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La falta de mano de obra dispara el interés de las empresas por los trabajadores peruanosNo encuentran mano de obra local, y por eso la buscan fuera. Sobre todo en Perú. El interés de las empresas de Castilla y León por contratar trabajadores del país andino se ha disparado a partir de la pandemia, a pesar de los numerosos trámites ... burocráticos que implica. Son muchas las que ya se están moviendo para cubrir sus vacantes con personas llegadas desde el otro lado del Atlántico, y para una amplia variedad de sectores: entre otros, el transporte, la carpintería metálica y de madera, la albañilería y por supuesto los servicios, y dentro de estos fundamentalmente la hostelería.
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Es el caso de las 26 compañías de Segovia y Valladolid, de las comarcas del Carracillo y Tierra de Pinares, que se han unido para intentar traer empleados peruanos. Una de ellas es Todo Muebles La Cruz del Palacio de Vallelado, que junto a lo que ha sido la actividad tradicional de la familia durante 51 años –la fabricación de muebles de cocina y baño– realiza proyectos de diseño de interiores y reformas integrales. Su gerente, María José Carral, explica que necesitan ampliar plantilla ante el importante crecimiento que ha experimentado el negocio y no lo consiguen: «Estamos agobiaditos porque no hay forma humana de encontrar gente, ni con anuncios ni sin ellos. Hacemos llamamientos brutales y nada».
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Cuando se le pregunta sobre las causas, María José Carral es clara. «Hemos llamado a mucha gente de la zona que sabemos que está parada pero no les interesa trabajar los sábados y quieren jornada continua, y en un comercio tiene que ser partida», señala. En fábrica y en el departamento de reformas ya la hacen del tirón, y si al personal actual le pide «hacer dos o tres horas un sábado porque hay que terminar una cocina, avisando con antelación», la respuesta también es negativa. «Al haber tantísimo trabajo y no poder coger lo que se quiere estamos muy ajustados. Ofrecemos hacer horas extras a un pastizal, a 18 y 20 euros y todo metido en nómina, no de cualquier manera, y te dicen que nanay de la China. Que el fin de semana lo quieren para ellos», lamenta.
«Valoran más el tiempo libre», constata. Una manera de entender la vida, sobre todo a raíz del encierro provocado por el coronavirus, a la que se apuntan sobre todo los que menos edad tienen. «Con los jóvenes no hay ninguna opción. La gente de 35 años para abajo olvídate de ella. Ni siquiera les interesa aprender», sentencia la propietaria (junto a su marido) de La Cruz del Palacio. De ahí que hayan puesto sus miras en el estado que preside Pedro Castillo, porque solo en su caso les harían falta ocho asalariados más. Y en ello está el colectivo empresarial por su cuenta, «porque no hay nadie que nos eche una mano» y se encuentran con el problema añadido de que «en esta zona no hay vivienda».
En una tesitura parecida se encuentran los integrantes de la Asociación de Empresas de Transporte de Mercancías de Valladolid (Asetra), que según indica su presidenta, Virginia Muñoz, «ha dado un paso para buscar soluciones a la falta de conductores». Esta organización ha firmado «un convenio de colaboración con la consultora gallega Talento Grupo Internacional, que dirige el vallisoletano Diego Carbajosa», con el fin de poner remedio a esta carencia, «un mal» que según indica padece el sector «a nivel mundial». Y pone cifras a esta realidad. «Más de 800 puestos de trabajo» sin cubrir en la provincia y «1.500 en Castilla y León debido, sobre todo, a la falta de relevo generacional», lo que denota que no se trata de «una oferta interesante entre los españoles».
La firma con la que Asetra ha suscrito el acuerdo lleva más de un lustro implantada en Perú y dispone de una base de datos con más de 20.000 chóferes y otro tipo de profesionales, como mecánicos, chapistas, soldadores y maquinistas. Entre ellos ha preseleccionado los perfiles más idóneos para la veintena de compañías interesadas, que pueden optar por cerrar la elección de los candidatos sobre el terreno (ya hay algunos directivos que han viajado allí con este fin) o por videoconferencia. Las gestiones, por tanto, están muy avanzadas y entre los compromisos que asumen los empleadores figura proporcionarles alojamiento durante un año, algo para lo que están buscando la colaboración de la Junta. Todo con la idea de que antes de la próxima primavera lleguen a la comunidad en torno a cien conductores mediante la fórmula del contrato en origen, de los que la mayoría encontrarán acomodo en Valladolid y el resto en Palencia y Segovia.
