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Para la lista de acontecimientos históricos de 2020: Nunca jamás los castellanos y leoneses habían ahorrado como lo hicieron el año pasado. Entre la espada de los confinamientos y restricciones y la pared del miedo a lo que pueda venir, el gasto de los ... consumidores se desplomó y el ahorro alcanzó cotas nunca vista y tasas de crecimiento que duplican con creces las del siguiente mayor registro, que fue el año anterior.
Los castellanos y leoneses tienen depositados 76.459 millones de euros en sus cuentas bancarias al cierre de 2020, que son 6.401 millones más que un año antes. El crecimiento anual, del 9,1% en tasa, no tiene parangón en los registros del Banco de España. El anterior récord eran los 2.620 millones de 2019, que supusieron un incremento del 3,9%.
En el trimestre que comprende abril, mayo y junio –prácticamente coincidente con el periodo de confinamiento derivado del estado de alarma– los hogares, empresas y administraciones de la comunidad ahorraron 3.113 millones. Una parte de ese ahorro fue obligado, ya que los cierres al público imposibilitaron el gasto. Otra parte fue consecuencia de la incertidumbre con la que la pandemia de la covid ha teñido el futuro a corto plazo. El paso de los ERTE a los ERE y la persistencia de las restricciones acentúan el lado cauto de los ciudadanos.
Después del trimestre más atípico de nuestras vidas, en el verano el ahorro se incrementó en 812 millones, pero en el tramo final del año volvió el 'más vale prevenir' y los depósitos de los castellanos y leoneses en las entidades financieras engordaron en otros 1.855 millones.
La tendencia al ahorro, generalizada en todo el país, es más acusada en la región. El dinero depositado en las entidades en España equivale al 80% del PIB nacional. En Castilla y León, esa comparación llega al 115%.
El conservadurismo en el gasto se mantuvo durante la tercera ola de la pandemia y, en datos nacionales, los depósitos de las familias crecieron el 7,9% en febrero en tasa interanual y los de las empresas, el 13,5%, según los datos del Banco de España.
Un elevado nivel de ahorro puede ser veneno para la economía, ya que frena la recuperación y eleva el riesgo de que la situación se estanque. La composición de este ahorro incluye un 5% que corresponde a las administraciones públicas, mientras que el 95% pertenece a los denominados 'otros sectores residentes', que son las empresas –con en torno al 25% de ese 95%– y los hogares, mayoría con el 75% restante.
Por otro lado, los depósitos bancarios son la modalidad que se suele utilizar cuando se trata de ahorro 'preventivo', ya que permite tener el dinero disponible. No en vano, de los 73.174 millones de euros que tienen depositados en los bancos los hogares y empresas de la región, el 88% está en cuentas a la vista y el 12% restante, a plazo.
El gasto de los hogares se desplomó durante lo peor de la pandemia hasta niveles nunca vistos. Los ámbitos de peor comportamiento fueron los viajes, alojamientos, bares y restaurantes, deportes y juguetes, ocio y entretenimiento y transporte. En turismo, el gasto de los residentes castellanos y leoneses se hundió el año pasado el 60%, según el INE. Buena parte de todo ese dinero no gastado, los ciudadanos no lo redirigieron sino que lo reservaron en sus cuentas.
Uno de los termómetros de la economía da algunas claves: En 2020 se vendieron en Castilla y León poco más de 26.369 coches, con una caída anual del 25%, según las patronales del sector Anfac, Faconauto y Ganvam, mientras que el consumo de carburantes sufrió un descenso del 20,5%, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
En sus últimas previsiones económicas, Funcas aprecia que el impulso de la actividad al que apunta la segunda parte del año se extenderá a 2022, eso sí condicionado a que se eviten los riesgos a la baja ligados a la gestión de la pandemia y se adopten reformas efectivas.
Los expertos del servicio de estudios esperan «un fuerte crecimiento del consumo privado gracias a la absorción de buena parte del sobre ahorro generado por la crisis; una normalización del turismo, con una temporada de verano que podría acercarse a los registros pre-pandemia; y los estímulos del plan europeo de recuperación».
Desde 2008, cuando la financiación a hogares y empresas de la comunidad ascendía a 77.278 millones de euros, el volumen de crédito concedido por las entidades financieras no ha dejado de menguar. Doce años después, el crédito a los sectores residentes asciende a 43.834 millones, el 43% menos. En 2020 repuntó por primera vez gracias a la inyección de avales públicos del ICO e Iberaval para apoyar la solvencia de las empresas más afectadas por la crisis.
Más de 30.300 empresas de la región han recibido avales del instituto oficial por valor de 3.443 millones, mientras que Iberaval facilitó 390 millones en créditos a 5.700 empresas.
Con un nivel de ahorro en depósitos por encima de los 74.000 millones, el sector bancario tiene un balance positivo en la región de más de 30.000 millones de euros, ya que presta 60 céntimos por cada euro que capta.
En España, los tipos de interés de los nuevos préstamos que no sean para la compra de vivienda se situaban en julio de 2020 en el 8%, un nivel elevado en comparación con el de los países de nuestro entorno que puede deberse, según el Banco de España, a que los clientes presentan «un perfil arriesgado en términos comparativos» o a que «las entidades españolas aplican tipos de interés distintos a hogares con las mismas características».
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