El catedrático salmantino José Sarrión. Foto Lorrys

José Sarrión: «Con las redes sociales, el rico lo tiene más fácil que nunca para manipular»

Profesor de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Pontificia, defiende que «Internet, que nació como sinónimo de libertad, hoy es el emporio de cinco empresas»

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 19 de febrero 2022, 08:30

He aquí un pensador de nuestro tiempo que, pese a su juventud, acumula suficiente experiencia como para que en el mundo de la Filosofía y de la Enseñanza su opinión sea tenida muy en cuenta. José Sarrión (Cartagena, 1982), salmantino de vocación y ejercicio vital ... diario; tanta y tanto que es profesor en las dos universidades asentadas en la capital del Tormes. Doctor en Filosofía, durante cuatro años (2015-2019) vivió la política activa en primera línea en un escaño de las Cortes por IU. Fue un paréntesis vocacional, que no interrumpió su dedicación permanente a la Filosofía, a la docencia y a la investigación, en la actualidad inmersa en analizar la influencia de las redes sociales en el ser humano.

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–¿De dónde le viene el interés por la Filosofía?

–Mis padres son licenciados en Filosofía y eso ayuda. Mi padre, especialista en Antropología Social y Cultural y en Filosofía Africana, y mi madre experta en Kant. Pero yo iba para ciencias.

–En casa del herrero...

–El BUP lo hice con la idea de estudiar Exactas. Pero a los 15 años mi interés por la Literatura era mayúsculo y, especialmente, por la Filosofía. Y esta tuvo mucho que ver en mi interés por la política. Me afilié a las Juventudes Comunistas con 15 años.

–Usted se declara marxista.

–Sí. Ningún marxista hoy es acrítico, ni manualístico. Hoy se practica un marxismo crítico, abierto, heterodoxo, complejo, de diálogo con distintos autores, con escuelas diferentes, que no siempre opinan lo mismo.

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–Su afiliación al PCE coincidió con el declive del partido...

–Casi. Me afilié en 1998 y el hundimiento de IU fue en 1999.

–¿Nadie ha mirado si hubo relación causa-efecto entre su llegada y el hundimiento?

–¡Espero que no, espero que no!

–Pero no se afilió por que IU tuviera más o menos votos, ¿no?

–Cayeron en mis manos el Manifiesto Comunista, novelas políticas e históricas... Preston, Gibson. Y en España Julio Anguita hacía políticas desde la Ética y la Pedagogía.

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–Eso consistía en...

–Él iba a negociar un presupuesto y no hablaba del 1% de tal o cual sino que planteaba un modelo de Estado y de sociedad hasta las últimas consecuencias. Eso me atraía de IU: fuerza, sin miedo, un modelo alternativo de sociedad.

José Sarrión, durante la entrevista. Foto Lorrys

–¿Se impuso en usted la política a la filosofía o fue al revés?

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–Al final lo que acabé investigando fue Filosofía Política. Lo que conseguí fue el equilibrio ideal.

–Salomónica acción...

–La Filosofía Política tiene los dos elementos esenciales de mis dos grandes pasiones. La parte del razonamiento sosegado y riguroso, que era la filosofía, y cuestionarse preguntas no resolubles por vía técnica, y por otro lado la apuesta por la Política. El primer filósofo político es Sócrates. La Filosofía estaba haciendo política desde Atenas, con lo cual no es una cosa extraña. Platón tuvo sus pinitos en política, bastante antidemocráticos, todo hay que decirlo.

–En la Europa del siglo XXI, ¿tiene sentido ser marxista?

–Yo diría que sí...

–Anda que si dice que no...

–¡La flipamos! Marx, en una de sus últimas cartas, proclama: «Lo único que sé es que no soy marxista». Esa afirmación quiere decir que si entendemos el marxismo como una solución inmediata a todos los aspectos de la realidad, lógicamente no lo puede aportar.

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–¿Cómo llega un marxista a ser profesor de una universidad de la Iglesia Católica?

