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He aquí un labrador con un alto sentido del honor y del deber. Julio López, abulense de Tornadizos, que durante la friolera de 22 años ... dirigió el sindicato Unión de Pequeños Agricultores en Castilla yLeón. En pocos días se cumplirá un lustro de su salida de la primera línea de acción sindical y en ese tiempo se ha adaptado de nuevo a ver la vida sobre el tractor. De ahí que sus principios sigan anclados en el honor de caminar con la cabeza bien alta por cultivar la tierra de la que salen los productos que a diario están en las mesas de cada casa, y en el deber de seguir haciendo algo por los demás. Solo así se entiende que el año pasado diera el paso de integrarse en una lista municipal en Arévalo, donde es concejal de gobierno.
–Teníamos pocas cosas adversas en el sector agrario (precios, PAC...) y llegó el coronavirus...
–Esta va a ser muy gorda a todos los niveles, también en el sector agrario. Pero a nosotros nos ha pasado una cosa muy curiosa: hemos pasado de unas movilizaciones a nivel nacional tremendas y resulta que llega el coronavirus y decimos: Aquí estamos y seguimos manteniendo lo que es un eje fundamental de la vida, la alimentación'. Debería darse cuenta toda la sociedad de lo importante que es el sector primario; esto debería servir para reflexionar.
–¿En las cosas importantes? ¿Cuáles son las cosas importantes?
–Es para que la sociedad en su conjunto empiece a valorar muchas cosas: empezando por la sanidad pública, siguiendo por el sector primario... Esas son las cosas fundamentales. Una persona cuando llega a la vida se encuentra con tres necesidades básicas: poder alimentarse, tener un abrigo y disponer de un techo. Si tienes esto, tendrás lo imprescindible para empezar a vivir.
–Ya, pero es que veníamos de una crisis financiera que nos había dejado temblando como país.
–De la crisis que tuvimos hace 8 o 10 años, resulta que ha habido una cantidad de gente que se quedó sin vivienda, sin dinero, sin trabajo, con hipotecas y se han quedado en una situación lamentable; se ha ido medio desmantelando la sanidad pública y no se ha tenido en cuenta al sector primario. Nos hemos quedado sin gente en los pueblos; cuando hemos tenido que echar mano de la sanidad hemos encontrado que no teníamos ahí dónde agarrarnos y con qué cubrirnos la cara... ¿Sabe qué reflexión saco de esto?
–Póngala sobre la mesa.
–Lo triste de esto es que vamos a aprender muy poco. Hay amigos que me dicen que cuando salgamos de esto no va a haber quién lo conozca. Y les digo: Mirad, quien ha entrado estúpido en la pandemia va a salir más estúpido y el que era sinvergüenza va a ser más sinvergüenza. No vamos a cambiar, creo yo; lamentablemente. Toda esa gente que enseña la banderita, utiliza a los muertos, pero no se acuerdan de los que están en primera línea de la covid-19, que no tienen protección. ¡Y tenemos 50.000 sanitarios infectados!
–¿Tanto se habían despreciado algunos valores que ha hecho falta una pandemia para que mucha gente haya vuelto a mirar al medio rural como espacio de valor y calidad de vida?
–¡Claro, claro! Pero qué triste fue cuando empezaron a salir de Madrid los primeros días, gente que se iban a las zonas de Segovia y Ávila de forma irresponsable, también por desconocimiento y con falta de medidas... Pero sí, de alguna manera buscaban el refugio del medio rural. Volvía a los orígenes el que tenía posibilidad. ¿Pero qué les ha pasado? Que han vuelto en medio de esta tormenta al medio rural y al llegar han visto que hay muchas cosas que no se pueden recuperar, lamentablemente.
–Desprende un tono pesimista...
–Pues... No sé. Yo tengo ya 65 años. Mi vida ha sido la agricultura. He tenido la gran oportunidad de conocer parte de otra vida, mucha gente, de la cual he tratado de aprender todo lo que he podido. Mi formación, desde luego, es mínima, porque es que es así, pero, ¿cómo es posible que los problemas que planteábamos hace 30 y 40 años se sigan planteando ahora?
JULIO LÓPEZ
–¡Hombre! ¿Tan poco se ha avanzado en cuatro décadas?
