Juan Francisco García Marín, rector de la Universidad de León: el veterinario peleón

La ceja izquierda de Juan Francisco García Marín se eleva por encima de la derecha en una curvatura que, desafiando a la gravedad, le concede un aura afable. Ellas son las que marcan el ritmo de una conversación que se dispara cuando el rector habla de la importancia que tiene la universidad para la provincia de León. Ahí la suavidad con la que departe sobre su vida se desvanece y da paso a un ligero temblor de su poblado bigote. Desde el día que decidió presentarse al cargo ha defendido que la ULE es una de las instituciones más importantes de León, una de las principales industrias de la zona.

Licenciado en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza, consiguió el doctorado por esa misma universidad. Catedrático de Sanidad Animal, con especialidad de Anatomía Patológica en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, fue decano de su facultad entre 2002 y 2010. Tiene una amplia experiencia investigadora en el campo de la patología de las infecciones microbacterianas, principalmente en las enfermedades de paratuberculosis y tuberculosis en rumiantes y en la enfermedad retrovírica del ovino Maedi-Visn.

Un currículo fascinante para un hombre que llegó al exigente universo docente universitario por casualidad. Porque él, que había estudiado veterinaria, trabajaba en el mundo rural cuando recibió la llamada del profesor Juan Badiola. En una conversación rápida le instó a presentar la solicitud para una beca investigadora con la que podría iniciar su doctorado. Tras más de un año de espera, Juan Francisco García Marín continuaba ejerciendo como veterinario y aquella beca que había presentado figuraba ya en un tiempo pasado. Hasta que Juan Badiola se volvió a poner en contacto con él para confirmarle que se la habían concedido. El resto forma ya parte de la historia de su vida. Tras el doctorado dio clases en la Universidad de Zaragoza y luego consiguió la cátedra en la Universidad de León, donde ha desarrollado una parte de su actividad docente e investigadora.

Y nunca ha sido un profesor universitario al uso. Juan Francisco García Marín acudía a la Universidad de Zaragoza en su Lambretta, en una estampa tan cinematográfica como la de 'Vacaciones en Roma'. Luego, ya en León, cambió la clásica Lambretta por una 'scooter' de gran cilindrada con la que puede ir más allá de la ciudad para hacer escapadas donde devora la carretera sobre las dos ruedas.

Profundamente implicado con los agricultores y con la producción de carne, su apoyo al sector le ha llevado a enfrentarse en casos a la administración, lo que saca a relucir su carácter peleón tras su apariencia tranquila. Juan Francisco García Marín ganó las elecciones para su reelección con el apoyo de los estudiantes, que le consideran un profesor con las ideas muy claras. Tal vez por eso él echa tanto de menos dar clase. Entusiasta de su campo, comprometido con sus estudiantes, impartía su asignatura sin clases teóricas puras, dando importancia a los seminarios prácticos. Solo los compromisos del rectorado le han alejado de las aulas, el lugar donde se sintió más cómodo. Ahora siente que la Universidad de León necesita un impulso para seguir siempre hacia delante. Tranquilo y volcánico a la vez, Juan Francisco García Marín conduce por los pasillos de la ULE al mismo ritmo que recorre las calles de León con su 'scooter'.