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La mitad o más de lo que se paga en el recibo de la luz o frente al surtidor de la gasolinera son impuestos, mientras que con el gas la cuota es más difícil de calcular, aunque supone también una parte importante. En el caso ... de la electricidad, el Gobierno alivió esta carga de forma parcial y temporal en el último trimestre de 2021; aunque no así en el resto de combustibles, que desde entonces protagonizan una escalada de precios que nada tiene que envidiar a la de la luz. De esta manera, el Estado ve prosperar la recaudación fiscal al ritmo que marca el coste de la materia prima, en un momento en el que los hogares tiemblan a la hora de recibir las facturas.
Aunque hasta ahora el caso de la electricidad ha sido el más llamativo, con el MW/h un 603% más caro que hace un año por el aumento de la producción de los ciclos combinados de gas, no es el único. También la cotización del propio gas natural y la del petróleo se encuentran desbocadas. Como consecuencia de ello, el litro de gasolina registra esta semana su sexto récord consecutivo, mientras que el gasóleo ha marcado ya su cuarto máximo de todos los tiempos.
El pasado septiembre, el Gobierno bajó el Impuesto sobre la Electricidad, que se paga se consuma energía o no y asciende al 5,11% de la potencia contratada y la energía consumida. Ahora se sitúa en el 0,5% y la rebaja se prolongará hasta el 30 de junio de 2022, al igual que la bajada del IVA del 21% al 10% y la suspensión del impuesto a la generación eléctrica, del 7%.
Así, de cada 100 euros del recibo de la luz, 35,21 corresponden a la energía consumida; otros 22 a los peajes, que son los costes de la distribución y el transporte y 10,19 euros a los citados impuestos. Los 32,60 euros restantes, según la información de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, no tienen oficialmente la denominación de impuestos, sino 'cargos', pero se le parecen. Los fija el Gobierno y sufragan las subvenciones a las renovables, compensan los transportes a las islas o van a amortizar el déficit de tarifa que se arrastra históricamente. En realidad, el kilovatio supone ahora en torno al 57% del recibo (antes de septiembre representaba algo más del 33%).
Más sobre los precios de los combustibles
En la estación de servicio, la cotización de los carburantes es sólo una parte del precio del surtidor. Después hay gastos como los costes de producción, distribución y comercialización, donde se incluyen los márgenes del mayorista y el minorista. Y por último, pero en este caso lo más importante, llegan los impuestos y otros costes asociados, como el mantenimiento de las reservas estratégicas y la aportación al Fondo de Eficiencia Energética. En España, los derivados del petróleo están gravados con dos impuestos: el IVA y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos, que consta de tipo estatal general, estatal especial y autonómico. El agregado de todos ellos supone el 54% de cada llenado del depósito (o de cada 20 euros) en el caso de la gasolina y del 49% en el diesel.
La factura del gas natural, por su parte, se divide en los siguientes apartados: energía consumida y alquiler del contador, más el Impuesto sobre Hidrocarburos y el IVA. El primero es del 1,2% y el segundo, que se aplica a la suma de todos los conceptos incluido el anterior impuesto, los grava con el 21%. El recibo tiene un apartado más, el más oneroso con en torno a un tercio del coste total, denominado 'peajes de acceso'. Depende de cada factura y el punto de suministro y dentro caben desde los costes relativos al transporte, las redes locales, la regasificación, más el canon de acceso a los almacenamientos subterráneos; hasta otro tipo de cargos que debe abonar cada usuario y que no se llaman impuestos, pero los recuerdan. Así, está la tasa para la transición ecológica de la CNMC o la de desajustes temporales entre beneficios y pérdidas del sistema.
Con el aumento de la base imponible, lo hace también el importe gravado fiscalmente. Según el último informe de recaudación de la Agencia Tributaria, en noviembre de 2021 el impacto de las medidas para frenar las subidas de la electricidad significaron una pérdida de ingresos en ese mes de más de 1.000 millones, pero si se hubieran eliminado estos elementos de la comparación, el aumento de la recaudación habría sido del 14%.
El Impuesto sobre Hidrocarburos generó unos ingresos del 10,2% más en los once primeros meses de 2021, cuando los carburantes aún no habían iniciado la escalada vertical de los últimos tiempos. Hacienda puntualiza que no fue mayor debido al menor consumo de gasóleo.
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