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He aquí a uno de los más destacados naturalistas de Europa. Fernando Jubete, técnico superior en gestión forestal y del medio natural. Palentino de pura cepa, a sus 53 años, y en víspera del Día Internacional de los Humedales, disfruta, con el orgullo reservado a ... los artífices de gestas sin parangón, de cómo el próximo 15 de marzo van a cumplirse tres décadas, que se dice pronto, tres décadas, desde que el agua volviese a inundar la Laguna de la Nava, en tierras palentinas. Ya han sido recuperadas 300 hectáreas del que fue considerado un día el Mar de Campos. Por eso, Jubete no desespera: sueña, con los pies en el suelo, en el día en el que el agua vuelva a las 3.000 hectáreas de este auténtico paraíso de Palencia para las aves de medio mundo.
–Desde niño se interesó por las aves. Seguro que alguno llegó a insinuarle que tendría la cabeza llena de pájaros...
–Huy, muchas veces. Uno de los primeros trabajos que hice cmo estudiante fue analizar la dieta de la lechuza común. Iba con otros al campo y cogíamos las egagrópilas (deyecciones de rapaces nocturnas), con pelos y huesos, como bolas peludas de color gris oscuro. Éramos un grupo de jóvenes naturalistas de Valladolid, Palencia y Burgos. Casi todos hemos terminado trabajando en esto. Recorríamos todos los pueblos, de Palencia en mi caso, y volvíamos con bolsas y bolsas de esas cosas, que mi madre veía como porquerías. Pero yo las metía en casa y me pasaba horas en mi habitación desmenuzando egagrópilas y estudiando la dieta de la lechuza. Era difícil de entender: hacías una cosa nada al uso y muy rara.
–Evidentemente. Pero ahora, que es adulto, seguro que no encuentra un niño desmenuzando egagrópilas...
–No claro, que no.
–Hace poco me enseñaron una foto reciente de un niño en su casa, con amigos, tratando de diseccionar una rana. Pero es una excepción. ¿La internetización del mundo ha frenado vocaciones infantiles por la naturaleza?
–Estoy de acuerdo con que ahora todo está en la red y, claro, la gente no necesita tener ese espíritu emprendedor, esa inquietud de ir a ver por sí misma lo que pasa. Pero yo me considero un privilegiado. En los años en los que mis amigos y yo empezamos a hacer todos estos trabajos éramos casi pioneros en el mundo de la Ornitología y del estudio de la naturaleza en Castilla yLeón. Hablo de mi amigo de Jacinto Román, que trabaja ahora en la Estación Biológica en Burgos; de mi amigo Luis Revilla, al que acaban de hacer director de la Estación Biológica de Doñana y es de León... Emprendimos los pasos de empezar a hacer los atlas de las aves de nuestras provincias, estudiar la dieta de la lechuza común y fue cuando empezamos a ver llegar esos bichos que ahora causan tanto revuelo, los topillos campesinos. ¡En los años 80 ya estábamos observándolos! Y empezamos a hacer los censos de cigüeña blanca, de buitre leonado, de todas esas especies... ¡Y todo con muy pocos medios!
–Bicicleta, boli, libreta... ¡Y ni un duro público!
–Yo hice el primer censo de cigüeña blanca de la provincia de Palencia en bicicleta.
–¿Toda la provincia en bici?
–Toda.
–¡Les tomarían por locos!
–Es que no teníamos dinero. Piense que eso lo hacíamos con 18 o 20 años.
–¿La evolución social, técnica y digital para estudiar la naturaleza tiene su lado oscuro en la falta de vocaciones infantiles y juveniles?
–La gente que sale ahora al campo a observar la naturaleza en muchos casos tiene mucho que ver con una línea que viene del Reino Unido, los famosos 'twichers', los observadores de aves. Se dedican a hacer sus listas de aves, van a ver todas las que pueden, en España o por el mundo. Van en busca de tal o cual especie rara. Y tú te quedas mirándolos y les dices: '¿Pero no te das cuenta de que estás perdiendo todo el tiempo en buscar un pájaro raro, que será todo lo raro que tú quieras, pero el espectáculo no es ese?'
–¿Y cuál es el espectáculo?
–Pues que en un rato se vaya a poner el sol y 5.000 gansos van a pasar sobre sus cabezas, con un frío tremendo; van a volar sobre la laguna y se van a meter haciendo mucho truido. ¡Ese es el espectáculo y es lo que buscábamos antes! Ahora, no; ahora se buscan otras cosas.
–Claro, ahora se busca esa imagen en un terminal telefónico, en una tablet por YouTube, pero no en directo.