–Soy muy cumplidor de mi trabajo. Siempre me he ocupado de trabajar, de tener un curriculum desarrollado, un expediente en condiciones. Entré con un contrato temporal, de diez meses al año, se fue renovando y con el tiempo se convirtió en indefinido. Y he ido cumpliendo todo lo que se exige de mí. En las evaluaciones de los alumnos soy uno de los profesores mejor valorado, lo cual significa que mal no lo hago. Y mi ritmo de publicaciones e investigación es alto.

José Sarrión. Foto Lorrys

–¿Cuándo se cruza en su vida la figura de Manuel Sacristán, en la que acabó centrando su tesis doctoral?

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–Sacristán tiene una doble condición: primero, es uno de los filósofos más importantes de la España del siglo XX, discípulo y maestro de generaciones; fue el introductor de la Lógica en España. Como pensador político es uno de los fundamentales de la izquierda española, que se opuso al franquismo. En un momento determinado entró en ruptura con los planteamientos del PCE y del PSUC, entró en una crisis de confianza muy seria y de críticas muy duras con la Unión Soviética y sin renunciar a sus principios políticos, en 1970 propuso una regeneración del marxismo, prestando atención a nuevos problemas, uno de ellos el ecológico. Y Sacristán propuso reconstruir el marxismo y la izquierda teniendo en cuenta esta cuestión ideológica: que quiere decir que el planeta tiene unos límites de producción y por lo tanto hemos de ir a un sistema autorregulado, a una sociedad que controle sus niveles de consumo porque si no, el planeta se muere.

–¿Algo que en la práctica se traduce en qué?

–Pues en que no todos podemos tener coche y que, por tanto, habremos de decidir, en función de necesidades sociales, quién opera con coche y quién no.

–Intervencionismo puro.

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–La vida privada de la gente se regula constantemente. Si sabemos que el planeta tiene unos límites que no resisten la capacidad productiva que tenemos, hemos de regular la producción y el consumo y hacerlo en función de un criterio democrático. Ahora bien, eso ha de hacerse con justicia social. Si no, no se entiende.

«Volver a la política activa institucional sería como pegarme un tiro en el pie»

JOSÉ SARRIÓN

Catedrático de Filosofía

–Utopía, se puede pensar.

–Tenemos una sociedad donde mucha gente ha de coger el coche dos horas al día para ir a trabajar porque en su ciudad no tiene trabajo. Un elemento que habría que plantear es que si en tu ciudad tú no tienes derecho a tener un empleo dentro de un marco sostenible que no te obligue a quemar gasolina dos horas diarias, tengas una renta básica.

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–¿Es esa la manera de gestionar la crisis ecológica?

–Es que, si no, vamos a un modelo en el que quienes van a gestionar la crisis ecológica serán los grandes poderes y lo harán de forma antidemocrática. Se está viendo ahora.

–¿En qué?

–¿Que no hay gasolina para todos? Que conduzca el rico. ¿Que no hay carne para todos? Que coman los ricos.

–Quien le lea puede estar tentado ya a llamarle demagogo.

–Es al modelo que vamos, cuando resulta que necesitamos ir a un modelo de transición que beneficie a todo el mundo.

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–¡No pide usted nada!

–Tenemos ya el problema del refugiado climático, aquellas personas que huyen de sus territorios de origen por culpa del cambio climático. Desertización, exceso de lluvias... Y hay partidos que empiezan a censurarlo de forma inmisericorde. Pero, oigan, es que quizá esa inmigración tenga que ver con el machaque al que estamos sometiendo al planeta, con unas políticas neoliberales que impiden industrializar a los países del Tercer Mundo... Todo esto merece reflexiones a largo plazo y las soluciones son a largo plazo: quienes las venda de hoy para mañana está mintiendo.

El catedrático Sarrió responde a las preguntas. Foto Lorrys

–¿Por qué sus trabajos recientes sobre redes sociales?

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–Las redes son el ejemplo claro de un invento tecnológico tremendamente eficaz y extraordinario, pero de consecuencias éticas y políticas terribles y muy favorecedoras al sistema.

–Usted tiene Twitter y otras...

–Por supuesto porque la solución no es salirse. La solución al capitalismo no es salirse del capitalismo, es transformar la sociedad.

–¿Cuál es el problema de las redes sociales, según usted?

