Por momentos, Laura Domínguez (San Sebastián, 1986) parece ubicua. Es la que más interviene en las Cortes de Castilla y León y eso se pega. La procuradora de Unidas Podemos por Burgos habla rápido y directo, como si estuviera aún en la tribuna de oradores.
–Unidas Podemos está encuadrado en el Grupo Mixto. Con UPL, Por Ávila, Vox y Unidas Podemos, ¿cómo se gestiona el día a día?
–De primeras choca un Grupo Mixto formado por grupos tan diversos. Pero luego la vida cotidiana del grupo parlamentario la hemos llevado muy bien. Hay buena relación entre los cinco procuradores, desde las antípodas políticas, por supuesto, y desde la discrepancia absoluta, sobre todo con Vox. Pero hay buena relación y se trata de saber trabajar de manera conjunta del mismo modo que cualquiera lo hace en su puesto de trabajo con gente de distintas ideologías.
–Lo que pasa es que aquí se marca todavía más porque van las siglas por delante.
–Es una cuestión de ideología política, por supuesto, pero también de personas. Cuando estás en la institución, también los ciudadanos reclaman eso, que haya más consenso, más diálogo. Para eso está el Parlamento, además, para dialogar y no siempre para tirarse los trastos a la cabeza. Creo que a pesar de las ideologías y de que, lógicamente, ante situaciones políticas tenemos decisiones y soluciones diversas, hay determinadas cuestiones en las que hay que llegar a acuerdos. El Grupo Mixto es un ejemplo de esa forma de trabajar y de poder llegar a acuerdos en determinadas cuestiones.
–Me hablan bien de usted en el PP. Por su capacidad de trabajo. Dicen que está en todas.
–De hecho, ayer mismo me decían que era la procuradora que más había hablado durante esta legislatura, tanto en Comisión como en el Pleno. Cuando estás en un partido que tiene pocos procuradores, todo se suma. Y eso es lo que ha sucedido, que hemos presentado muchas iniciativas para tener dos procuradores, que tenemos una capacidad propositiva muy grande y eso se ve. Por eso, aunque el adversario sea adversario político, se ve. Igual que yo veo que hay procuradores que trabajan más, menos o son mejores o peores oradores.
–Son dos y con Pablo Fernández muy centrado también en Madrid porque forma parte del organigrama del partido. Tiene otras funciones añadidas.
–Hay un buen equilibrio, porque Pablo ejerce como portavoz con las líneas generales, políticas, y además es el secretario general autonómico y marca más la directriz política general. Y yo estoy más en las cosas más concretas, más técnicas, en las comisiones y trabajando esas iniciativas pequeñas pero que son las que hacen política también. Y que además marcan mucho a los ciudadanos. Máxime en un contexto de pandemia en el que hay muchas situaciones y necesidades sociales que nosotros, a través de nuestras iniciativas, intentamos llevar a cabo.
«Estamos muy orgullosos de ser españoles, aunque parece que algunos partidos creen lo contrario; queremos esa España plurinacional, multicultural y diversa»
–Todos los partidos se han tenido que adaptar al escenario post electoral. El PP, con un gobierno en coalición y tras una derrota; el PSOE, sin gobernar pese a la victoria. Ustedes, con un bajón importante en la comunidad. ¿Cómo han vivido este cambio en su caso?
–La política es así, los ciudadanos eligen y nos han puesto en el lugar en el que nos han puesto. Las elecciones ya han pasado, estamos a mitad de legislatura, para las siguientes queda mucho tiempo y creo que se va a acabar valorando todo el trabajo que hemos realizado. Muchas iniciativas, mucha capacidad de trabajo y que ahora estamos siendo parte de ese superar lo crítico y ser propositivos. No estar siempre criticando al que está en el Gobierno sino hacer una oposición constructiva y propositiva.
–Dice que quedan dos años, pero en realidad en política queda uno para empezar a pensar en las siguientes elecciones.
–Yo no pienso en las elecciones ahora mismo. Y menos en la situación en la que estamos. Todo el trabajo, todo lo político que estamos realizando ahora mismo es pensando en cómo solucionar los problemas que hay en la calle. A la gente no le importan los partidos políticos, sino tener una solución. Al hostelero le importa poder abrir su bar, o el centro deportivo o el centro comercial. Eso es lo que le importa a la gente y lo que nos tiene que importar a nosotros. Si no, seríamos malos representantes políticos, ¿no?
