José Ángel de Castro, gerente del Banco de Voluntarios. RODRIGO JIMÉNEZ

José Ángel de Castro | Gerente del Banco de Voluntarios-Cooperación Social

«Feliz es quien aprende a triunfar, pero también a digerir el fracaso»

«En una sociedad como la nuestra, en la que aparentemente todo está cubierto, queda mucho por hacer», resalta

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 10 de junio 2023, 00:10

He aquí un hombre volcado en sus semejantes. José Ángel de Castro, catedrático de Física en Bachillerato y, hoy, jubilado. Su carrera profesional como docente la desarrolló en Santander, Burgos, Valladolid y Galicia y a la capital del Pisuerga regresó hace tres años una vez ... concluida esa etapa vital. A partir de ese momento, se adentró en el mundo del voluntariado. Un mundo que define como «sin horizonte» porque en él se puede llegar «hasta donde quieras». Un mundo, dice, «muy necesario porque en una sociedad en la que aparentemente todo está cubierto, queda mucho por hacer». Por eso se puso manos a la obra en el proyecto solidario Banco de Voluntarios-Cooperación social (www.bancodevoluntarios.org), desde cuya gerencia se empeña cada día, junto a decenas de personas implicadas en ayudar a los demás, en fomentar y canalizar la acción de voluntariado en Castilla yLeón.

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–¿Ha dejado esta sociedad de ayudar a los demás?

–Hemos olvidado el carácter de vulnerables que tenemos todas las personas y, por tanto, la necesidad de cuidarnos. La experiencia que tenemos es que la solidaridad tiene muy buena prensa y a todo el mundo le gustaría hacer un tipo de voluntariado, pero a la hora de la verdad, cuando pides compromiso, cuesta.

–¿Dónde hay que buscar culpables de esa falta de solidaridad?

–Culpables no me atrevo a buscar en casi nada. Hay una realidad: la sociedad en la que vivimos ahora mismo es muy individualista, no sé si mucho más que en otras épocas, pero mucho. El individualismo lleva a que el mirar al otro, el prestar atención al que sufre, el sentir compasión en el sentido más profundo de la palabra, no solo de una mirada piadosa hacia el que sufre sino padecer-con, sea mucho más costoso. ¿Culpable, entonces? El individualismo, que es la actitud que dificulta la mirada hacia el vulnerable.

–Dicen ustedes que trabajan por la sensibilización «hacia el deber de cuidar al otro». ¿Deber?

–La filósofa Victoria Camps dice de que el cuidado del otro debe ser un imperativo cívico y moral. Ella lo propone como tal y que hacia eso hemos de avanzar. Los imperativos morales nunca son espontáneos, pero ella dice que en la medida en que se asiente la conciencia de la vulnerabilidad ajena y propia todos nos haremos más cuidadores.

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–Pero la vulnerabilidad del ser humano contrasta con el empoderamiento que a muchos les hace sentir Internet: con una conexión en su teléfono se creen los amos del mundo.

–En el comportamiento de las personas hay una forma de hacer de cara al exterior, al escaparate, en la que todos queremos aparecer como fuertes, empoderados, pero la realidad que todo el mundo experimenta es la de la vulnerabilidad: cuando uno está solo en casa, con sus problemas, me parece que tiene que hacer poca reflexión para ser consciente de su vulnerabilidad.

José Ángel de Castro. R. JIMÉNEZ

–¿Nadie escapa a la vulnerabilidad, entonces?

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–También le pasa a los grandes triunfadores, como vemos a diario. Por cada triunfador hay miles de personas que están en soledad, en vulnerabilidad, con dificultades económicas... La vulnerabilidad va unida a la condición humana, lo que pasa es que también tenemos como cierta vergüenza a manifestarla.

–¿Vergüenza?

–Sí y, sobre todo, que estamos en una sociedad en la que prima el triunfo, no la vulnerabilidad. Sabemos enseñar a triunfar y por eso queremos que nuestros hijos hagan másteres, que salgan al extranjero... Pero no les enseñamos a fracasar.

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–Hombre, es que para lo malo...

