza un acogimiento familiar, es variable debido a que está en función del ofrecimiento que realice la familia, de sus características y de las necesidades que presenten en ese momento los niños y adolescentes en situación de desprotección.
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Aquellas familias interesadas en acoger a un menor, pueden solicitarlo a través del teléfono 012 o en el mail familiasacogidacyl@cruzroja.es. Deberán pasar una entrevista con los profesionales del programa y someterse a una formación que no es vinculante, ya que a posteriori pueden decidir no seguir adelante con el acogimiento. En ese curso se ofrece formación sobre materias vinculadas con la crianza y las relaciones personales que es impartida por técnicos expertos y también por familias que ya han pasado por la experiencia de acoger. La familia recibe, además, una visita a domicilio por un equipo de Cruz Roja y una vez superados esos trámites debe definir su ofrecimiento, bien para niños menores de 6 años, o para niños a partir de los 7 años o con características especiales. «Es importante destacar que el acogimiento es algo temporal y de carácter transitorio. Lo que hacemos es trabajar para lograr el retorno con la familia de origen, por lo tanto, siempre mantenemos el vínculo y mientras ese retorno no se pueda producir, es la familia de acogida la que da respuesta a las necesidades de los niños y adolescentes. Si hay despedida y el menor vuelve con su familia, es que hay éxito. La diferencia con la adopción es que ésta se trata de una relación materno-paternofilial permanente, donde la familia de origen no va a estar presente», informa Pamela Galdo, técnico de Cruz Roja del Programa de Acogimiento Familiar. «Siempre estamos buscando nuevas familias para el programa, porque las casuísticas y necesidades de cada menor y las habilidades de cada familia son diferentes. Teniendo un amplio número de familias en bolsa, podemos dar respuesta a más niños. Los 101 menores que hay actualmente en espera, es porque no hemos encontrado una familia en la que por sus necesidades y características puedan encajar», prosigue.
Cuando los pequeños salen de sus casas de origen, primero se explora la posibilidad de que se queden al cuidado de la llamada 'familia extensa': abuelos, tíos u otros familiares. Si no hubiera o ésta no tuviera capacidad para hacerse cargo, entonces se busca una familia de acogida. El proceso de acogimiento siempre da comienzo con una fase de reconocimiento entre ambas las partes, para que el inicio de la relación sea progresivo y se genere un vínculo estable y una confianza antes de pasar a la convivencia. Hay diferentes tipos de acogimiento. Por un lado está el de urgencia «que son familias que dan una respuesta rápida hasta que haya una medida más estable para el menor. En este caso se trata de niños de entre 0 y 6 años ya que tratamos de que no pasen por recurso residencial. Cabe destacar que también existen actuaciones de apoyo para las familias de origen, para tratar de reconducir la situación que llevó a no poder atender a sus hijos», explica Galdo. También está el acogimiento temporal que sería por un máximo de dos años y el de carácter permanente que se produce cuando el retorno con la familia de origen no se puede producir y se puede alargar hasta la mayoría de edad. «Siempre se ajustan los tiempos al caso de cada niño y adolescente protegido. Al cumplir los 18 años, tanto el menor como la familia, son los que deciden si quieren mantener la convivencia, o si se emancipa. En el caso de que ambas partes quieran seguir conviviendo, hay una prolongación de actuaciones para seguirles acompañando y dándoles soporte hasta los 21 años», añade.
Otro modelo de acogimiento es el de vacaciones para niños y adolescentes mayores de 7 años. Se trata de una alternativa favorable, que propicia su integración en un entorno familiar adecuado, que da cobertura a sus necesidades, refuerza su desarrollo personal y permite que adquiera capacidades relacionales dentro de un contexto familiar. Los menores, tras la finalización del acogimiento en vacaciones, retoman su dinámica en el centro de protección. «Animamos a todas las familias que tengan carácter voluntario y solidario, que sean sensibles con la infancia y quieran aportar a nuestra sociedad, que se pongan en contacto con el teléfono 012 de la Junta para informarse sobre este proceso. Es una experiencia que enriquece a todos niveles y a todas las partes», invita la técnico de Cruz Roja.
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Para la familia acogedora, además de la formación inicial, a lo largo de el todo el proceso reciben asesoramiento y orientación y cuentan con un servicio telefónico de emergencia las 24 horas. Además, reciben un apoyo económico exento de IRPF, ayudas que se prolongan tras la mayoría de edad, en el caso de que tanto el menor como la familia deseen permanecer juntos. En cuanto al ámbito laboral, los padres de acogida tienen el derecho de solicitar bajas por maternidad y paternidad cuando el acogimiento sea superior a los 12 meses, así como permisos para la asistencia a las sesiones formativas. En el ámbito educativo, cuentan con una serie de beneficios como la prioridad en la escolarización de los menores y becas para la adquisición de libros de texto.
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