Secciones
Servicios
Destacamos
He aquí un pescador de historias en la Historia. José Ojeda Nieto (Alaejos, Valladolid, 1950). Profesor jubilado de Geografía e Historia, pese a haber desarrollado su labor docente en Orihuela (Alicante), nunca cortó el cordón umbilical con su tierra alaejana, lo que le ha permitido, ... además de mantener las raíces en su lugar de nacimiento, explorar la historia de la villa y sus gentes. Porque para él, la historia de un lugar va intrínsecamente ligada a la de las gentes que lo habitan y dan sentido. Prueba de su hacer investigador es que vive en su casa y en los archivos, de los que obtiene la materia prima que le permite decir a sus convencinos de dónde vienen y quiénes son. Prueba de su buen hacer investigador, es que fue merecedor del primer premio de Investigación Histórica de la Diputación de Valladolid, que se ha podido conocer gracias al Ayuntamiento de su villa natal alaejana y a la Fundaciónde Castilla yLeón.
–Media vida en los archivos...
–Sí, es donde me entretengo, me divierto y empleo el tiempo que tengo.
–Lo suyo con la investigación histórica tiene todo de vocacional. Pero, ¿por qué y para qué investiga?
–Para entretenerme, en primer lugar. Luego, en plan diletante porque la historia me gusta, pero la pequeña historia. Valladolid está llena de grandes historiadores, a los que admiro y respeto y procuro seguirles, pero lo mío se centra en pequeños detalles. Me gusta estudiar lo quelos grandes historiadores, un poco abandonan, que es estudiar el pueblo. En el caso de los Comuneros, los grandes historiadores han estudiado los hechos más relevantes, pero ¿quién estudia los pequeños detalles de los pueblos? Pues a eso nos tenemos que dedicar los que yo llamo, como es mi caso, pequeños historiadores.
–Pequeños, pero premiados historiadores. Recibió usted el I Premio de Investigación Histórica de la Diputación de Valladolid, en 2019. ¿Fue el espaldarazo definitivo a una vocación?
–Pues sí, la verdad. Fue para mí..., cómo decirlo, una vanagloria personal. Porque es un poco como un reconocimiento de que lo que hago tiene algo de importancia. Encima trataba sobre el tema de los comuneros, lo que pasa que sobre el personaje importante de Antonio de Fonseca...
–¡El que quemó Medina en 1520!
–Me centré en él. Lorenzo Vasallo en la Cátedra de Arte ha estudiado a los Fonseca de forma global, pero yo me centré en Antonio de Fonseca porque quería ver cómo un personaje que durante un tiempo fue el dime y direte de los poetas, que llegaron a llamarle El Valeroso, de repente por lo hecho en Medina pasa a ser El Incendiario.
–¿Que cambio experimentó Antonio Fonseca para pasar de 'Valeroso' a 'Incendiario'?
–Valeroso fue denominado tras una gran hazaña en Italia, hazaña que no fue bélica, sino diplomática. Consiguió que Carlos VIII de Francia declarase la guerra a Fernando el Católico, que era lo que este quería. La misión de Fonseca era ver cómo se las apañaba para que Carlos VIII fuese el que declarase la guerra, pese a que quien quería declarársela era Fernando, aunque este no quería ser el que daba ese paso. Fonseca logró esa declaración y Fernando tuvo el motivo para invadir Italia y conquistar Nápoles. Incendiario fue Fonseca por quemar Medina del Campo con el pretexto de que iba a por la artillería para castigar a Segovia; los medinenses no se la quisieron dar y prendió fuego a la villa.
JOSÉ OJEDA nieto
–¿Y pagó luego el pato Alaejos?
–Era el lugar más próximo que tenían para ser castigado por la quema de Medina. Podían haberse dirigido a Coca, que era el otro lugar de Fonseca, pero se dirigieron a Alaejos porque preveían que no estaba preparada. En Coca tenían noticias de la presencia cercana del ejército realista y entonces dijeron que mejor a Alaejos, que no estaba protegida por ningún ejército realista.