–Cuando nace Internet, era sinónimo de libertad, las multinacionales no lo dominaban. Pero hoy ya no es así. Internet es el emporio de cinco empresas, Amazon, Apple, Google, Facebook que ahora es Meta y Microsoft. Dominan Internet. Mediatizan las cinco nuestro uso de Internet. Hay una centralización vastísima de la información, usamos Internet ya desde el smartphone y eso significa que está permanentemente presente en nuestra vida, que fotografiamos continuamente. El problema ahora es doble: estas empresas no están ahí para generar una civilización más justa; están para lo que están.

–¿Que es...?

–Sacar dinero. Viven de vender publicidad y en sí mismo eso no es ilegítimo, pero lo que hacen es mapear todas nuestras actividades, el big data, que queda a disposición del gran capital, que sabe perfectamente qué tiene que vendernos, a qué hora y dónde. Y eso aplicado a la política es tremendo.

«Me encantan tanto el estudio y la docencia que por las mañanas voy cantando a clase»

JOSÉ SARRIÓN

Catedrático de Filosofía

–Explíque por qué.

–Una empresa con suficiente dinero y la información que recopilan esas cinco multinacionales con mi actividad puede saber perfectamente cómo soy, a quién voto, qué pantalones me gustan, qué refresco tomo... Información gigantesca para venderme cosas, pero aplicada a la política es tremendo.

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–Pero, ¿tremendo por qué?

–Si eres un parado de Manchester te hacen una campaña determinada; si eres de clase media de la City de Londres, te hacen otra. Los algoritmos de inteligencia artificial saben qué discurso han de meter a qué persona. Esto quiere decir que el rico lo tiene más fácil que nunca para manipular, meter un bulo y hasta para dar un golpe de Estado. Las redes sociales son una concentración de vigilancia y poder gigantesca que permite una manipulación política. Y llega la polarización afectiva...

–Y se complica más la cosa, ¿no?

–La polarización afectiva es entender a mi adversario como enemigo emocional, íntimo y no como alguien que piensa distinto. Y eso es lo que está pasando. Lo está estudiando un grupo de investigación de Granada en el que estoy colaborando. La polarización afectiva vive de facturar: pone un algoritmo con la misión de que estés viendo vídeos en la Red, forzando que cuanto más tiempo estés mejor: de ahí que la gente se enganche al vídeo. El algoritmo te coloca vídeos polémicos, y esto está comprobado, porque los seres humanos tendemos más a ver cosas polémicas que las que no lo son. De ahí que los algoritmos de la red tiendan a seleccionar más los vídeos de la extrema derecha como más útiles para captar a jóvenes que pasan más tiempo con el smartphone viendo vídeos. Y tenemos a millones de jóvenes por el mundo consumiendo material de extrema derecha en Internet.

Sarrión, fotografiado después de la entrevista. FOTO LARRYS

–Siendo tan importante la Filosofía para usted, ¿cómo es que se le ocurrió dar el paso a la política activa por IU y estar cuatro años en las Cortes?

–Soy un militante político clásico. En un momento determinado se me ofreció la posibilidad de concurrir a unas primarias, creí que perdería y resultó que las gané. Después salí procurador, ¡en el momento de mayor caída libre de IU y de mayor ascenso de Podemos! Ahora bien, en mis cuatro años ejercí una política con vocación de transformación, huía del titular.

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–Pero todas sus iniciativas acababan en la papelera...

–Ya, pero ese es el coste de la utopía. Yo era consciente de que el Parlamento tenía que ser al menos un altavoz de la ciudadanía crítica, los trabajadores en lucha y los movimientos sociales.

–¿Añora el escaño?

–Echo de menos a veces poder entrar al menos cinco minutos a decirle cuatro cosas claras a más de uno.

–¿Volvería a la política activa?

–Profesionalmente estoy creciendo mucho, así que entrar ahora en política activa sería pegarme un tiro en un pie.

–En estos años y con los que tiene por delante, ¿ya ha pensado qué quiere ser de mayor?

–Me veo donde estoy, en la Universidad y con tiempo para el estudio y la docencia, que me encanta. Tanto me gusta que voy cantando a la Facultad cada día.

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