Fernando García, adiós a un referente en el sector de la remolacha

El reloj de Fernan, como lo conocían sus amigos, se paró a los 66 años de edad. En estos tiempos en los que solo se habla de la covid, un infarto truncó la vida de una persona comprometida con la tierra que pisaba.

Fernando estaba casado, tenía tres hijos y tres nietos, todos ellos motivo de orgullo y de ilusión, como se puede interpretar de las fotografías que no faltaban en su perfil de whastapp. Trabajó en la agricultura desde que acabó los estudios en Villabuena del Puente, su localidad natal. Tras casarse, vivía en La Bóveda de Toro. En su explotación de regadío y secano cultivaba cereal, patata, maíz y remolacha. Claro reflejo del vínculo que este agricultor profesional demostraba por su tierra era el orgullo que sentía por haber dado el relevo a su hijo al frente de su explotación en la comarca de la Guareña zamorana.

Entre los profesionales de la comunicación que trabajan la información agraria también era una persona muy conocida, siempre atendía las llamadas, daba igual la hora, para dar una explicación o aclaración sobre el sector de la remolacha.

«Dime, maja», se oía tras descolgar el teléfono, y a partir de ese momento, todo estaba listo para hablar de acuerdos marco interprofesionales, ayudas asociadas y agroambientales para la remolacha, o sentencias, en los últimos tiempos, favorables a los intereses de los remolacheros.

El sindicalismo agrario hoy está de luto, se ha ido «un compañero imprescindible». Descanse en paz.