La enciclopedia del eufemismo político se enriqueció ayer con un nuevo término, «estrategia de mejora». Lo utilizó Verónica Casado, consejera de Sanidad, para negar la existencia del plan Aliste. Si es que alguna vez lo hubo. Porque del trabalenguas de la consejera se deduce que ... no, aunque empezara a aplicarse: «No hay plan de reestructuración porque no es un plan de reestructuración, es una estrategia de mejora. Retirar un plan que no existe es bastante fácil. No hemos retirado ningún plan de reestructuración porque no tenemos ningún plan de reestructuración, lo que tenemos es la ordenación de los recursos, que está todo el mundo de acuerdo con ello, y el refuerzo de la atención primaria». Lo dijo tras la reunión con los presidentes de las diputaciones provinciales y ante la mirada de Francisco Igea, vicepresidente y portavoz de la Junta, que participó en el encuentro. Y con esto, y la explicación de que siguen adelante con la susodicha estrategia, ambos se mantuvieron firmes ante el acoso político de sus socios de Gobierno.
Publicidad
Noticia Relacionada
Gabriel de la Iglesia
Porque el tándem que forman ambos médicos-políticos apenas limó algún aspecto de su «estrategia de mejora». Se va a aplicar el decreto que marca las visitas que debe hacer el médico a cada pueblo en función del número de tarjetas sanitarias, ese decreto «que aprobó el PSOE en 1987», como recordaba Igea en el último Pleno. Y aquí va el pero. «Se va a aplicar la norma pero con una variable importante, que es la cita previa. También cuando se implantó a nivel urbano hubo mucho rechazo. Lo mismo tenemos que hacer a nivel rural, porque no puede ser que los médicos hagan más tiempo en kilómetros que de atención clínica», argumentó Casado.
Esto quiere decir que no hay una vuelta atrás radical como la que pareció comprometer el PP de Fernández Mañueco con su voto a favor de retirar la reforma sanitaria. «Entre las personas que trabajaron por ese consenso político hay cuatro designadas por el PP, y una de ellas es Alejandro Vázquez. Lo único que hacemos es el desarrollo de esas propuestas», apuntó Casado. Vázquez no fue mencionado por casualidad, sino porque formó parte, el día anterior, de la escenografía con la que el PP burgalés, a través de su presidente Borja Suárez y con la presencia del consejero de Presidencia, Ángel Ibáñez, lanzó una nueva invectiva a la política sanitaria 'de Ciudadanos', esta vez con el hospital de Burgos y su gerente como excusa.
Un gerente, José María Romo, que salió a explicar públicamente por qué el oncólogo García-Girón no podía prorrogar su vida laboral. Por una norma, aclaró la consejera, «que firmó el anterior» responsable de Sanidad, Antonio Sáez (PP). Pero Romo hizo una lectura más política si cabe que la de Verónica Casado. Consideró que se ha utilizado la «kale borroka» como parte de la «guerra política», en la que el ataque hacia él es solo «una baza más».
Publicidad
La consejera no va a dimitir, reiteró ayer. Tampoco Francisco Igea parece dispuesto a ello. El único modo que encontrará Mañueco de deshacerse de la sombra de Ciudadanos en el Gobierno será la de convocar elecciones, apuntan fuentes populares. Y continúan dando por hecho que esa convocatoria va a llegar. Incluso algunos de los consultados sostienen que sería preferible «no esperar demasiado» y aunarla con un adelanto electoral en Andalucía, como pretende la dirección nacional del PP.
Una realidad que sin embargo topa con el optimismo de Ciudadanos. Del partido. Al menos oficialmente. La diferencia entre la reacción de la coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, y la de Inés Arrimadas, líder nacional de la formacion, estuvo en que la leonesa trató de unir el mensaje de confianza en Mañueco a la reivindicación de la gestión de Ciudadanos en el Gobierno autonómico. «Mi partido llegó a la política de la comunidad para limpiar y que no hubiera corrupción, no es casualidad que no se repitan las malas prácticas a las que estábamos acostumbrados. Ciudadanos abre las ventanas e informa de todo lo que ocurre con los impuestos de los castellanos y leoneses», presumió.
Publicidad
La pulla hacia los populares vino acompañada del convencimiento de que se va a agotar la legislatura. «Todos tenemos palabra, no tenemos por qué dudar de la palabra del señor Mañueco, porque así lo ha dicho en muchas ocasiones, también a nuestra presidenta, y la palabra hay que cumplirla», aseveró.
Tan segura está del compromiso del presidente de la Junta que ni siquiera vio «provocaciones» donde Igea sí lo hizo, como en el mencionado ataque en Burgos. «Entiendo que defiendan lo que consideran bueno para la ciudad, pero eso dista mucho de ser una provocación», dijo. En este caso el eufemismo elegido fue: «son políticas de cargos públicos en sus territorios».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.