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El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) promueve la consecución de los objetivos de eficiencia energética e implantación de renovables mediante acciones de difusión, asesoramiento técnico y financiación de proyectos. Según destaca Víctor Marcos, su responsable de renovables, en el Plan ... de Recuperación tiene un importante peso la apuesta por el autoconsumo.
–Leemos repetidamente que «el autoconsumo ha llegado para quedarse». ¿Para todos? ¿Para quién?
–Desde luego que para todo el mundo. Es cierto que el enfoque del Plan de Recuperación puede dar a entender que es algo para grandes empresas que no va a llegar al ciudadano, pero todo lo contrario. La primera línea que hemos planteado en el ámbito de las renovables es el autoconsumo dirigido a pymes, con un límite a la potencia máxima para poder recibir ayudas, en aras de lograr que llegue al mayor número posible. También hay líneas para ciudadanos, con el doble de dotación que la de empresas, hasta alcanzar en total, 660 millones. Queremos que el autoconsumo se quede para todos y que lo usemos todos.
–Pero no es lo mismo vivir en un edificio comunitario que en una vivienda unifamiliar. ¿O sí?
–Sería negar la realidad que el autoconsumo es más fácil en un unifamiliar porque no tienes que llegar a ningún acuerdo con nadie. Pero en un edificio plurifamiliar hay zonas comunes y ahí es donde los propietarios tienen que ponerse de acuerdo para la instalación de autoconsumo. Hay herramientas legales en la ley de propiedad horizontal y con una mayoría de un tercio de los votos totales de la comunidad se pueden poner instalaciones para uso y disfrute de los vecinos. Y la normativa de autoconsumo como tal establece la modalidad específica de autoconsumo colectivo, que se comparte tras establecer unas cuotas de participación, normalmente en función de la inversión que aporte cada persona. La propiedad es compartida y la energía se reparte entre todos. La comercializadora es la que se encarga del reparto. En el plan está contemplado que los autoconsumos colectivos tienen un apoyo un pelín superior porque necesitan un pequeño empuje más.
–La finalidad es ahorrar en el gasto energético, algo que ahora mismo es más importante que nunca por los precios. Pero aun con subvención, que muchas veces tarda en llegar, de forma inmediata supone un coste que puede ser importante...
–Es algo muy subjetivo, pero creo que una familia media se puede permitir a día de hoy invertir en autoconsumo enEspaña. Con las ayudas, el gasto puede estar entre los 1.000 y los 3.000 euros. Es verdad que para una familia humilde es complicado tener este presupuesto, pero para una renta media sí se puede hacer. Además, la recuperación de la inversión es muy rápida. Con el añadido de que existen beneficios en el Impuesto de Bienes Inmuebles.En dos o tres años se recupera la inversión inicial y empieza el ahorro neto. Eso si hablamos solo de la parte económica, porque también está la medioambiental y la de optimización de las redes.
–¿Cuánto de interés por el autoconsumo es atribuible a que el megawatio esté por las nubes? ¿Cuando baje, pueden paralizarse las instalaciones?
–Creo que no. El año pasado se instalaron 500 Mw y tuvimos de los precios más bajos de la historia. Este año ya hemos superado esa cifra. La ciudadanía está concienciada con la transición energética y la motivación económica siempre ayuda.
–Hablamos solo de placas fotovoltaicas, ¿o hay alguna otra posibilidad?
–Mayoritariamente, sí. Pero promovemos todas las energía renovables y también está la opción de minieólicas, molinos pequeñitos que van más dirigidos a las pymes y aportan muchas sinergias.
–¿Qué papel juega el almacenamiento de la electricidad en todo este proceso?
–Promovemos no solo la apuesta por el autoconsumo sino también por incluir el almacenamiento asociado. Es fundamental. Con toda la cantidad de renovables que queremos introducir de aquí a 2030 necesitamos impulsar también el almacenamiento para poder gestionar la variabilidad de las fuentes renovables. Me refiero al que se realiza en la propia instalación, detrás del contador, que es el que cada usuario tiene en su casa y es el que reduce esa demanda punta, digamos colectiva, que tiene la sociedad de la red eléctrica en el mismo momento. Si conseguimos que los usuarios apuesten por el almacenamiento, esas puntas tan caras bajarían.
–¿Es posible cuantificar o concretar en qué se puede traducir esta combinación de instalación de autoconsumo y almacenamiento para un consumidor doméstico? ¿Es posible la independencia energética?
–Como todo en la vida, se puede conseguir lo que cada un quiera. Nosotros sí entendemos que la independencia debe ser el objetivo. Pero también sabemos que es algo demasiado caro para un individuo. Desconectarse de la red se puede hacer, pero habría que dimensionar las necesidades y hace falta un almacenamiento lo suficientemente grande como para poder satisfacer el consumo de todos los periodos en los que, si hablamos de placas, no hay sol. Pero manteniéndose en la red se pueden conseguir ahorros del 30% y hasta el 40%, dependiendo de la instalación y también de la ubicación en España, claro. Insisto en que la recuperación de la inversión se recupera en dos o tres años y a partir de entonces empieza un ahorro neto que es para siempre.
–Con el conocimiento que tienen en el IDAE de los consumidores de energía, que somos todos, ¿diría que la gente es consciente del coste que tienen sus hábitos, que se paga un sobrecoste por un 'mal uso' del consumo?
–Poco a poco vamos mejorando. Cuesta cambiar la forma de pensar y actuar porque la electricidad ha sido algo que dábamos por hecho. La parte de la población que no dedicaba tiempo a pensar en ello y a gestionarlo debe dar el paso. Es un hándicap que hemos querido vencer. La propia tecnología nos ayuda y en las instalaciones de autoconsumo es obligatoria la monitorización de los sistemas para que los usuarios sepan cuánto produce su instalación, cuál es su perfil de consumo y cuánto se están ahorrando. Es un aliciente importante.
–Muchos paisajes rurales se han llenado de inmensos huertos solares y enormes extensiones de molinos, ¿diría que esto favorece o que frena la despoblación de la España interior?
–Hay opiniones de todo tipo. Es verdad que hay una cierta contestación social porque cada vez hay más instalaciones. Debemos encontrar el equilibrio entre la necesidad energética y el impacto medioambiental y antes de cada caso hay una interlocución de la Administración con las partes afectadas en las zonas rurales para entender la problemática particular. España consume mucha energía y necesita instalaciones grandes, de modo que el objetivo acoplar todos los intereses y hacerlo bien.
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