![José Alberto Duque: «La gente se ha dado cuenta de que come alimentos, no tornillos ni informática»](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202101/02/media/cortadas/duque1-kV9B-U13086929419P9D-1248x770@El%20Norte.jpg)
![José Alberto Duque: «La gente se ha dado cuenta de que come alimentos, no tornillos ni informática»](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202101/02/media/cortadas/duque1-kV9B-U13086929419P9D-1248x770@El%20Norte.jpg)
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He aquí un hombre de campo y del campo. José Alberto Duque, agricultor. Ser de campo le ha conferido una personalidad lo suficientemente marcada como ... para ser considerado una persona de las que al pan le llaman pan y al vino, vino. Ser del campo le ha otorgado una identidad muy pegada a la tierra y a lo que esta da al hombre que la trata bien, lo que le hace aparecer ante sus semejantes como una persona de principios sólidos, asentados en la propia experiencia y en unas ideas a las que, tiene toda la pinta, jamás podría renunciar. La razón, que lleva haciendo gala de ellas en la primera línea sindical agraria –eso sí, dejándose ver lo justo– durante ya tres décadas, que se dice pronto, tres décadas, en Coag Valladolid.
–Tantos años de dirigente agrario...
–Porque esto se hace de forma altruista. Y cuando se hace así es difícil encontrar un tonto a quien cargar el mochuelo. Así de claro.
–Empieza fuerte.
–La mayoría de las veces, no solo en las organizaciones agrarias, cuesta encontrar personas que asuman responsabilidad de forma mínimamente eficiente. Como consecuencia , muchas veces para hacer algo y trabajar en pos de todo el mundo te tienes que plantear que también trabajas para tí, de forma altruista, es decir, algo así como 'vengo a defender esto porque también defiendo lo mío'.
–Pues entonces lleva camino de ser un dirigente agrario eterno.
–Voy a hacer 63 años y nunca en mi vida he querido ser dirigente agrario. Ni quiero, pero no veo manera de deshacerme de esto.
–Deshacerse. Suena pelín duro.
–Es triste decirlo, pero es así. En 1997 dejé la dirección de Valladolid y me volvieron a engañar –porque esto es un engaño, en el buen sentido de la palabra– en 2007.
–Anda, ¿hay engaños buenos?
–Me dijeron «Coño, echa una mano que nos vamos a quedar sin organización en Valladolid»... Al final nos quedaremos sin ninguna organización agraria porque los agricultores llevamos camino de desaparecer.
–Le veo pesimista-pesimista.
–Mi pueblo, Castroverde de Cerrato, en el Valle Esgueva, tiene 225 habitantes: sirve para un estudio sociológico. Tiene 14 agricultores menores de 40 años ¡viviendo de la agricultura, ¿eh?! Y hasta 30 mayores de 40 años. Me llama la atención porque ves pueblos que con la gran superficie que manejan no tienen un porcentaje tan alto de agricultores como el mío que vivan de la agricultura. Pero, ¿cuál es el problema de la agricultura?
–Me temo que viene una afirmación que va a ser contundente.
–Si en Castilla y León hay sesenta y tantos mil agricultores activos, como tal, que no hagan competencia desleal, de esos, de aquí a 15 años no llegamos ni a 20.000.
–¡Qué dice!
–Seguro.
–Y, ¿a qué se deberá?
–El mayor problema de este país es que nunca ha habido una ordenación del territorio lógica.
–¡Vaya! Ya salió la ordenación del territorio.
–Es que es verdad. Este país nunca la ha tenido. Franco, para contentar a los catalanes y a los vascos, les dio industrialización. Y no vale decir que es porque tienen puertos, porque Andalucía también los tiene y no se la dieron. En Castilla y León, Fasa salió adelante por el empeño de algunas personas de Valladolid y Michelín, algo parecido. Pero no hay más ejemplos de industrialización en Castilla y León. Al margen de que hoy en día yo pienso que la industrialización está cuestionada también.
–No deja palo sin tocar.
–Si hoy todo lo pueden hacer las máquinas, ¿qué vamos a hacer las personas?
–Eso de que las máquinas lo hacen casi todo que se lo digan a los agricultores, ¿no?
–Claro. Pero el mayor problema es que que no ha habido ordenación del territorio. La Junta de Castilla y León intentó un esfuerzo banal.
–Explique por qué banal.
