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101 años. Esa es la edad que celebró la pasada semana Siridio García Morales. Más de un siglo de vida. El centenario nació en San Cristóbal de Cuéllar (Segovia) el 2 de enero de 1922, se casó en Sanchonuño y en los años 70 del ... siglo pasado llegó a la capital vallisoletana. Una vida que él mismo define como «buena», aunque a los 14 años «todo se torció». «Vino la guerra y mataron a un hermano y ese mismo año fallecieron mis padres en poco tiempo. Como éramos muchos hermanos, los dos mayores se hicieron cargo de los demás hermanos y a mí me llevaron a Sanchonuño como aprendiz de Carretero», relata Siridio García.
Si hay algo que recuerda con especial ilusión es el servicio militar. «Me enviaron a África a pasar la mili y estuve tres años», explica García. A su regreso a Sanchonuño, el municipio que le ha visto convertirse en adulto, trabajó por su cuenta como carretero. «Eran dieciséis horas diarias hasta principios de los años 70», recuerda el centenario. «En Sanchonuño me casé y allí nacieron mis tres hijas. Cuando ya no se hacían carros, decidimos venir a la capital y trabajé como encargado de limpieza de Fasa hasta que un reajuste de plantilla me obligó a jubilarme con 63 años», señala Siridio García recordando una etapa importante en su vida.
Como muchos otros jubilados, Siridio ha dedicado el resto de su vida hasta hoy a su familia y a viajar. «Me encanta decir que yo sí que he montado en avión. Lo hice con mi mujer y fuimos hasta las Islas Canarias. Es algo de lo que guardo un buen recuerdo», puntualiza el centenario, visiblemente emocionado al recordar a su mujer, que falleció hace 14 años.
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Aunque la covid no le permitió la celebración pública del siglo de vida, este año ha reunido a toda la familia en un restaurante. «Estoy feliz y rodeado de mi familia. Aunque el año pasado no pudimos juntarnos, este año lo hemos hecho con más ilusión que nunca», afirma sonriente. «Ya tengo 5 nietos y 4 bisnietos», añade.
Actualmente, Siridio García vive con sus hijas y aunque de salud está «bastante bien», tiene pequeños achaques que él mismo define como «lo propio de la edad». «Hasta el año pasado vivía solo y me hacía todo, iba a la compra, limpiaba la casa, hacía mi comida, iba al banco…», recuerda el centenario.
Si algo no puede faltar en la vida de Siridio García Morales son «las revistas y El Norte de Castilla». «Siempre he sido muy de leer el periódico y ahora todavía lo sigo haciendo, aunque a las dos horas lo tengo que dejar porque se me empieza a nublar la vista», confiesa el centenario entre carcajadas.
101 años de vida dan para mucho, pero lo mejor para él es «estar rodeado de toda mi familia y haber podido disfrutar de ellos tantos años», asegura. Una familia de la que quiere seguir disfrutando muchos años más «siempre y cuando Dios me de salud».
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