Este primer fuego importante de la temporada acaba con el respiro que el primer año de pandemia dio a los montes, al registrarse un número insualmente bajo por el confinamiento y la falta de movilidad. De enero a mayo de 2020 fueron 230 los incendios, una cifra que en este mismo período del año en curso se ha duplicado (420 fuegos y 130 hectáreas quemadas), aunque el dato sigue siendo inferior a la media de la década por esta época, que se sitúa en 670 incendios, según datos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Arranz destacó que las perspectivas de la campaña fuerte de incendios, dadas las lluvias registradas desde febrero, estará marcada por una importante cantidad de material vegetal «y eso es más riesgo de incendios y nos puede complicar». A partir del 15 de junio, aseguró, el 80 o 90% del operativo estará incorporado.
Críticas al modelo mixto
A pesar de la insistencia de los sindicatos, que consideran «anacrónico» y «escaso de medios» el dispositivo de Castilla y León, la Junta no se plantea ampliar el número de efectivos, que considera «dimensionado», y defiende el modelo mixto, «cuadrillas que trabajan en el monte y luego son los que van a extinguir, es muy eficiente y conocen mejor que nadie el territorio. No queremos bomberos en una habitación esperando a que los llamen, no nos lo podemos permitir».
Lo que sí contempla es la renovación de flotas de autobombas y mejoras tecnológicas para la situación, ubicación y localización de incendios para que sea mayor la seguridad de los equipos de extinción. Reconoce, no obstante, el bajón presupuestario en la materia desde la crisis de 2008 y, a pesar de «más de un quinquenio con mejoras contiuas y consolidadas», el dinero no llega a los niveles de inversión de 2010. «Pero, de acuerdo con el Diálogo Social, vamos consolidando los meses de trabajo del operativo discontinuo, un 30% más», subrayó el director de Patrimonio Natural.
León y Zamora están en la zona de actuación noroeste, donde se registran la mitad de los fuegos de toda España
Comisiones Obreras, sin embargo, considera que el incendio declarado en Serradilla del Arroyo evidencia la falta de medios y censura la actuación de la Junta, que «ni siquiera ha sacado la orden de declaración de las épocas de peligro alto de incendio». El sindicato recuerda que denuncia desde hace 18 años un operativo «anacrónico y que actúa muchas veces en los límites de la legalidad» y «amparado sobre la base de la buena voluntad de los trabajadores que lo componen», recoge Europa Press.
En este sentido, apuntó que «sin el operativo de extinción preparado» y sin los medios básicos necesarios, con el incendio de Salamanca «volvieron las carreras y los apretones, las llamadas de emergencia y la asignación de guardias de urgencia». Al igual que ocurrió en el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Salamanca, CC OO advirtió de que podría haber ocurrido igual en Ávila o Zamora, las provincias más al sur de la comunidad, que en estos momentos son las que tienen un riesgo más elevado. Incide en la existencia de plantillas «escasas» y critica que los responsables de la Junta isigan con políticas forestales «del siglo pasado». Reclama una actualización de la regulación legal del operativo que se adapte a las condiciones reales de riesgo, a los nuevos veranos más largos y a las situaciones de peligrosidad que se producen durante el resto del año, «cada vez con más frecuencia».
Ángel Rubio Gómez, responsable de bomberos forestales de UGT, critica este modelo mixto de la Junta, con personal público laboral fijo discontinuo y, en verano, licitando a empresas del sector forestal. «La prueba de que no funciona es que es que Castilla y León es la comunidad donde el Ministerio tiene que desplegar más medios estatales».
Tilda de «castastróficas» las tasas de interinidad entre el personal laboral de la Administración regional, con tan solo el 10% de los contratos de nueve meses y el resto, de seis y tres meses. «La temporalidad en Castilla y León es lo más llamativo, siendo con Galicia y Andalucía la comunidad con mayor incidencia de incendios forestales durante todo el año», indica el sindicalista. Este bombero forestal y jefe de unidad en la base helitransportada de Talavera (Castilla-La Mancha), explica que, de los tres lados del triángulo de los incendios forestales, el fundamental es el meteorológico y la previsión para Castilla y León es un aumento de temperaturas de grado y medio o un grado por encima de la media en Ávila, Segovia y Soria. El último estudio realizado por el Ministerio con datos de los cuatro primeros meses de este año refiere que las comunidades autónomas del Noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria y las provincias castellanas y leonesas de Zamora y León, ya que el resto del territorio se incluye en las comunidades interiores) suman el 50% de todos los incendios registrados en España de enero a abril y el 80% de la superficie forestal que ha ardido en estos cuatro meses está en el Noroeste.
De las bases aéreas repartidas por todo el territorio nacional para la lucha contra incendios, las de Tabuyo (Castilla y León), Tineo (Principado de Asturias), Laza (Galicia) y La Iglesuela (Castilla-La Mancha) son las que más tarde comienzan a funcionar, el 17 de junio. El resto ya están operativas desde el 1 de este mes. En el caso de las otras dos bases de Castilla y León, Puerto el Pico y Lubia, habían empezado la semana pasada, pero sin helicópteros. El motivo de que en Castilla y León lleguen más tarde las Brif es que, por estadística, en el noroeste peninsular hay más incendios a finales del verano aunque, explica Gilberto Cabezas Torrero, de las Brigadas de Refuerzo Forestal de Tabuyo, dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica, «si ocurre ahora un incendio grande, se manda un helicóptero desde Cáceres y nosotros tenemos una cuadrilla disponible», afirmaba, días antes de declararse el gran incendio en Salamanca.
La novedad de la campaña es que, por primera vez, los integrantes de las BRIF trabajan todo el año. Son medio centenar de personas por base, indica este responsable de las cuadrillas de Tabuyo, quien apunta que los montes de Castilla y León necesitan mucho trabajo preventivo. «¡El monte lleva en pandema 15 años!», sostiene este bombero forestal, a propósito de la gran cantidad de combustible acumulado producto del abandono de los trabajos de limpieza en el confinamiento y las lluvias de los últimos meses. El calor que se espera para los días centrales del verano y la mayor movilidad de las personas, que han optado por pasar sus vacaciones en el interior, son factores que incrementan el riesgo. Este año, apunta Gilberto Cabezas, «se ha podido desbrozar algo más, ha habido más cuadrillas», pero el riesgo es más alto por la movilidad de la población «y ya se sabe que la mayoría de los incendios forestales son por negligencias o intencionados, y hay mucho pasto en el monte». Coincide en que son necesarios más efectivos. «La Administración lleva desde la temporada 2007-2008 sin sacar plazas de conductores y mangueristas de los camiones amarillos o de escuchas en las torretas de vigilancia, solo va renovando las bolsas de trabajo», denuncia Cabezas,. Él mismo trabajó formando parte del dispositivo de extinción de la Junta durante ocho años, encadenando contratos de seis en seis meses.
Los agentes medioambientales juegan también un papel importante en la prevención y avistamiento de incendios forestales. A primeros de mes se han celebrado los exámenes para reforzar este cuerpo. En Valladolid ejercen 54 agentes, «diez menos de los que debería, por las jubilaciones. Así que, ¿cómo se pueden organizar turnos con tan solo un agente por comarca?», se pregunta Alejandro Muñoz Rodríguez, delegado autonómico de medio ambiente de CSIF. Constata «la escasez presupuestaria: en una década se han reducido al 70% los presupuestos en prevención y extinción». Destaca también el envejecimiento del colectivo: la media de edad de los agentes está en 55 años.
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