–La vida tiene más de fracasos que de triunfos. La auténtica persona feliz es la que aprende a triunfar, pero también a asumir y a digerir los fracasos. Y parte de la carencia educacional actual es que no educamos a los jóvenes y a los niños en el fracaso, en el sufrimiento, y cuando llegan no los saben administrar. ¿Qué está pasando con los suicidios infantiles y juveniles?

–Dificilísima respuesta...

–Es una pregunta que nos empezamos a hacer ahora porque se empieza a visibilizar ese problema. Y ese problema estaba, pero oculto. ¿Cuál es la raíz de todo eso? Yo no tengo la respuesta. Tengo intuiciones, pero no la respuesta. Y algo grave está pasando en esta sociedad tan desarrollada, donde tantas cosas básicas parecen estar cubiertas, para que aumenten los suicidios infantiles y juveniles. A mí me escandaliza. Me parece que es un fracaso grave de la sociedad.

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«La sensibilización es esencial para despertar el deseo de ayudar en personas que a lo mejor no se lo habían planteado»

José Ángel de Castro

Gerente del Banco de Voluntarios

–Próximamente presentarán el proyecto 'Comunidades compasivas'. Pero compasión no parece una palabra que esté en el diccionario de una sociedad tan internetizada como la actual.

–Por eso es más necesaria, por eso es algo urgente. Personas vulnerables y que sufren hay muchas, pero mucha de esa vulnerabilidad y de ese sufrimiento permanecen ocultos. Bastaría, por poner la mirada en algo, con fijarnos en la soledad, que ahora mismo empieza a ser un problema serio y en aumento.

–Y ante eso, ¿qué hacer?

–Nosotros acabamos de firmar un convenio con el Sacyl para, a través de los centros de salud, atender a enfermos que sufren algún tipo de soledad. Los profesionales de la salud y los trabajadores sociales nos aseguran que es el mayor problema que perciben. Enfermos en soledad, ancianos, minusválidos con enfermedades... Se está empezando a medir el grado de soledad y el número de personas que la padecen, pero las cifras ya sabemos que son elevadas. Hay que ser conscientes de que eso existe y 'Comunidades compasivas' es un movimiento que lleva a hacer acciones a muchos niveles.

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El gerente del Banco de Voluntarios. R. JIMÉNEZ

–¿Como cuáles y cuántos?

–Primero, sensibilización de la soledad: existe y todos somos muy vulnerables. Y a tu lado tienes a personas vulnerables. Hay que implicar a la comunidad de vecinos, a la asociación vecinal, a los profesionales sanitarios... A muchos colectivos. La administración pública tiene sus pasos dados en este sentido, tiene los Ceas y una serie de programas, pero no se llega a donde hay que llegar.

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–Insisto en la parte semántica: se nos ha enseñado que no hay que hacer las cosas por compasión sino por convencimiento.

–La palabra compasión es mucho más rica en contenido de lo que la hemos hecho. Hay palabras que hemos empobrecido y reducido su significado. Compasión, efectivamente, la intuición que puede haber es la de una mirada piadosa hacia el que sufre. Y no. Primero, eso es pobre y eso no nos implica, solo nos hace espectadores. Compasión viene de una palabra griega que se latiniza y es padecer-con. La mirada compasiva es la del que ve el sufrimiento del otro pero se implica en él, no tanto para solucionarlo, porque a lo mejor no es posible, pero sí para decirle al otro que estás ahí y entiendes su sufrimiento.

«Cuando uno está solo en casa, con sus problemas, tiene que hacer poca reflexión para ser consciente de su vulnerabilidad»

José Ángel de Castro

Gerente del Banco de Voluntarios

–¿Valdría con eso?

–Eso en el que sufre ya es un paso de gigante y le alivia. El mayor sufrimiento es el sufrimiento en soledad. La vida está llena de sufrimiento: que haya una persona que me acompañe en él ya es un alivio importante.

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–También desarrollan un programa de voluntariado con personas discapacitadas. ¿En qué consiste?

–Fuimos a Aspaym a ofrecernos para una cosa muy sencilla: de los internos que están allí, algunos tienen medios económicos y pagan a una empresa que les saca a pasear; pero hay muchos otros que no pueden hacerlo y la propia entidad no tiene capacidad de poder sacar a pasear a todas las personas a su cargo. Nosotros nos hemos ofrecido a hacerlo dos días a la semana y ya llevamos un año. Los voluntarios que hacen esa tarea vuelven emocionados: el pequeño sacrificio que ellos hacen lo consideran pagado más que de sobra con la sonrisa, con el agradecimiento de aquellos a los que ayudan.