–¿Pero nota si existe ese mar de fondo de que ya han pasado casi dos años?
–Al menos en Podemos no estamos pensando en eso, sino en 2021, que va a ser un año muy complicado para mucha gente. Insisto, seríamos malos representantes políticos si estuviéramos pensando en cuestiones electorales, partidistas y demás. Lo que importa es pensar en el contexto de pandemia, en la situación sanitaria y económica y en aportar nuestro granito de arena para intentar salir de ella.
–Viendo cómo se maneja ese matrimonio PSOE-Podemos a nivel nacional y las críticas, por ejemplo, de Luis Tudanca a Pablo Iglesias, ¿qué piensa desde aquí? ¿Llegará a buen puerto este Gobierno?
–Tengo claro que el Gobierno PSOE-Unidas Podemos se va a mantener toda la legislatura y las que tengan que venir. Es verdad que nunca habíamos vivido en España un Gobierno de coalición, veníamos mal acostumbrados democráticamente con gobiernos incluso de mayorías absolutas, que creo que no es sano. Y en cambio ahora demostramos que dos partidos políticos, con sus diferencias, pueden gobernar y pueden hacerlo bien.
«El PSOE es un partido de izquierdas con matices»
–No sé si aprenderemos a tiempo, si se está enfocando bien esto del Gobierno de coalición. Al mínimo roce se crea una gran discrepancia.
–Pero quizá el problema es que de diferencias políticas de los que cogobiernan se hacen maremágnums que no son tales. Todas esas diferencias se van superando, se llega a consensos y se sacan adelante medidas que en este contexto son fundamentales.
–Algunas declaraciones de Pablo Iglesias, sobre el secesionismo catalán, por ejemplo, ¿cómo se asumen desde Castilla y León?
–El problema es querer entender la realidad española desde la unilateralidad. No existe una realidad española única. Existen comunidades autónomas, regiones y situaciones políticas muy diversas. No es lo mismo Cataluña que el País Vasco, que Galicia, que Castilla y León. Y nosotros, que estamos muy orgullosos de ser españoles, aunque parece que algunos partidos creen lo contrario, tenemos claro que queremos esa España plurinacional, multicultural y que tiene mucha diversidad. Si no comprendemos eso, no estamos comprendiendo nuestro país. Tendremos, en cada sitio, que hablar de las necesidades de cada lugar. La idea de España que tenemos nosotros es más plural y más aperturista que la que tienen PP y Cs.
–Pero cuando se habla de presos políticos y Podemos hace el juego de hablar de la calidad de la democracia… Viéndolo desde aquí, con ese 'España ens roba' y todo lo que falta en Castilla y León, duele.
–¿Es contradictorio pedir la financiación autonómica para Castilla y León, que es algo que hemos reivindicado y que hemos consensuado? En eso yo, como burgalesa y castellana y leonesa, estoy convencida de que tiene que ser así y que hay que exigírselo al Gobierno de España. Y eso no es contradictorio con esta idea de la que hablo de una España plural, aperturista y con comunidades diversas. Si no aprendemos a ver España con esa multivisión estamos equivocados. Creo que algunos partidos políticos no saben el país en el que viven.
–Hay una imagen de Unidas Podemos de extremo por la izquierda. ¿Lo comparte?
–Es evidente que somos un partido de izquierdas. Los partidos de izquierdas defienden políticas públicas fuertes, servicios públicos fuertes, una idea concreta de un estado plurinacional. Somos un partido de izquierdas y no lo escondemos y esa es una diferencia clave con lo que defienden los partidos de derechas, que es el debilitamiento de los servicios públicos, unos servicios sociales cada vez más denostados o ahora, ante una situación de crisis sanitaria, una sanidad que no funciona como debe por una mala gestión.
«Es radicalmente falso que la gestión de las residencias, ni siquiera en el primer estado de alarma, fuera del Gobierno de España»
–En ese mapa de izquierdas y derechas, ¿dónde queda el PSOE?
–El PSOE es un partido de izquierdas con matices. Con diferencias, como he dicho antes, pero entra. Ellos mismos se definen como centro-izquierda. Quizá ellos deban definirse más que yo a ellos.
–En Castilla y León el cambio político estuvo cerca. ¿Será realidad o fue una oportunidad perdida que no va a volver?
