Los ganaderos esperan a los esquiladores extranjeros para garantizar la campaña

El problema radica en que los esquiladores nacionales han ido desapareciendo con el paso de los años y que esta dura tarea ha quedado en manos de temporeros extranjeros, sobre todo de Centro Europa y de Uruguay. Los profesionales del sector calculan que cada año entran en España unos 300 esquiladores, la mayoría por un periodo de tres meses, aunque algunos extienden esa permanencia hasta seis meses. En este 2020, con el estado de alarma vigente, se desconoce si podrán cruzar las fronteras, lo que ya ha desencadenado cierto nerviosismo en el sector del ovino y en las propias empresas que cuentan con esa mano de obra.

«Trabajamos con esquiladores españoles y uruguayos pero ahora mismo estamos esperando que puedan viajar 30 personas de Uruguay», explica Alfonso Suárez, uno de los propietarios de la empresa Esquiladores Montañas de León. «Soy optimista, creo que a primeros de mayo nos dejarán que vengan porque en España no hay cuadrillas suficientes para afrontar la campaña».

En el caso de su empresa, cada temporada, entre marzo y julio, esquilan entre 650.000 y 700.000 ovejas, y aunque quizás con un retraso de un mes, este año confían en cumplir con esa cifra.

Luis Felipe Codesal, ganadero de Almendra del Pan (Zamora), espera que hacia el 10 de mayo llegue el turno de esquilar su cabaña. «Llamamos todas las semanas a ver qué pasa, se está mirando para que pueda entrar la gente de fuera, espero que no haya problemas», indica. Este ganadero sabe que «el ganado de ordeño es el peor, si se tarda mucho en esquilar baja la producción de leche, el ganado lo puede pasar muy mal, incluso se pueden llegar a morir las ovejas con el calor».

Luis Felipe aclara que con esta tarea se procura el bienestar del animal y evitar enfermedades, pues el valor añadido de la lana, parece que no es tal. «El año pasado me costó esquilar 1.800 euros y me dieron por la lana 600 euros».

Todo apunta a que este año las cosas no pintan mejor en cuanto a precio y mucho menos con la situación de China, tal y como dice Belén Rodríguez, ganadera zamorana de Benegiles: «Casi lo que quieres es que te la vengan a recoger, que te la retiren; hace años sacabas para el esquileo y ahora ni por asombro».

En su caso concreto, esquilaron la mitad de su rebaño el 15 de marzo, «tuvieron que parar por el estado de alarma y lo último que sabemos es que vendrán en cuanto puedan a terminar, nos han dicho que nos apuntaban y que nos avisarían».

Miguel Gallego también es esquilador, de Trasierro (Badajoz), y en plena campaña en Extremadura, confirma que «subiré al norte a partir de mediados de junio». Ese norte del que habla incluye clientes habituales de la provincia de Palencia, «tengo pensado atender a mis clientes de siempre» lo que se traduce en 80.000 ovejas con una cuadrilla de seis personas, todos extremeños. «En mi pueblo, que no tiene más de 600 habitantes, ha habido hasta 100 esquiladores, ahora alguno menos; mi padre ya era esquilador pero ahora es todo más profesional». Reconoce la dificultad que entraña esquilar una oveja pero es cuestión de práctica, «si no saliera gente nueva, esto se acabaría».

Esquilar una oveja tiene un coste medio de 1,50 euros, depende del volumen del rebaño, y en función de la raza una sola persona puede esquilar entre 180 y 230 ovejas al día.