6.194 Personas de nacionalidad peruana en la región
La cifra corresponde al 1 de enero de 2023, la última actualización publicada por el INE en septiembre de este año, y de ellas la mayoría residían en Salamanca (1.448), Valladolid (984) y Burgos (743). En 2013 eran la mitad, 3.473.
Ahora bien, ¿por qué desde ese país? Virginia Muñoz detalla que «la llegada a España de trabajadores peruanos es más sencilla por un acuerdo preferencial de Extranjería por el que cualquier peruano tiene las mismas posibilidades de trabajar en España que un español» y «no requiere que su profesión esté en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura». A esto se suma que el nuestro es un país atractivo para los que desean emigrar y a la inversa, porque para ponerse al volante «los conductores peruanos solo necesitarían el CAP (Certificado de Aptitud Profesional) –obligatorio para todos los transportistas profesionales– corto, es decir, un curso de 35 horas, para aquellos que tengan el carné de camión desde antes del 11 de septiembre de 2009», lo que agiliza mucho los trámites.
La pujanza de Perú se refleja en el número de personas con esa nacionalidad que residen en Castilla y León, que se ha duplicado en una década. Según el último Censo de Población y Viviendas del INE, publicado el pasado septiembre, a 1 de enero de 2023 había en la región 6.194 personas procedentes de esa república de América del Sur, frente a las 3.473 contabilizadas en 2013.
Un gran aumento del que dan fe las asociaciones que los agrupan. Como Ensueño Peruano, que preside Yngrid Collantes en Valladolid. «Somos relativamente nuevos, llevamos dos años integrándonos, y en este tiempo hemos visto la llegada de muchos compatriotas», confirma, que más que por la crisis económica (aunque la pobreza influye)emigran buscando seguridad. «Se está volviendo un poco caótico el tema, porque llegaron bandas o guerrillas de Venezuela, Colombia... y ahorita están los que son los sicarios extorsionando a la gente», explica Yngrid, que lo conoce de primera mano porque lo está sufriendo su familia. De ahí que se plantee que «tienen que venir sí o sí».
Sandra Meca, presidenta de la organización vallisoletana Esta es mi tierra, reconoce asimismo que «ha llegado mucha gente» pero en gran medida de manera «ilegal». Lo atribuye a que «Perú ha abierto fronteras, está dejando salir y España está dejando entrar con visado. Vienen supuestamente de paseo, de turistas, pero se quedan». Ahora bien, a menudo se dan de bruces con la realidad. «Les dicen que España está muy bien y se ilusionan dejando los trabajos, vendiendo los negocios, y ven que es otra cosa», apunta, a lo que se añade en los casos en que los papeles no están en regla que «hay que pasar un proceso. hacer papeleo». «Mucha gente se ha devuelto, pero hay mucha que se ha quedado. La pena es que claro, se quedan malviviendo», indica.
La Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES) ha manifestado su sorpresa por el rechazo de la propuesta de contingente para el proceso de gestión colectiva de contrataciones en origen de trabajadores extranjeros de Hostelería para 2025. La decisión, según esta patronal provincial, se ha adoptado en la Comisión Ejecutiva Provincial del Servicio Público de Empleo, al considerar que ya hay personas demandantes en estas ocupaciones. «Pero la realidad en la que vive la hostelería soriana es que falta mano de obra cualificada, tanto para estabilizar las plantillas existentes, como para aumentar las mismas y expandir los negocios», lamenta FOES. «Vivimos en una inseguridad absoluta y sufrimos cada vez que ponemos una oferta de trabajo y los demandantes no concurren a esa oferta», confiesa Beatriz Martínez Pascual, vocal de restaurantes de ASOHTUR, quien reconoce que puede haber gente a la que enseñar y formar en las oficinas del SEPE, «pero profesionales que puedan entrar a trabajar hay muy pocos, sobre todo en cocina». Esto supone una merma para la competitividad de las empresas, según Martínez, quien indica que «supone que no podamos crecer, que tengamos continuamente problemas para atender a las reservas, una rotación continua de gente muy joven que sólo quiere trabajar determinados meses al año, lo que provoca que no podamos estabilizar a las plantillas y que los profesionales con los que contamos tengan más carga de trabajo, además de que baja la calidad del servicio, con las consiguientes quejas de nuestros clientes».
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