–Es muy probable un cambio en Castilla y León. El tándem PP-Cs no está funcionando, es más de lo mismo y Ciudadanos simplemente se ha sumado a hacer las mismas políticas de derechas que llevan treinta años operando en esta comunidad. Y esa no es la receta para Castilla y León. Ya en las urnas se mandó un mensaje de que el PP había perdido su mayoría absolutísima y con Ciudadanos no está haciendo un buen gobierno que se pretendía de regeneración y transparencia.
–Tengo la teoría de que los partidos que gestionan la pandemia, a nivel nacional y autonómico, van a pagar electoralmente la frustración de los ciudadanos.
–En una situación complicada se toman decisiones políticas que siempre son complicadas y que nunca van a ser a gusto de todos. Pero todas las administraciones, incluido el Gobierno de España, deben hacer un esfuerzo para que de esta crisis no salgamos como en la de 2008, porque sería nefasto para todo el país. Y porque no podemos permitirnos otra vez una crisis de esas dimensiones. Y esta es mucho peor porque se suma la sanitaria. Los partidos, más allá de mirar cómo les puede afectar electoralmente, deben pensar en cómo salvar a las familias y salir de esta crisis con un refuerzo de servicios públicos, pensando en la sanidad, en rescatar a las familias y no a los bancos, como se hizo entonces… Ese debe ser el objetivo. Y hay que apelar a ese consenso y a dejar de tirarnos lo trastos a la cabeza, que es lo que la gente quiere ver.
«Hay mucho cansancio en la ciudadanía con una política que solo va de tirarse los trastos a la cabeza»
–Pero es a lo que se juega más en política ahora mismo. A polarizar.
–Quizá tengo una percepción de la política que no sé si comparten incluso muchos de mis compañeros del hemiciclo, pero para mí es diálogo, consenso, saber llegar a acuerdos, más allá de ideologías políticas. Mis soluciones no son las del PP, no lo van a ser nunca, pero si no se trabaja de esa manera, muy difícilmente vamos a salir bien de aquí. Y me parece que hay cierto cansancio en la ciudadanía con una política que solo va de tirarse los trastos a la cabeza. El Gobierno de España tiene que hacer su parte, y creo que lo está haciendo con los ERTE y las líneas de ayuda que ha llevado a distintos sectores. En cambio muchas de las ayudas de la Junta, convocadas hace ocho meses, no han llegado todavía.
–Ha fallado esa conexión entre Gobierno y comunidades autónomas. No han sido capaces de llegar a acuerdos en cuestiones que parecían cruciales.
–Se dio un fenómeno curioso. Durante el estado de alarma, en ningún momento la gestión completa de todo la tuvo el Gobierno de España. Pero sí había una centralización. Y las comunidades autónomas se quejaban y decían que querían gestionar ellas la pandemia. Cuando ha sido al revés y las comunidades se han puesto a gestionar estas cuestiones, le han dicho al Gobierno que no les está ayudando. ¿En qué quedamos? Esos mismos presidentes, Mañueco o Ayuso, querían gestionar al 100%. Muy bien. Gestiónese, pero no diga otra vez que la culpa es del Gobierno. Las competencias en Sanidad son plenas de la comunidad autónoma, por ejemplo.
–Me recuerda a aquello de «las residencias son de Pablo Iglesias».
–Exacto. Es radicalmente falso que la gestión de las residencias, ni siquiera en el primer estado de alarma, fuera del Gobierno de España. De hecho, ¿dónde estaban los datos de lo que sucedía en las residencias? En la Consejería de Familia. ¿Quién abastecía de EPI y demás? La Consejería de Familia. Luego la que gestionaba era la Consejería de Familia. Hay cosas que por mucho que se repitan no se convierten en verdad.
–Es la guerra del relato. Cada vez más, porque los partidos se han convertido en maquinarias de crear contenidos, polémicas…
–Es una guerra, pero hay cosas que son verdad y cosas que no. Cada partido político intenta construir un relato, pero cuando algo es mentira no se puede convertir en verdad por mucho que la repitas. Cuando estudiaba lógica, lo que tenía claro es que de premisas falsas no salen conclusiones verdaderas. Y esto lo tienen que practicar mucho PP y Cs porque aquí han mentido muchas veces con cuestiones de este tipo.