Las garrapatas se multiplican por el calor y la fauna silvestre en las ciudades

«Nuestro clima las diezmaba con las heladas. Este año sin invierno, con solo una semana de helada nocturna pero un mediodía ya cálido, han prosperado. Ni tan siquiera la sequía porque aunque es mala para ellas, se entierran en el suelo esperando que haya humedad para salir. Buscan sombra y lugares frescos, con cierto grado de humedad, igual que nosotros y, por ello, coincide con el ser humano en las mismas zonas. Es decir, que hay más y comparten entorno», explica Rufino Álamo Sanz, jefe de Servicio de Información de Salud Pública de la Consejería de Sanidad.

Junto a ello, explica este veterinario, «actualmente abundan los animales silvestres. Aunque ha bajado el número de ejemplares bovinos y ovinos, otros los sustituyen y garantizan el cumplimiento del ciclo vital. Y esta fauna que antes estaba lejos de las zonas urbanas, ahora se acerca en busca de comida. Por eso también se ha visto un incremento de los accidentes de tráfico. Y tenemos otros visitantes importantes, los conejos, cada vez se ven más en ciudades. La barrera entre el medio silvestre y el urbano se ha roto, es más imperceptible y esto es beneficioso para las garrapatas en busca de huésped. Y también las mascotas han aumentado mucho», añade.

Con esta situación «lo que no ha cambiado es qué hacer frente a ello: el control desde Salud Pública y la prevención».

Castilla y León es pionera, desde 1995, en un modelo de trabajo que permite conocer qué garrapatas hay en el territorio autonómico y qué infecciones podrían transmitir. Los centros de salud retiran la garrapata cuando un paciente la lleva fijada –conviene acudir a uno si no se sabe quitarla con garantías de sacarla entera– y las mandan, con la intermediación de Salud Pública, al Laboratorio de Parasitología de Salamanca que identifica la especie que retiran y realiza una PCR para identificar patógenos. De esta forma, se controla qué especies circulan y si hay, que suele ser bajísimo, infectadas capaces de transmitir enfermedades. En Castilla yleón, hay diez tipos de garrapatas. La más frecuente es la Ixodes ricinus, que es el vector de la enfermedad de Lyme y le siguieron las especies del género Rhipicephalus, y la Hyalomma (virus de Crimea-Congo). Esta última ha llegado a ocasionar cuatro muertes en España, tres de ellas en Castilla y León), comunidad que más casos concentra en apariencia, con diez de los doce totales. Pero «creemos, dado que el hábitat de esta especie abarca desde Cádiz hasta Barcelona y no es posible tanta diferencia de casos, que aquí se registran mejor. El sistema de Salud Pública es mucho más sensible y capaz de determinar más picaduras y establecer patógenos», destaca Álamo.

Cada año llegan al laboratorio unas 1.800 muestras de garrapatas para determinar su especie y porcentaje de infectadas. «No son suficientes para saber cuánto puede aumentar pero sí para hacer un seguimiento de sus tipos, para identificarlas», precisa Rufino Álamo.

La fiebre hemorrágica Crimea-Congo, aunque puede rastrearse en España desde 2010, fue noticia y motivo de alarma social en 2016. El primer caso en humanos detectado fue el de un varón de 62 años, natural de la localidad abulense de San Juan del Molinillo, aunque residente en Madrid, que falleció tras picarle una garrapata en un paseo por el campo de esta localidad. Además, la enfermera que lo atendió se contagió cuando lo atendía en la UCI del Hospital Infanta Leonor de Madrid. Es más, se supo por el caso de la sanitaria lo que realmente le había ocurrido al fallecido. Ella se recuperó. En agosto de 2018, un hombre de 74 años, médico jubilado, murió después de sufrir la picadura de una garrapata tras participar en una cacería en Extremadura. Fue, junto a otro caso de Madrid en 2016, el único infectado español fuera de la comunidad.

Además, un estudio retrospectivo recuperó un contagio de 2013, de Ávila y atendido en Salamanca. En 2020, hubo tres infectados con un fallecimiento en Peromingo, los otros fueron en Béjar y Ciudad Rodrigo y en 2021 se registraron otros dos en Salamanca y El Bierzo. Tres fallecidos de diez en total. Durante el año 2020 no hubo ninguno y bajó en general la actividad. Y el año pasado volvieron a registrase dos casos, ambos en León y uno de ellos murió. Pero no obstante, es la Ixodes ricinus, la que más pica en la comunidad y fuera de ella. Doscientos mil casos constata Europa.

Explica Rufino Álamo que «probablemente las declaraciones de infecciones sean bajas en algunas zonas y esto impide conocer la realidad y ello pese a ser de declaración obligatoria; pero hay que detectarlos. Salvo en la cornisa cantábrica, hay vectores del virus y sorprende que solo haya casos humanos aquí». Y por ello, es Castilla y León la que estudia en la actualidad, está en pleno proceso, la seroprevalencia en sueros humanos para verificar anticuerpos y a qué germen. Queremos 400 muestras y ya llevamos la mitad, que se envían al Centro Nacional de Epidemioplogía. Para ello, se ha seleccionado población de mayor riesgo de picaduras como ganaderos, cazadores, personas que trabajan en el campo o pasean habitualmente por él y para hacerlo más factible se trabaja con Atención Primaria en casos que ya se les va a sacar sangre por otra razón médica como controles de colesterol o revisiones y se les pide consentimiento informado para ampliar su estudio analítico».