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Figura como activo inmovilizado en el balance económico de la Fundación Villalar-Castilla y León, según confirman desde el área de Presidencia de las Cortes. Lo que fue una casona de pueblo, que la institución adquirió en 2006 (ya bastante deteriorada) para construir su sede ... en la villa comunera, es hoy un solar peligroso con un suelo horadado por bodegas subterráneas que se han hundido.
«La puerta está abierta de par en par, lo mismo puede entrar un niño que un perro y caer por algún agujero», describe Luis Alonso Laguna, alcalde de Villalar de los Comuneros, que añade que preguntó en la reunión del patronato el lunes «qué hay pensado hacer con ese solar».
La Fundación Villalar-Castilla y León desembolsó alrededor de 90.000 euros por un inmueble del que en principio barajó mantener la fachada. Tomó la decisión José Manuel Fernández Santiago, presidente de las Cortes y de la institución entre 2003 y 2011. A medida que se agudizó el estado de ruina de la construcción y se mantenía en dique seco el proyecto de la sede, la Fundación hubo de acometer obras para derruir lo poco que quedaba de la construcción y para sustituir el cercado de adobe del antiguo corral, además de garantizar que el deterioro de la pared medianera no causara daños a la propiedad vecina.
La propiedad llevaba seis meses con el cartel de 'se vende' cuando en abril de 2006 el entonces presidente de las Cortes anunció su compra por «no más de 90.000 euros». Pese a la oferta económica y el estado de una construcción abocada al derribo, el trato no fue fácil. Se hizo público el acuerdo por parte de José Manuel Fernández Santiago y una de las seis herederas, propietaria de una doceava parte, dijo que no firmaba porque ligaba esa venta a la solución que se diera a otros bienes de la herencia. Concretamente había problemas con una era. Al final, los dueños de las otras once partes de la casa que querían vender impusieron su criterio y la Fundación Villalar-Castilla y León escrituró el inmueble a su nombre. Pasó a se un 'activo'.
La casa había albergado la base de columna sobre la que la tradición decía que se ajustició a los capitanes comuneros. El último propietario vendió la piedra a la Dirección General de Patrimonio de la Junta, que la adquirió como un «falso histórico».
Cuando en 2007, Félix Calvo Casasola, alcalde de Villalar desde 1956 (fue el decano de los regidores de España) se retiró de la vida municipal, lo hizo con la espinita clavada de dejar sin cerrar el asunto. «Me voy sin dejar del todo resuelta la sede de la Fundación Villalar», admitía entonces. Lo único que ha cambiado ahora es que ha pasado el tiempo, el proyecto cayó en desgracia y la reorientación inmediata de la Fundación, que se desliga del Villalar y todo lo que suene a comunero y seña de identidad regional, hace en la práctica inviable el proyecto.
el proyecto arquitectónico para trasladar a Villalar la institución centró un concurso de ideas que se resolvió con una solución que planteaba un edificio con un amplio patio interior. El proyecto elegido, y pagado, está depositado en el archivo de las Cortes. No pasó del papel al andamio.
Se fue posponiendo. Fuentes de la Fundación señalaron que la ubicación en el edificio de las Cortes permitía ahorrar en costes cotidianos como electricidad, teléfono, calefacción o desplazamientos y destinar esos gastos a la programación de la Fundación. Un planteamiento que se agudizó con la crisis.
«El objetivo era dinamizar el pueblo con la presencia efectiva de la institución, algo parecido al proyecto de la Villa del Libro de Urueña», relata Luis Alonso, que insiste en el riesgo que entraña el estado actual del solar y apunta como la mejor salida «hacer un centro polivalente ligado a la cercana casa de cultura, que pueda albergar actos, presentaciones...»
«El patronato de la Fundación decidirá lo que hace con el solar», señalaron desde el área que preside Luis Fuentes. «No genera prácticamente gastos más allá de un IBI simbólico», añadieron.
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