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He aquí un matemático enamorado de la Economía y que desde su cátedra, y desde el prestigioso grupo de investigación Hispalink, que reúne a 18 universidades españolas, contribuye a aportar luz sobre todo lo que se mueve en el mundo económico. José Antonio Sanz Gómez ... lleva tres décadas largas dedicado a la tarea de formar a los jóvenes en una disciplina educativa que ve como la más transversal de todas, puesto que recorre desde la Historia al Derecho, pasando por la Sociología y la Estadística. De esos más de 30 años, la mitad, prácticamente, los ha dedicado a la gestión en la Facultad de Económicas de la Universidad de Valladolid, primero como secretario general y desde hace ocho años, como decano. En junio finalizará su segundo y último mandato. «Lo tenemos muy bien montado para que no se pueda seguir; creo que dos mandatos son suficientes. Para todo. Hay que meter gente nueva, con nuevas ideas...»
–Eso habría que trasladárselo a más de un alcalde, diputado, senador...
–A algún político que se eterniza... Cuando saqué la plaza de profesor de la Facultad de Económicas no la saqué para ser decano de esta empresa...
–Habiendo estudiado Matemáticas, ¿la economía era el espacio natural en el que debía desarrollarse su profesión?
–Está mal que yo lo diga, pero es que los matemáticos valemos para todo... O para casi todo. Hay en esta Facultad un departamento de Matemáticas, de Historia,... La Economía es muy transversal. No solo se estudia Economía de la Empresa, Economía Política, Contabilidad, Hacienda... sino que también se estudian Matemáticas.
–Hombre, lógico, la economía son números, ¿no?
–Claro.
–Pero, por lo que dice usted, también otras muchas cosas...
–Por supuesto, por eso esta carrera es tan transversal: aquí hay sociólogos, abogados..., porque para la Economía el Derecho Mercantil le hace falta como el comer.
–¿Qué lleva a un profesor de Economía Aplicada a ponerse a gestionar una Facultad desde el decanato, cuando podía estar dando sus clases tan a gusto?
–Es verdad que podía estar solo impartiendo mis clases. Pero, no sé, la Universidad es un sistema de autogestión. Yo me metí porque me gusta gestionar, hacer las cosas bien. Todo el mundo lo intenta hacer bien. Pero nunca me planteé por qué, más allá de que me gusta hacer las cosas como me gustaría que me las hicieran a mí. Así hemos actuado siempre mi equipo y yo. Todos se han dejado la piel estos años en esta tarea. Y hay mucho desgaste. A mí me gusta dar clase, mucho. Me gusta transmitir lo que sé. ¿Mal o bien? Los chicos no me lo ponen mal en las encuestas.
–Usted lleva ya 32 años en contacto permanente con jóvenes. ¿Qué le trasmiten en este momento? ¿Desánimo? ¿Ven una oportunidad de cambio social? ¿Detecta en ellos incertidumbre?
–Creo que han tenido unos años, desde que en 2011 llegó Bolonia –un nuevo sistema, con grupos reducidos, con aprender a aprender, que es un poco como se transmiten los conocimientos– en que eran más independientes. Venían a la Universidad y no pasaba nada si uno se iba un mes a alguna actividad aparte. Ahora yo les veo más que vienen a la Universidad porque saben que el paso por esta es necesario para tener un puesto en algo. Un graduado en Económicas sirve para la política, pero también para ser empresario, para ser director general de una empresa... Esta facultad tiene un bagaje, en el que muchos de sus egresados han hecho carrera en política, en todas las tendencias. Eso puede ser por la disciplina, porque estudiar Economía no es solo estudiar un modelo macroeconómico, un supuesto de Contabilidad o cosas así. Estudias Sociología, estudias Historia Económica, estudias métodos cuantitativos, estudias Matemáticas y Estadística. Te enseña una visión del mundo y de la sociedad en la que vivimos que no es ni como se estudia en otras disciplinas ni como se estudiaba antes.
–Cuando la Economía pesa lo muchísimo que pesa en la vida de la gente, ¿qué se plantean desde la Facultad?
–Tratamos de justificar muchos temas... Por ejemplo, cuando surgió el bitcoin o el blockchain, aquí en la Facultad muchos nos dimos cuenta de que no lo estábamos explicando; a veces la realidad y la propia vida van por delante de nosotros en esto y en muchas cosas. Pero la Economía es tan dinámica que surgen teorías y visiones del mundo que tendríamos que ser muchísimo más dinámicos.. Somos bastante dinámicos, ¿eh?, y tratamos de abordar esos problemas y de contarles a los chicos por qué pasan esas cosas, pero tenemos que prepararnos, formarnos en eso y, muchas veces, estudiar.