–¿Qué es lo que hacen?

–Salen por grupos de cinco o seis personas con sus sillas, pasean por el parque, hacen una tertulia, se toman un café y vuelven. ¿Parece que fuera algo muy elemental? Pues eso es y en eso consiste acompañar en la soledad. Queremos extender este proyecto para ofrecerlo a Aspace y a otras entidades similares. Es mucho lo que se puede hacer.

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José Ángel de Castro. R. JIMÉNEZ

–¿Como el programa de trabajo con inmigrantes para enseñarles el idioma español?

–Hemos entrado en un colegio de Infantil y Primaria del barrio de Pajarillos de Valladolid, el Miguel Hernández, y lo que le ofrecimos fue el programa Educ-Arte, educación a través del arte.

–¿Qué tareas desarrollan?

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–El eje de acción es el arte, en las mañanas de los sábados, como instrumento de educación, de cultura, de enseñar hobbies, de aprender a utilizar el tiempo libre... Tenemos un grupo de 30 niños y por medio de talleres de teatro, pintura, batucada y refuerzo escolar estamos con ellos la primera parte de la mañana del sábado; luego, hay juegos y después, deporte. Además, practicamos tutorías con cada niño, de manera que tenemos un grupo de 10 tutores que analizan la situación de cada menor y sus familias para ayudarles al máximo.

–También trabajan con presos.

–La idea nos vino de alguien de otra región que estaba con Proyecto Hombre. Fuimos a la directora de Proyecto Hombre para ayudar a los jóvenes que quieren desintoxicarse de adicciones. Les ofrecimos llevarles un invitado cada semana para hablarles de algo concreto y que les ayude a salir un rato mentalmente de ese encerramiento en el que están y que les cuenta historias de superación. Y los propios de Proyecto Hombre nos hablaron de sus programas en las cárceles con internos con problemas de adicciones. Y a la de Dueñas trasladamos el programa. Allí vamos los fines de semana.

–Hay que tener muy firmes las convicciones del voluntariado para acudir a echar una mano a personas con adicciones que además están encarceladas.

–La primera vez te impresiona un poquito más. Luego, como todo en esta vida, te acostumbras. Pero descubres que allí hay unos profesionales, trabajando, a los que la sociedad no reconoce y que cumplen una función social importantísima. Reconocemos al cirujano, al bombero... pero a los funcionarios de Prisiones, no. ¡Y resulta que hacen una labor importantísima!, de muy poca visibilidad. A la actual directora de la prisión de Dueñas, una persona excepcional, una psicóloga vocacional de un altísimo nivel, le encantó nuestro proyecto. Allí hay historias, personas, hay vida, familias que están detrás de ellos...

«La solidaridad tiene buena prensa, pero cuando pides compromiso, cuesta»

José Ángel de Castro

Gerente del Banco de Voluntarios

–¿Para ser voluntario vale cualquiera o o según qué perfiles así es el tipo de voluntariado que pueden desarrollar?

–Según qué perfiles y según qué actividades. Tenemos tareas que requieren un perfil más específico. El voluntario ha de tener una disposición personal hacia esa labor, pero esa disposición también se puede fomentar y ese es ahora mismo nuestro reto. Por eso queremos hacer una labor de sensibilización del voluntariado, para tratar de despertar esos deseos de ayudar en personas que a lo mejor no se lo habían planteado nunca.

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–¿A usted para qué le sirve en la vida ser voluntario?

–Me parece un modo estupendo de utilizar unos años. Es como una segunda etapa profesional y vital. Poder ser capaz de servir a la sociedad y hacer algo por que quieres permite que palpes lo que estás ayudando y percibas que hay gente que se beneficia de lo que tu haces.

–Catedrático de instituto y gerente del Banco de Voluntarios. ¿Qué quiere ser de mayor?

–Esta va a ser mi actividad definitiva y quiero consolidar este proyecto, transmitir mi experiencia y poner todos los medios para que continúe.

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