–Ha cambiado, ha cambiado.
–¿Y en eso consiste ahora el turismo de naturaleza? Por cierto, ¿existe el turismo de naturaleza?
–Claro que existe y es uno de los grandes problemas que tienen las administraciones. El problema del turismo de naturaleza es que no está evaluado realmente el impacto que tiene. Hay algunos datos...
–Despiécelos.
–De los sesenta milones de turistas que todos los años vienen a España, aproximadamente 20 millones consumen turismo de naturaleza y de ellos, diez millones visitan los parques nacionales, que son espacios con estadísticas sobre visitas. Pero, tenemos otras actividades que tienen lobbys muy potentes, como por ejemplo la caza, en clarísima regresión, que, sin embargo, venden muy bien la actividad y su impacto económico.
fernando jubete
–¿Con el turismo de naturaleza no pasa?
–Yo solamente digo una cosa: vaya usted a Potes, Cervera de Pisuerga o Valdeón cualquier fin de semana del año, me da exactamente igual cuál, no tiene por qué ser junio o julio, y mire el número de personas que hay en las cafeterías y restaurantes haciendo turismo de naturaleza. Es un turismo muy discreto, que pasa totalmente desapercibido. Gente que coge su coche, llega a un hotel, pernocta, duerme en una furgoneta o en hoteles de todo tipo, sale al campo y no precisa ningún tipo de servicios... ¡porque éstos no existen!
–¿A qué se refiere?
–A que en otros países hay, por ejemplo, guías de naturaleza, senderos... Aquí no hay nada de eso. Pero me voy a Cervera y rara es la mañana de cualquier día de invierno de fin de semana que no me junto allí con entre 30 y 40 personas que van a hacer turismo de naturaleza.
–¿A la laguna de la Nava va gente a hacer turismo de naturaleza?
–Muchísima gente, muchísima. Pero no hay estadísticas. Ese turismo es ya uno de los principales motores de la economía en el mundo rural y una de las grandes alternativas para poder combatir eso de la España vaciada que se dice ahora.
–Si es así, ¿por qué no se aprovecha ese recurso?
–Porque hay que creérselo, hay que poner datos sobre la mesa y nadie lo hace.
–¿Quiénes no se lo creen?
–Las administraciones públicas.
–¿Por desinterés?
–No, no; estoy seguro de que no es por desinterés. Lo que pasa es que no acaban de visualizarlo. Quizá tengan que hacer eso que hacemos nosotros de decir 'sal un sábado o un domingo, pasea por un espacio natural cualquier día de diario', no los políticos sino sus técnicos, y que constaten de verdad lo que está pasando. No es tán dificíl de contabilizar eso.
–Ah, ¿no?
–Lo hacen en EE UU, en el Reino Unido, en casi todos los países europeos. Y es un impacto económico bestial el que se logra. Pero aquí no existe eso.
FERNANDO JUBETE
–¿Ni los partidos que nacieron al abrigo de las protestas de 2015 lo ven?
–Yo estoy muy decepcionado porque algunos partidos como Podemos apuntaron alguna cosa de estas pero, cuando se meten en la vorágine política, hay tantos temas que, al final, el medio ambiente es el último de la fila. Luego siempre están las prioridades del empleo, la sanidad... y lo último, el medio ambiente, cuando resulta que el medio ambiente puede ser un modelador de esas otras cosas: si creas infraestructuras que potencian el que venga más gente a los espacios naturales, al final vas a incrementar el número de visitantes, la economía local, el consumo local,... Y eso no se hace: al final, se va a lo clásico.
–Defina clásico.
–Aquí en Castilla yLeón se considera que el sector principal productor es el de la agricultura y la ganadería y hemos puesto todos los huevos en esa cesta. Y esa receta, que es necesario mantener porque es el principal motor económico, hemos visto que en lo demográfico no vale, que está agotada. Lo llevo diciendo 20 años. Lo sé y hablo por experiencia. Podremos seguir apostando por esa receta y mantendremos la actividad económica, pero a la gente no. Vamos a terminar en la 'rancherización'.
–¿'Rancherización'?
–Vamos a acabar como en Estados Unidos. Vamos a crear unas pocas empresas muy potentes, porque al final van a acaba siendo empresas, no agricultores a título principal, y esas pocas empresas van a gestionar toda la agricultura en ranchos, en unas unidades de explotación muy grandes, con maquinaria potentísima. Va a haber una serie de obreros contratados y eso va a ser la gestión del medio rural. Y en los pueblos no va a vivir nadie, porque vivir en un pueblo es muy duro y muy caro.
