Algo había de liberal-progresismo en el primer Ciudadanos. Liberal en lo económico y casi socialdemócrata en los aspectos sociales. Cuando Albert Rivera concluyó que su sino era convertirse en el sucesor del PP, la parte más a la izquierda del partido desapareció. El mensaje ... comenzó a centrarse en el carácter «liberal» del partido, una palabra que su coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, repetía en cada comparecencia. Y hace poco el número 2 del partido, Carlos Pérez-Nievas, instaba a sus cargos a huir del término liberal porque tenía connotaciones negativas, según desvelaba The Objective. «Hay que ser solo de centro», fue el mensaje.
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La réplica de Francisco Igea, expedientado desde hace casi tres meses por criticar la decisión de no concurrir a las elecciones, es contundente. «No hay nada que reconstruir en el centro. El centro ha muerto. Porque Ciudadanos mató definitivamente este espacio para una temporada larga».
Lo dice a escasos días de la presentación de la plataforma Nexo en Madrid. Impulsada por Santiago Saura y Juan Ignacio López-Bas y con él y Edmundo Bal como referentes más conocidos de una pléyade de 'ciudadanos'. «No es un partido político. No pretende ser un partido político, sino una manera de recoger a mucha gente decepcionada», dice. Sin embargo, se le escapa en varias ocasiones la palabra «partido» al referirse a la «plataforma».
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El último 'ciudadano' que creó una plataforma fue Francisco Requejo, expresidente de la Diputación de Zamora. Su 'Zamora Sí' acabó por convertirse en un partido de pleno derecho y por concurrir a las municipales en la provincia zamorana, liquidando cualquier opción de Ciudadanos de llevar su papeleta. Zamora Sí se presentó en 60 municipios. Ciudadanos, en dos. (Benavente y Cobreros).
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La reacción que pueda tener la dirección de Ciudadanos no hace mella en Igea a estas alturas. «El partido certificó su incapacidad al decidir que no se presentaba y ha dicho de manera reiterada que quiere hacer lo que nosotros estamos haciendo. No veo problema en el asunto», explica. Y seguirá en el parlamento autonómico como el epílogo de Ciudadanos que ya dijo que sería si su partido no cambiaba el rumbo. «Voy a seguir ejerciendo mi tarea en las Cortes, la que me encomendaron los ciudadanos, y no creo que haya nada que el partido pueda decir a un señor que hace lo que el partido quiere hacer».
Las ideas-fuerza de Nexo comienzan en el lado opuesto en el que se situó Carlos Pérez-Nievas. Lo primero, ser un partido liberal en lo económico. No de centro. Lo segundo, acercarse a aquel espacio progresista en lo social (casi socialdemócrata) que pueda convencer a los desencantados del PSOE y al ala moderada de los votantes del PP. En tercer lugar, apostar por «el reformismo, aquello que de verdad marca una diferencia con respecto al resto de los partidos políticos». Y añade Igea: «Somos gente que sigue creyendo en la necesidad de la independencia de los controladores, en la transparencia».
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Y hay un cuarto punto que muestra el carácter utópico que envuelve la propuesta en una política real mucho más rígida. «Libertad de voto de los parlamentarios». Hay un ejemplo que se repite mucho en las Cortes de Castilla y León. Pedro Pascual, de Por Ávila, lleva una propuesta centrada, evidentemente, en Ávila. El PP y Vox, partidos de gobierno, no están de acuerdo. Y votan en contra. Los 44 parlamentarios, incluidos los tres del PP y el de Vox por la provincia de Ávila. «Quiero que los parlamentarios seamos leales a los programas políticos, pero también que tengamos un criterio cuando representamos a los ciudadanos de nuestra región. Eso permite sumar mayorías de manera distinta. Saca a los nacionalistas de la ecuación de manera obligatoria porque permite hacer otras sumas. Y esto es un asunto esencial en la democracia parlamentaria en EEUU, en Inglaterra…», explica Igea.
Ese afán de ir por libre no lo llevó Igea a sus últimas consecuencias cuando la dirección de Ciudadanos forzó el acuerdo con el PP en Castilla y León en lugar de favorecer el pacto con el PSOE y remedar, a la inversa, el acuerdo en Andalucía, donde se pactó con el PP para acabar con la hegemonía histórica del PSOE. Francisco Igea acató las órdenes entonces y esa fue, quizá, la última vez que lo hizo. Convertido en verso suelto dentro del partido, chocó con Inés Arrimadas y con el aparato de una formación abocada ahora a la desaparición y de la que es el único parlamentario autonómico o nacional que queda. «No volveré a militar en un partido de autómatas que promueve las organizaciones políticas como un partido de autómatas. Porque va contra el principio constitucional de ausencia de mandato imperativo. Y segundo porque toda la vida he sido un disidente y quiero que disentir sea lo normal».
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El futuro, aunque la plataforma sea aún una plataforma y «no un partido», tiene una salida. Certificada la defunción de Ciudadanos con el batacazo en las municipales y autonómicas y la decisión de no acudir a las generales, Nexo puede ser de algún modo el relevo natural. «Hay que crear un partido, una coalición, llamémoslo como sea, que sea capaz de llevar esto a cabo. Esto tiene un final evidente y en él coincidimos con la dirección del partido. La dirección ha hecho reiteradas declaraciones, después de que las hiciera yo, a favor de hacer esto que estamos haciendo. Lo que pasa es que nosotros nos hemos puesto a ello. A hacer lo que mi partido ha dicho que había que hacer».
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