–¿No nos dábamos cuenta de que estábamos expulsando a la gente del medio rural? ¿No nos dábamos cuenta de que en lugar de hacer políticas integradoras las hemos hecho de alguna forma para que se fueran? Si apostamos por macroexplotaciones, ¿no se dan cuenta de que para conseguirlas hay que eliminar a muchos pequeños profesionales? Te da mucha pena, mucha. La calidad de vida que se tiene en el medio rural, las posibilidades que hay, ¿y es ahora cuando se demuestra que se puede trabajar en un pueblo si tienes Internet? ¿Que necesitas la mitad de gasto si vives en un pueblo que si trabajas en una ciudad? ¿Pero por qué no se han hecho esas políticas?
–¿A qué lo achaca usted?
–Te cabreas porque te dicen los políticos que sí les interesa la población rural y solo encuentras discursos vacíos. Hacen jornadas, pero a la hora de la verdad ni se han preocupado ni les preocupa porque claro que son más caros los servicios públicos en el medio rural, pero al final... Mire, estoy en un pueblo de 18 vecinos y aquí viene el médico cuado viene, la enfermera cuando viene... Esto es lo que se va a quedar, los enfermeros, pero sin médicos en los pueblos, y cerrarán los consultorios. Lo de los pueblos no va a cambiar nada: no les interesa a los políticos porque no hay votos.
–Escuchándole, y pese a que va a hacer un lustro que salió de la primera línea de accion sindical agraria, pareciera como que no hubiese completado la descompresión... ¿O sí la ha hecho?
–Totalmente. ¡Nunca dejé de ser agricultor! Solo he vuelto a la oficina de mi sindicato a hacer trámites vinculados a mi profesión, pero no he vuelto a participar sindicalmente en nada de nada.
–¿Y por qué desarrolla tan radical forma de actuar?
–Porque no he querido ser un incordio para nadie. Si yo opinase de una manera diferente, que lo habría hecho porque no me callo, pues lo más lógico es que me hubiesen dicho que no me hubiera ido. Otra cosa son las razones por las que me marché, que de todo hay en la viña del señor, pero bueno...
–A ver si ahora va a descubrir que no se marchó por el lógico cambio de dirigentes y los años de desgaste sino porque no le salía su proyecto...
–Es que es así. Si tu tienes un proycto y eso no encaja en tu organización... Yo siempre he hecho sindicalismo para unir al sector agrario, para tener fuerza, y cuando esos proyectos no salen, uno se marcha y no pasa nada, nada.
–A sincero no parece que le gane nadie. Ya puestos a sincerarse, ¿es ahora más feliz que cuando dirigía UPA Castilla yLeón?
–He sido siempre muy feliz con lo que he hecho, he trabajado todo lo que he podido, he dado todo lo que he podido donde he estado... Disfruto de lo que hago porque las cosas las hago con pasión. Siempre que puedes hacer algo por los demás, el lugar en el que lo haces no importa; importa lo que haces. ¿Cómo no vas a ser feliz estando convencido de que lo que haces es bueno para quien representas? Poder hacer algo para los demás es un lujo. He sido muy feliz haciendo sindicalismo agrario y, cuando he dejado el sindicalismo, he seguido siendo feliz porque he tenido otras vivencias. Yo jamás he llegado a acompañar a mis hijos en la fiesta del colegio en Navidad,... Nunca me lo han echado en cara, y se lo he gradecido, pero para hacer unas cosas has de dejar otras.
julio lópez
–¿Duerme a gusto? ¿No le asalta el remordimiento de haber dejado algo sin hacer?
–Antes me acostaba con muchos problemas porque los problemas de mi gente siempre los he hecho míos. Y lo daba vueltas y vueltas hasta que caía dormido. Ahora, no. Puedo acostarme pendiente de la presión en el cañón de riego para saber si llegaría al final de la parcela o no. ¡Ya ve qué diferencia! Es otra vida distinta.
–¿Una vida al ralenti? ¿Más calmada, más sosegada?
–Totalmente. No tiene nada que ver. De entrada, llevo años volviendo a comer en casa, que estuve muchos sin hacerlo. Los fines de semana son ahora relajados, cuando antes concentraba en ellos las tareas de mi explotación agraria porque durante la semana estaba dedicado al sindicato.
Especiales coronavirus
–Y habiendo vuelto a saborear la calma, que a las primeras elecciones municipales que se le cruzaron en el camino entrase usted en una lista y ahora esté en el equipo de Gobierno de Arévalo... ¿Es que no sabe estar quieto?