–Porque muchas veces ha respondido al esfuerzo especulativo de 'venga, a hacer polígonos'. Vas por la carretera hacia Burgos y te encuentras el de Cabezón: un desastre; eso no va a funcionar en la vida. Siguen el de Dueñas y el de Venta de Baños: no funcionan. Vas hacia Segovia y te encuentras especulación pura y dura. ¡Aquí ha venido todo el mundo a robar!
–Hombre, todo el mundo, todo el mundo...
–Ha venido todo el mundo a robar y nadie ha desarrollado el país. Nadie ha dicho 'vamos a hacer un país lógico, en el que se mantenga algún pueblo'. Que no digo que haya que mantener todos, pero habrá que mantener algo que sostenga a agricultores y ganaderos en el entorno donde viven. ¿Que puedan compaginarlo con la agricultura y la ganadería? Pues sí o no: pero al menos mantienen el pueblo vivo. A mi pueblo hubo un tiempo en el que íbamos cada día a trabajar al menos 20 personas porque éramos gente que nuestras parejas trabajaban en otras actividades. Y si en los pueblos ya no hay médico, ni cura, ni secretario municipal, ni maestro, ni veterinario... eso lo que hace es destruir el tejido de un pueblo. ¡En mi pueblo se cerró la escuela para mantener la de al lado!
–Vaticina que desaparecerán más agricultores, pero resulta que con la pandemia muchos han descubierto que lo que comemos lo ponen en la mesa los agricultores y los ganaderos.
–Pues sí. Es una contradicción, pero una contradicción lógica.
JOSÉ ALBERTO DUQUE
–Suena a galimatías.
–La gente se ha dado cuenta con la pandemia de que come a diario y no come tornillos, ni electrónica, ni informática: come alimentos. Pero resulta que del confinamiento a aquí los precios de los cereales y de la patata han bajado. Desde enero de 2019 las organizaciones agrarias hicimos un gran esfuerzo para reivindicar nuestro puesto en la sociedad, que se vio truncado por la pandemia. Pero aunque no la hubiese habido, todo habría seguido igual.
–¿Y por qué no se reacciona en la sociedad contra eso?
–Porque esto obedece a otros esquemas de globalización donde, al final, la agricultura de Europa se cambia por aviones, por camisetas o por coches. Y al consumidor se le engaña vilmente.
–¿Tan descarado es esto?
–Aquí en Castilla y León hay empresas que envasan productos de fuera y los venden como de aquí.
–¡Pero eso es denunciable!
–Y claro que lo denunciamos, pero muy poca gente se hace eco. Al final, al sector productor se le paga a precios de 1986. Hoy las subvenciones son el mayor negocio para las multinacionales y la mayor ruina para el consumidor y la sociedad. Las subvenciones tendrían que desaparecer.
–Dice usted que, al final, el engañado es el consumidor.
–El consumidor no es capaz de exigir un etiquetado correcto. ¿De dónde proceden las patatas? Pues a mirar en la etiqueta y si pone que son de Marruecos o de Israel y están cultivadas con productos no autorizados en la Unión Europea, que se ponga también. Y si ya el consumidor quiere comprarlo, allá él.
–¿Por qué se hizo agricultor?
–Uff... Pues no lo sé.
–Seguro que sí lo sabe.
–Estudiaba Maestría Industrial, rama de automovilismo. Al tercer año de mecánica, cayó enfermo mi padre y tuve que irme a la mili. Al volver, como teníamos una explotación comunitaria con mis tíos, que procedía de la herencia de mi abuelo, me enganché ahí y me formé en Dirección de Empresas Agrarias en Inea. A los 24 años me incorporé al sindicalismo agrario y ahí he estado, a un nivel u otro, siempre, sin ganas de figurar, pero siempre comprometido.
–Tiene dos hijos. ¿Les recomendaría que se quedasen en el campo a trabajar?
–¡No! Pero uno está incorporado a la actividad agraria conmigo. Y mi hija es bióloga y trabaja en su área.
–¿Entre los 20.000 que vaticina que quedarán en el campo dentro de 15 años...
–¡Estará mi hijo! Es joven, tiene ganas de trabajar y está preparado.
–¿Son esas las cualidades para quedarse en el sector agrario y poder vivir de la agricultura?
–Son fundamentales.
–Pero creo entenderle que no abundan...
–Vamos a ver. Ahora mismo de los algo menos de 90.000 perceptores de la PAC, 30.000 no son agricultores que vivan de la agricultura y la ganadería. Ese es un gran lastre. Respeto y admiro que con 80 años alguien sea agricultor todavía, pero lo que no tolero es que alguien con 70 años esté cobrando la jubilación, aunque sea poca, y al mismo tiempo esté haciendo competencia desleal a sus compañeros cobrando la PAC. Cobrar la PAC y una jubilación debe ser incompatible al 100%.