–2021, quinto centenario de la derrota comunera en Villalar. En lo que tiene que ver con los comuneros y su aniversario, ¿Villalar lo fagocita todo?
–Tengo una idea muy personal: los comuneros lo fagocitan todo. Toda hazaña que viene de los comuneros es ensalzada, pero cuando los comuneros cometen un error, parece que se tapa. Como en Alaejos los cometieron, porque fracasaron, el tema alaejano ha quedado soslayado en la historia ya que no les engrandece a los comuneros.
–Que no les engrandece se ve.
–Claro, ¡dos meses atacando un castillo y no lo conquistan! Cincuenta y cinco personas en un castillo frente a 500 de media atacándoles y con la artillería de Medina del Campo y no conquistarlo... ¡Es un fracaso! Es para decirles a los comuneros, ¿pero qué hicísteis en Alaejos?
–Eso, ¿qué hicieron?
–Creo que aprendieron una lección: si quieres conquistar un castillo no puedes expulsar a la gente del pueblo, que es lo que hicieron en Alaejos. Echaron a la gente y se pusieron a cercar el castillo. ¿Qué fue lo que hicieron en Torrelobatón? Lo mismo pero Padilla se quedó con la gente, la tomó prisionera y le dijo al alcaide del castillo que o se lo entregaban o mataba a esa gente. Y el alcaidelo entregó. Que eso no le engrandece en nada a Padilla. Pero en Alaejos habían aprendido la lección: no pudieron hacer el chantaje, no había vecinos con los que amenazar porque los habían expulsado a todos.
–Usted cuida las palabras y elige las más adecuadas. Su trabajo habla de fracaso de los comuneros no de derrota... Vamos, que los comuneros metieron la pata a fondo en Alaejos.
–Lo llamo fracaso porque veo que los medinenses, que son quienes realmente dirigen el intento de toma de Alaejos, no supieron atacar bien un castillo. Por eso fracasaron. Pensaron que con rodearlo era más que suficiente y ahí lo que habría sido necesario era haber empleado más artillería porque al castillo hay que romperlo para poder entrar.
–Usted está seguro de la altísima probabilidad de que la fortaleza de Alaejos hubiese tenido la misma traza que la de Torrelobatón.
–Sí, pero en ladrillo. En la figura era el clásico castillo: torre fortaleza y muralla. Eso está saliendo en las excavaciones que se están haciendo, ya que no queda más que las bodegas y silos en el lugar donde estuvo asentado.
–Las tropas que cercaban la fortaleza de Alaejos fueron llamadas a Tordesillas.
–Ahí está el quid. Si hubiesen permanecido en Alaejos es más que probable que la gente de dentro de la fortaleza se hubiese ido quedando sin víveres y hubiesen tenido que rendirse. Pero como el ejército realista tomó Tordesillas, el comunero tuvo que salir de Alaejos para ir a Tordesillas.
–En todo lo que tiene que ver con la revuelta comunera, ¿hay vida más allá de Villalar? Se lo pregunto por si cree que en este V Centenario deberían haber tenido protagonismo otros escenarios.
–Esa es mi opinión. Aunque no sé si es chauvinista, mirando por mi pueblo. Cuando veo que se hacen grandes eventos pensando siempre en Villalar, que fue un acontecimiento que de casualidad les pilló allí, porque las tropas comuneras atravesaban esas campas y les sorprendió la lluvia... En cambio, otros lugares que tuvieron su importancia están apartados de este quinto centenario desde el plano oficial.
–Dice usted chauvinista... Sin embargo, en un momento ha hablado de Tordesillas, Alaejos y Torrelobatón cuyo protagonismo es mínimo, por no decir nulo, en este V Centenario desde la oficialidad más oficial.
–De eso saben ustedes, los periodistas, más que yo ya que están más al tanto de las celebraciones oficiales que se han programado. A mí me da mucha envidia, ¡cómo no la voy a tener!, visitar el castillo de Torrelobatón y ver todo el montaje que hay allí sobre los comuneros. Y me digo que algo así debería estar en Alaejos, pero, claro, nos falta el castillo.