–Detecto en usted un notable pesimismo sobre que este jinete moderno del Apocalipsis que es la despoblación pueda tener freno...
–¿Pesimismo? No, no: ¡Realismo! La situación es la que es. Pensar que por arte de birli-birloque los pueblos van a pasar de 100 vecinos a 200... ¡Si no hemos hecho nada! ¡Llevamos 20 años hablando de cosas sencillas que no se hacen! Sin ir más lejos, lo más fácil: el acceso a las tecnologías en el medio rural.
–¡La famosa banda ancha!
–Veinte años esperando por ella. Es imposible mantener una empresa o una actividad económica o laboral en un pueblo con la pésima calidad del acceso a las tecnologías que hay.
–¿Qué hacemos con el patrimonio cultural, artístico, incluso natural de los pueblos? Cuando no hay gente, una tierra no sembrada durante cuatro o cinco años camina a la selva.
–Eso no es así. El medio natural cuando se le abandona responde muy bien y le va muy bien.
–¡No me diga!
–Sí. Ahí tenemos la prueba de Chernóbil, que ahora mismo podría ser un parque nacional: lleva 40 años que no entra nadie, los pueblos son bosques, literalmente bosques, con poblaciones perfectísimamente estructuradas de osos, lobos, ciervos, jabalíes, aves... Y que quede claro que lo que ocurre en nuestro medio rural no es que se abandone la actividad agraria; cada vez hay más superficie agrícola. La gente no abandona el campo, se abandonan los pueblos, no el campo. La gente sigue viviendo en la ciudad, va al campo, hace las labores y vuelve a la ciudad. Pero va a ser muy complicado, mucho, revertir la situación de los pueblos.
–La recuperación de la Laguna de la Nava fue posible también por el respaldo de la Unión Europea. En un momento de tanto euroescepticismo y con la de salida de Reino Unido, ¿iniciativas como la de la Laguna de la Nava de Palencia son acicate para ser proeuropeos?
–Es más que obvio. La Unión Europea claro que se cree estos proyectos. Y ha sido un donante más que generoso con iniciativas como la recuperación de estos humedales.
–¿El modelo de La Nava es exportable fuera de España? ¿Cómo conidera que lo ven fuera de nuestro país?
–Uno de los trabajos que hago durante el año es el de ser guía de naturaleza para una empresa inglesa.
–¿Inglesa?
–Sí, sí. Todos los años dedico varias semanas a trabajar para una empresa, que se llama Nature Trek, y todos los años viene un grupo de personas y estoy una semana paseando con ellos por Picos de Europa. Cada persona de estas paga 1.500 euros a la empresa por estar una semana aquí. Y toda esta gente que viene está sorprendidísima, lo ven como un paraiso natural y nos consideran unos auténticos afortunados. Hay otra empresa de turismo en la Montaña Palentina, que la integra una única persona, se llama dosaves.com, cuyo naturalista, Tino García, un histórico de Palencia, mueve todos los años con empresas inglesas y holandesas 600 visitantes. Solo un individuo. En dinero, más de un millón de euros con solo 600 visitantes y por una persona de aquí y una semana. Buscan un standar de calidad elevado para alojarse y comer. Eso es ya una realidad en Palencia: La Nava, la Montaña Palentina, Tierra de Campos. Para un inglés ver avutardas, aguiluchos y calandrias es algo muy especial: solo los pueden ver en España. Pero no lo sabemos explotar.
–Y no sacamos pecho de eso, verdad?
–Nada, nada. Yo no he oído a un político o a algún representante de las sucesivas consejerías de Medio Ambiente que tengan a gala o como bandera las aves esteparias. De hecho, los últimos datos de Eurostat nos dicen que han descendido un 50% en 20 años por el impacto de las actividades agrícolas. No solo no hacemos bandera de ello, sino que se nos está yendo de las manos, al igual que en toda Europa.
–¿Cómo se imagina la laguna de La Nava dentro de 30 años?
–Si tengo salud para verlo, espero poder subirme al Mirador de Campos, en Autilla del Pino, y ver el Mar de Campos: significaría que toda la Laguna de la Nava habría sido ya recuperada como humedal.
–Con todo lo conseguido y todo lo que tiene en la cabeza por conseguir, ¿ya tiene claro qué quiere ser de mayor?
–No. Nunca lo he tenido claro. Soy una mente inquieta. Necesito acción, nuevos retos, nuevos desafíos. Hay que estar permanentemente ejercitando la mente y aceptando nuevos retos.
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