¿Qué hacemos con los visones?

En los últimos meses, granjas de Holanda, Bélgica, Francia, Suecia han detectado otros contagios. También España. En julio, el Gobierno de Aragón ordenó sacrificar 92.700 ejemplares de una planta en Puebla de Valverde (Teruel), al localizarse varios positivos entre su personal.

Aunque el Colegio General de Veterinarios de España dice que «no hay que alarmarse», hay expertos que se temen que una nueva variante animal de la covid-19 podría hacer perder eficacia a las vacunas que ya se anuncian.

El debate y las campañas contra las granjas de visones americanos también afectan a Castilla y León. En Peguerinos (Ávila) y Lubia (Soria) se encuentran dos de las 37 factorías del país (la gran mayoría se concentran en Galicia). La abulense es, desde hace años, una de las más polémicas y que más denuncias acumula.

Construida en 2004, pertenece a la firma De la Roca Peleteros, que tiene entre sus mejores clientes a El Corte Inglés. Ubicada en el límite con la Comunidad de Madrid y a menos de 400 metros de Santa María de la Alameda, sus vecinos llevan años realizando manifestaciones y protestas por las supuestas irregularidades ambientales de la instalación. «Contamina prados y acuíferos, cada vez que llueve hay vertidos sanguinolentos en los prados. Y la contaminación de purines es insoportable», explica Irene Rodríguez de la Plataforma de Afectados de Santa María.

El nuevo riesgo por el coronavirus solo ha multiplicado sus temores. «Puede ocurrir lo mismo que en Dinamarca u Holanda. Es un riesgo para las poblaciones de la zona», avisa esta activista. Sus argumentos cuentan desde hace años con el apoyo de WWF que ha redoblado las iniciativas de su campaña 'Cierre de las granjas de visón YA'.Hasta ahora manejaban argumentos de protección de la fauna. Las fugas continuas en las granjas de los visones americanos están a punto de extinguir a sus congéneres peninsulares. Además denuncian el hacinamiento y maltrato de estos mustélidos, arracimados en pequeñas jaulas.

El miedo colectivo a la pandemia ha acrecentado sus reclamaciones. «Es la única especie que contagia de ida y vuelta la enfermedad», advierte la responsable del Programa de Especies Amenazadas de WWF, LauraMoreno. Ya hay 300 granjas con brotes en visones y trabajadores. Al criarse juntos y en pequeñas celdas, sería imposible pararlo». Esta organización concluye que las granjas son «bombas biológicas que estallarán tarde o temprano».

Sin embargo, el propietario de la planta de Peguerinos, Fernando Rodríguez, descarta esos riesgos. «Hacemos auditorías cada dos meses que superan con creces las normas. Eso incluye pruebas PCR a los trabajadores. Y tenemos vigilancia constante de Sanidad Animal», argumenta. Rodríguez insiste en que «la fábrica estaba antes de que construyeran sus casas» y dice estar harto de «las constantes denuncias al Seprona. Vienen, inspeccionan y se van. Sin más».

Más discreta es la planta de Lubia en Soria que apenas salió a la luz pública hace 11 años por una suelta deliberada de mil ejemplares, dentro de las campañas ecologistas de boicot de centros de cría animal. En esta factoría han llegado a criar unos 14.000 ejemplares. La misma cifra que hoy engordan en Peguerinos, lejos de los 40.000 que tuvieron en los mejores tiempos. Como el resto de la economía esta industria ya era víctima de la pandemia. «Si me llama en un año aún será peor», vaticina Rodríguez.