JOSÉ ALBERTO DUQUE
–Con lo cual no es de extrañar que en el campo se haya cambiado mirar al cielo implorando agua por mirar a Bruselas implorando la PAC.
–Exactamente, eso es así. Hay cosas sangrantes y esa lo es.
–¿Quién va a querer ir a la España vaciada si allí el wi-fi es utopía? A no ser que tengas un tractor de última generación que, según dicen, traen de todo.
–Ni con eso. ¡Es que en el centro de Castilla y León hay zonas sin wi-fi! Mire qué caso: en mi pueblo nos hicieron poner medidas de seguridad en una cooperativa de combustible. Gastamos 15.000 euro. Pero resulta que como hacía falta una línea de Internet especial y como solo llegaba hasta el pueblo de al lado, no había forma de que esos equipos de seguridad y transmisión de imágenes funcionasen porque no hay línea de Internet.
–Sin embargo, se nos asegura que en la maquinaria agrícola está la tecnología más puntera.
–¡Eso es distinto! Yo tengo un tractor con gps: eso es una cosa y otra es que tú tengas Internet en las casas y en las naves agrícolas y ganaderas. En mi nave no tengo cobertura de telefonía. Y de televisión, tampoco.
–El Consejo de Cuentas ha sentenciado que todos los planes de despoblación de la Junta de Castilla y León, gobernada por el PP desde 1987, son un fracaso. ¿A buenas horas mangas verdes?
–No, no. En política en este país tenemos a mucha gente que no tiene capacidad. Ha habido mucho oportunista, mucho, al soslayo de la política. Mucho estómago agradecido, que han llegado a la política y viven de ella porque les viene bien el dinero. Si tuvieran que hacerlo de manera altruista, como lo hago yo en mi sindicato agrario, seguro que había menos políticos y nadie se pegaba por los puestos. Reconocer que se ha fracasado en algo es de alabar, pero de recriminar si no se enmienda.
–Que después de esa conclusión del Consejo de Cuentas no se haya montado socialmente una muy gorda, ¿es señal de que se tiene interiorizado que la despoblación ya es metástasis en Castilla y León?
–Sí. Estoy convencido de que si hacemos una encuesta, nadie cree que los pueblos tengan futuro. Posiblemente ni en las cabeceras de comarca. Estamos tan doblegados, tan machacados por la incapacidad de nuestros dirigentes políticos, que al final asumimos que no tenemos solución.
–Pero esos dirigentes se presentan una y otra vez a las elecciones y se les sigue votando.
–Hay una cosa clara: Castilla y León es lo que es porque los castellanos y los leoneses quieren que sea así. Nadie en Castilla y León da un duro por Castilla y León: ni siquiera los que están al frente de la política porque a lo que están es a saciar su estómago.
–Pues hay gente joven y mujeres que sí apuestan por la región y por trabajar en el campo.
–Hay muy poca gente que quiere quedarse en el campo: unos porque realmente lo sienten y otros porque ven negocio en ello. Pero poco negocio veo yo. Hay zonas que ya no tienen ni encanto, ¡así que como para montar una casa rural! Me cuesta creer que eso sea dinamizador de la vida rural. Otra cosa es gente que tiene oficios determinados y que los montan en el medio rural porque es donde deben estar. Claro que, enfrente, están los que han optado por Madrid pero te dicen que allí viven agobiados y demás: ¡Ah!, ellos han elegido ese camino, así que no se lamenten.
–Cuando oye la expresión «Lloras más que un agricultor», ¿qué le viene a la cabeza?
–Dentro de que no sea la expresión más afortunada que existe para definir al agricultor, creo que en parte tiene razón.
–¡Anda! ¿Y esa sinceridad?
–Un agricultor tiene que saber de contabilidad, de fitosanitarios, de tramitación de papeles, de meteorología y de cultivar. Por tanto, un agricultor es una persona muy completa. Por eso cuando dice que la PAC le machaca, que vende a precios de 1986, que no llueve, que tiene problemas con los fitosanitarios y la normativa que se aplica... ¡claro que está llorando, pero está defendiendo lo que es suyo! Al agricultor, cuando no es por un sitio es por otro, siempre le tocan el costado.
JOSÉ ALBERTO DUQUE
–Con todo lo que lleva visto en su larga vida agraria, ¿tiene ya claro qué quiere ser de mayor?
–Jubilado: estar tranquilo y vivir
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