–A ustedes los economistas se les denostó mucho durante la última gran crisis: que si no lo vieron venir, que si no interpretaron después determinadas señales con acierto, que si no se ponían de acuerdo en cómo salir... ¿Cómo se sintió usted ante tanta descalificación?
–Fue frustrante. Pero es que no tenemos respuestas. Vamos a ver: usted me puede preguntar cómo va a ir la Economía de Castilla yLeón en 2020. Y en la disciplina de Econometría, que yo estudio y explico, puedo decirle que vamos a crecer un 1,5% si las cosas siguen igual...
–Claro, porque si ya no vuelve a llover en todo el año, por ejemplo...
–Eso es. Si viene una catástrofe, si a Trump le da por alguna locura más, o si el Brexit es de esta o de aquella manera... Todas esas cosas, si empeoran, hacen empeorar todo. Entonces, ¿qué voy a decir yo en abril? Pues a lo mejor digo que en lugar del 1,5% es el 0,5%o que crecemos. O, si me pregunta si va a crecer el paro o el empleo, puedo decir que puede crecer un 2%, pero si cierra una gran empresa, puede ser un desastre. Son muchas las variables que pueden influir en la decisión de un economista y en que salga a decir que va a pasar esto. Muchas veces se dice que un economista explica muy bien lo que ha pasado. Claro, ya ha pasado, ya no hay nada de incertidumbre. Pero, ¿qué va a pasar en 2020? Se pueden hacer escenarios y nosotros los hacemos, optimistas y pesimistas.
–Usted pertenece desde 1988 al prestigioso grupo de expertos de Hispalink, en el que están 18 universidades. El informe sobre perspectivas para el segundo semestre de 2019 y todo 2020 comienza así: «Las perspectivas no son optimistas». Con un arranque así, optimismo... Uff...
–Es que en junio del pasado año ya se veía cómo era la evolución y ahora es algo más demoledor.
–Dijeron que se avecina una desaceleración sin caer en la recesión.
–No entramos en tasas negativas, pero la desaceleración es clara: de crecer al 2,5% a hacerlo al 1,3% o 1,4%.
–Y ustedes que están viéndolo venir, ¿de dónde sacan optimismo en su tarea diaria, en la universidad, en casa...?
–Hombre, hay que vivir. Hay que tener un poco de esperanza. La economía siempre ha sido ciclos. Lo que ocurre es que antes los ciclos eran muy largos, la onda de subir y bajar siempre duraba 10-15 años; luego se hicieron los ciclos de 5 años y ahora hay ciclos de 2. Todo puede cambiar... Hace unos años se sufrió mucho cuando Rusia cortó las importaciones de carne, hubo que buscar otros mercados. Las crisis pueden servir para hundirte o mejorar.
–Ya, pero eso...
–¡...Sí, ya lo sé, ya lo sé, es vano consuelo! Pero es así. Nosotros analizamos la situación tal cual está, pero yo no sé qué decir a un empresario respecto a lo que tiene que hacer.
josé antonio sanz
–Por cierto, ¿le llaman empresarios para preguntarle sobre el sentido de sus inversiones, por ejemplo?
–Generalmente, no. Algunas veces hacemos informes si alguien nos pregunta de algo, pero suelen ser de coyuntura. No hay un empresario que llame para decir 'Oye, ¿debo invertir en tal o cual'?
–¿Un líder político puede sobrevivir sin saber de Economía o es verdad aquello que le dijo Jordi Sevilla a Zapatero de que en dos tardes se aprende?
–No, ni mucho menos. Hay que ser muy osado... Igual que no se puede ser presidente del Gobierno sin saber inglés, no puedes ir por el mundo... Hombre si queremos ser como Albania hace 40 años, pues sí.Pero hay que saber de Economía y saber Economía no es solo saber Teoría económica, hay que saber Historia Económica, Derecho, Estadística, Sociología... porque son ciencias sociales y estas no son exactas. Las ciencias sociales tratan de la gente y son muy cambiantes. Por eso es tan difícil acertar con eso: no son Matemáticas, que sale la ecuación, metes el valor y sale un resultado. Aquí metes el valor y sale un resultado, pero dices: si ese valor es distinto... ¡Y es muy probable que mañana mismo ese valor sea distinto! Hoy podemos decir que esto es así porque ha llovido tanto, pero si no llueve en abril, la cosecha será un desastre, como pasó el año pasado, en el que se registró un 12% menos de Agricultura.