–Son circunstancias en la vida. Jamás pensé en ser concejal. Menos aún en saltar del sindicalismo a la política local. Pero había un desmán grande en el Ayuntamiento de Arévalo, tras años de gobiernos del PP, y me plantearon que tanto quejarnos, tanto quejarnos era hora de hacer más. De un grupo de trabajo salió una candidatura y, ya ve, igualamos al PP en concejales y, con el apoyo del PSOE a nuestro candidato, estamos gobernando. Todos los días del año, fines de semana incluidos, estamos en el Ayuntamiento, ayudando al alcalde. Sin sueldo; solo el alcalde. Y trabajamos para el pueblo lo mejor que sabemos y podemos. Pero es que a mí me sobra tiempo.
–¡Qué dice! ¡Con lo cotizado que está el tiempo!
–Organizándote bien, te acaba sobrando tiempo.
–Pocos pueden decir hoy en el mundo que les sobre el tiempo.
–Me sobra tiempo porque aprovecho mucho el que tengo. Es así.
–Ni su hijo ni su hija se dedican al campo. ¿Se empeñó usted en que fuera así o la vocación de ellos no era agraria?
–Les he dejado libertad. Siempre insistí en que se formaran, porque la formación es básica. Yo me quedé en el campo porque me gustaba y a mis hijos jamás les he dicho nada del campo. A mi hijo le pregunté un día si le gustaría hacer Agrarias y me dijo: 'No, Industriales'. Pues hala, Industriales. Es más, no utilicé a mis hijos para hacer un plan de relevo y llevarme la pasta como han hecho otros. Ni se me pasó por la cabeza.
julio lópez
–¿Puede un joven tener interés en quedarse ahora en el campo? No lo digo tanto por el estado interno del sector como por la falta de igualdad de oportunidades entre el campo y la ciudad.
–Muchos jóvenes que se incorporan al sector agrario lo hacen porque les gusta y porque son buenos profesionales. Los hay muy buenos, siendo como son muy jóvenes. Hoy en el sector agrario tienes que ser muy bueno: no vale quedarse porque tu padre tenga tierras. Hoy quien se queda se juega el dinero, ha de tener muy buena explotación y ha de mostrar que le gusta. Otra cosa es el padre que usa a sus hijos para sacar perras de Bruselas. Pero hoy el sector agrario está muy profesionalizado, cuesta dinero producir y los márgenes son muy estrechos. Y no puede ser que algunos dirigentes agrarios estén todo el día diciendo que esto es la ruina, que es la ruina... ¡¿Pero cuántas veces se han arruinado?! ¡Mentira; es mentira! Trabajando, ganas para vivir y con una calidad de vida muy superior a cualquier salario. Eso sí, cada uno sabe lo que hace en su casa.
–¿Ha dejado el campo de ser el sector en el que uno se ganaba el pan con el sudor de la frente?
–Sigue siendo un sector en el que ganas el pan con el sudor de tu frente. Se trabaja de otra manera, es verdad, porque hay una maquinaria maravillosa, pero carísima, lo que lastra las amortizaciones.Pero llevando la explotación bien y siendo equilibrado en las inversiones, para sacar un salario muy decente por encma del salario medio que hay por ahí, por supuesto que se saca. Y la calidad de vida no tiene nada que ver con lo que hay en otros sitios.
JULIO LÓPEZ
–Con el saber y la experiencia que acumuló en la lucha sindical agraria, ¿desde que dejó la dirección regional de UPA ha acudido alguien pidiéndole opinión, asesoramiento, consejo?
–Sí. Eso es un orgullo. Ha habido gente que me ha pedido incluso que le recurriera alguna cosa, o que echara una mano en la comunidad de regantes... Siempre he estado dispuesto a ayudar a todo el mundo. Eso es una satisfacción incomparable. Eso sí, siempre lo he hecho con una condición: eso solo lo sabemos quien lo pide y yo que me pongo a echar una mano. Aunque solo sea escuchar. Siempre que alguien me ha pedido algo, me he movido.
–A sus 65 años, ¿tiene decidido qué quiere ser de mayor?
–Quiero seguir siendo feliz con mi mujer y mis hijos y hacer todo lo que pueda por quien pueda, con mis errores y defectos, que tengo muchos; eso sí, tambien tengo alguna virtud, la de seguir siendo leal con la gente; de ahí que las traiciones me duelan mucho.
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