JOSÉ OJEDA NIETO
–¿Cómo explicar que solo tres décadas después del destrozo comunero en Alaejos se disparase su población y creciera a un ritmo del 2% anual?
–Tiene una explicacón. Estamos en una etapa que para Castilla fue de auge: la segunda mitad del siglo XVI es la etapa esplendorosa de Castilla y toda Castilla creció, toda. Y entre ello le tocó a Alaejos, como a los pueblos pequeños de al lado. La economía estaba boyante y todo iba bien. Eso por un lado. Pero es que por otro, Fonseca, que había recibido de herencia Alaejos y Coca, como recibía dinero por otros medios, ya que estaba al servicio del emperador, se permitió el lujo de decir a sus vasallos que los impuestos que le tenían que dar se podían quedar con ellos. Eso atrajo a gente.
–La población está claro que es la madre del cordero de la supervivencia de los pueblos. Usted que conoce tan bien la historia de lugares pequeños, ¿dónde situaría el punto de inflexión que lleva a la sangría poblacional que en Castilla llevamos décadas y décadas padeciendo?
–La población sufrió en Castilla una especie de onda. En el siglo XVI, 1560, 1570, está en auge Castilla. Y en el siglo XVII pega un bajón tremendo porque llegan las crisis. De 4.000 habitantes que tuvo Alaejos en aquella época pasamos a poco más de 1.000 en el siglo XVII. Volvió a crecer en el XVIII y en el XIX y alcanzó su punto álgido con 4.000 habitantes a finales del XIX y principios del XX. Y llegó la crisis del campo, que se extiende hasta ahora. Una crisis fruto de la industrilaziación, la mecanización... Mientras los pueblos contiúen siendo agrícolas va a seguir sobrando gente porque van a ir entrando cada vez más máquinas y va a seguir sobrando mano de obra .
–¿Qué haría falta para al menos frenar la sangría poblacional?
–¡Qué haría falta! Si yo supiese eso sería el político que remediaría el vacio de Castilla. ¡Qué haría falta! Mientras los pueblos se dediquen a la agricultura y esta no saque un producto que cree trabajo y ambiente, la población no va a crecer.
–¿Hay que ser pesimistas respecto al futuro de muchos pueblos?
–No soy en ese sentido pesimista, ¡soy realista! Creo que lo que va a ocurrir en los pueblos, pero esto es algo sobre lo que mañana podría tener que desdecirme, es que van a perder todavía más población. Tiene que dar la economía un cambio muy brusco y dedicarse a otras cosas para que los pueblos crezcan. Si no, se convertirán en lugares de residencias y de tercera edad. Y más si la población, como el caso de Alaejos, te pilla lejos de una ciudad. Crecen Laguna y Arroyo, que en realidad es crecer Valladolid, pero en los pueblos más lejanos... Ya me gustaría tener la solución.
–Pero si nos dicen que con la pandemia mucha gente ha descubierto los pueblos y lo bien que se vive en ellos.
–Para mí que eso es coyuntural.
JOSÉ OJEDA NIETO
–Cuando oye a los políticos hablar de estrategias, planes, programas proyectos sobre lo que llaman reto demográfico, ¿qué le viene a la cabeza?
–Que no estudian la historia y que no están a pie de calle.
–¿Qué anda buscando usted ahora en los archivos, concretamente en el de Simancas?
–En realidad yo soy un pescador que sale a pescar para divertirse. Si salen sardinas, las echo a un lado; si salen merluzas, al otro y luego ya con el capazo de sardinas digo, anda, aquí se puede hacer un trabajo... Bueno eso es una metáfora, en plan genérico. En general ahora tengo un trabajo entre manos que no sé si terminará en algo. El título que lo daría, de llevarse a cabo, lo dice todo: Las inquietudes del César, el emperador Carlos V, frente a las preocupaciones del pueblo. Quiero hacer ese estudio comparativo.
–¿Alaejos le debe una calle?
–No, no quiero esa cosa cuando me muera..
–Tanto mirar atrás en la historia, cuando mira adelante, ¿tiene claro qué quiere ser de mayor?
–¿Es que no soy mayor ya?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.