–Dado el peso que la Economía está teniendo en la vida doy por hecho que usted recomienda a los jóvenes que estudien Económicas, ¿no?
–Por supuesto. Nosotros vamos a todos los institutos que podemos. Por enero y febrero mandamos una carta para ir y les contamos lo que aquí se puede estudiar y para qué sirve esto.
–Y alguien que, como usted, ha estudiado Matemáticas y luego es Ddecano de Económicas, ¿qué recomienda a un joven: Ciencias Exactas o Economía?
–Pues depende, depende... Yo le preguntaría antes cómo le va en el Instituto. Nunca recomendaría a nadie que viniera aquí por que esté yo. Hay que hablar antes con el joven. Cuando yo estuve en el instituto, los de mi época no teníamos cuenta corriente; ahora los jóvenes tienen tarjeta de crédito y han de saber que existe el tipo de interés y cómo funcionan las finanzas; al menos un poquito. Y han de saber cómo funciona una empresa, al menos que una empresa tiene un debe y un haber. Todas esas cosas las estudian ahora los chavales, generalmente los llamados a venir aquí.Pero los que estudian Matemáticas, Física o Química también pueden venir aquí porque a lo mejor tienen una mentalidad más de ciencias, aunque les guste la empresa o la banca. Ser un bancario, que no un banquero,... Yo estoy muy orgulloso por que vienen empresas de Madrid como Arthur Andersen, Ernst and Young, Mapfre y se los llevan a todos. Es tirar piedras contra nuestro propio tejado, también lo reconozco...
–¿Por qué?
–Porque se nos van.
–Pero aquí no hay trabajo para todos.
–Ya, pero es que igual políticamente lo que hay que hacer es crear tejido aquí. Cuando se construyó la línea del Ave, si se acuerda, se decía que iban a venir miles y miles de madrileños. Lo que está pasando es que se van miles vallisoletanos. Hay que crear algo aquí para que vengan empresas aquí. Aquí es más barato, es una ciudad media, se puede vivir cómodamente. Los que están en Madrid dicen que es una locura, pero los chavales de 22 y 23 años que se van, se quedan porque tienen otra mentalidad. Yo no sobreviviría, pero ellos sí. Lo bueno es que empresas de fuera, potentes y multinacionales, reconocen que la formación de nuestros alumnos es extraordinaria: porque les cogen a todos. Es un orgullo por un lado, pero una pena por otro, porque se nos va talento.
–Algo que no se acaba de entender es la importancia que se le da a las universidades como una de las bases esenciales de las sociedades desarrolladas, especialmente en España, y resulta que cuesta muchísimo meter alguna entre el Top 500 del mundo.
–Esa es otra sí, es otra. Los rankings se hacen depende de con qué variables, ¿eh?; y en alguna nos hemos metido. Este Rectorado ha hecho los deberes bien y estamos en alguno de esos rankings, pero depende de qué cosas cuenten. La universidad tiene que generar conocimiento y difundirlo, entiendo yo, y ahora con Bolonia la forma de transmitir el conocimiento es más de enseñar a los chicos a innovar, emprender, aprender a aprender. Tienes que plantearle el caso, el chico investigar cómo resolver ese caso, darte una respuesta, yo como profesor interactuar con él... Es una enseñanza igual muy anglosajona, de grupos muy pequeños. Cuando se diseñó Bolonia en España estaba prevista para grupos de 40, como mucho 50. Luego nos arrolló la crisis en el 11 y en el 12 y se dijo que de 50 nada, que 80. Muchas veces me planteo qué entienden los de fuera de para qué sirve la universidad, si nos pueden ver cómo que estuviéramos en un pedestal...
–No sé como la verán los demás, pero desde luego se coincidiría en un punto común, que es sinónimo de prestigio porque en ella está formándose la materia gris que regirá el país en todos sus estamentos y sectores el día de mañana.
–La cuestión es si las cosas que pasan dentro de la universidad las sabemos transmitir o si no importan a la gente fuera de nuestros muros. Estamos formando a nuestros futuros gobernantes, a nuestros futuros empresarios, a los que dentro de 20 años van a tener las riendas del país y sí me resulta un poco triste que no intente que no llegue fuera todo lo que hacemos dentro.
–Con tres decenios ya en Hispalink y en la universidad, con ocho años de decano de Económica de Valladolid, tendrá ya claro qué quiere ser de mayor, ¿verdad?
–(Ríe). Feliz.
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