Faltaban por aparecer los de siempre
Diario de un confinamiento (Día 28) ·
Una cosa es que seamos ingobernables individualistas y otra, que tenga que llegar esa gente que se cree legitimada para decirnos cómo debemos comportarnosDiario de un confinamiento (Día 28) ·
Una cosa es que seamos ingobernables individualistas y otra, que tenga que llegar esa gente que se cree legitimada para decirnos cómo debemos comportarnosYa me han tocado las defensas inmunológicas con los mensajes invasivos del guasap, para más inri, modalidad «¿cuándo te he dado yo a ti confianza para que vengas a quebrantar la armonía de mi confinamiento? ¿Acaso te mando yo estos ladrillos que empecé a ... escribir el 16 de marzo o cualquier otro rollo de tantos como circulan por el espacio cibernético estos días? No eres capaz de distinguir entre tener el número de teléfono de alguien con respetar a ese alguien?». Pero si además este ataque incluye un mensaje como el siguiente, que reproduzco a continuación en su integridad, a excepción de un surtidito de estúpidos emoticonos que solo acentúan el carácter impertinente del recado: «Una reflexión y una propuesta... Mostremos respeto a las víctimas del coronavirus, sus familias y amigos. ¿No crees que el espontáneo y merecido aplauso de las 20:00 ha degenerado en un concurso de pinchadiscos y en una verbena por manzana? Sigamos aplaudiendo, pero también respetemos el duelo que viven tantas personas en nuestro país. Sí, los españoles somos alegres... pero ya habrá tiempo para celebrar. Ahora no toca. Ahora, aplausos de gratitud y después, un afectuoso respeto a víctimas y allegados. Por favor, compártelo, si estás de acuerdo. Muchas gracias». Fin de la cita, Mariano.
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Estaban tardando. Faltaban por aparecer los de siempre, la pandilla, ¿o era centuria? de sobrados y sobradas de rectitud, pero de la buena, de la que dios manda. Qué digo rectos, tiesos de moral, que han debido de encontrar la vaca de una raza que parecía extinguida y que les permite seguir mamando los Principios Fundamentales del Movimiento todas las mañanas, ingesta que les provoca regüeldos en forma de mensajes como el que vino la otra tarde a sacarme de mis confinadas casillas. Pues mira, tonto del culo, no. Ni por asomo te acepto que me digas cómo tengo que mostrar mi respeto a las víctimas del coronavirus o a sus familiares y amigos. Ya sería discutible que tuvieras que ser tú el que nos riñese en el más que hipotético imposible caso de que no quedara claro el respeto que les tenemos, como para que nos quieras señalar el protocolo a seguir, mocazos.
Así que te parece que «el espontáneo y merecido aplauso de las 20:00 ha degenerado en un concurso de pinchadiscos y en una verbena por manzana...». Ya. No me digas más. Has hecho una macroencuesta entre los sanitarios españoles que ríete tú de las de Tezanos y el resultado arroja que son abrumadora mayoría los médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio y resto del personal de hospitales y centros de salud que preferirían que saliésemos cual plañideras al balcón, de riguroso luto a lo Tía Tula y rasgándonos las vestiduras, no vaya a parecer esto un entierro de Nueva Orleans. ¿Nos apretamos un poco más el cilicio? Ah y prohibida la música ligera, qué escándalo, a ver si nos va a pasar como a Harrison Ford y Kelli McGillis en 'Único testigo'. Pues no se les ocurre reparar el coche en el establo con la radio encendida mientras sonaba el 'What a wonderful world' de Sam Cooke... Libertinos.
Vamos, que el único rato de expansión social que al caer la tarde tienen miles de familias en toda España, si es por ti que se vaya a la mierda. Porque tú eres la reencarnación del monje Jorge de Burgos de 'El nombre de la rosa' –casualmente, español–, un faro moral y ético, y para ti como para él, todo lo que suene a risa y jolgorio, –en su caso, el libro segundo de la 'Poética' de Aristóteles, en el tuyo, un rato de música y verbena para celebrar que superamos un día más de pasarlas putas– es anatema.
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Pero qué cuajo tienes, bribón. Muy mal se te tiene que dar para no tener ya más que ganado el cielo. Claro que si está hecho a tu imagen y semejanza, por mí te lo quedas.
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