Pablo Sáez Alonso-Muñumer, diputado en el Congreso por Vox, en la sede del partido en Valladolid. La mascarilla solo se la retiró para la foto. ALBERTO MINGUEZA

«Extremistas son los que organizan alertas antifascistas cuando sacamos 12 diputados en la Junta de Andalucía»

PABLO SÁEZ, DIPUTADO POR VOX EN EL CONGRESO ·

Afiliado desde la fundación del partido, cree que su formación aún tiene margen para crecer porque su discurso «no ha variado»

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 17 de enero 2021, 08:59

Pablo Sáez (Valladolid, 1964) es el único diputado de la región que Vox aupó al Congreso. Militante desde la fundación del partido, considera que los extremistas «son otros» y que el futuro de la formación es más consistente de lo que indica su ascenso exponencial.

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–¿Cómo ha vivido este año y medio en política?

–Ha sido una experiencia formidable. Me afilié a Vox en 2014, fui de los primeros y estuve trabajando también durante la época de la travesía en el desierto, donde éramos pocos afiliados y parecía que no lográbamos insuflar la ilusión a todo el mundo. Luego viví también el despegue, a partir de las elecciones andaluzas, Vista Alegre y el triunfo que tuvimos en las elecciones del 28 de abril, cuando salí como único diputado de Vox por Castilla León. Soy economista, tengo 29 años de experiencia en la empresa privada. Trabajé 10 años en KPMG, 19 años en Aon Gil y Carvajal... Pero esto era una experiencia que me apetecía porque había vivido la política desde pequeño. Mi padre fue presidente de la Diputación con UCD y a mí siempre me ha impresionado mucho la política y quise participar activamente. Realmente fue increíble, una legislatura muy corta la del 28 de abril, unas nuevas elecciones, entre medias las elecciones europeas, en las que no trasladamos los resultados del 28 de abril... Y luego llegó noviembre y tuvimos un resultado increíble. En el Congreso estás siendo parte del poder legislativo, con lo que ello supone. Participas en la elaboración de leyes, estás viendo cómo se elaboran, cómo se proponen, cómo se debaten, cómo se exponenen los plenos. Cuál es el grado de crispación que existe...

–¿Hay crispación real o es parte del teatrillo político?

–En los plenos y en las comisiones lo que se ve realmente son preguntas al Gobierno sobre temas de actualidad, y ahí la misma discrepancia que existe es la que se ve. Luego, cuando estás en el Congreso, en comisiones, estás conversando y escuchando los puntos de vista de los demás. Yo estaba en la comisión del Pacto de Toledo y en los grupos de trabajo se está más trabajando y menos hablando de posiciones políticas. Luego hay otras comisiones en las que ya de por sí todos los temas que tratan son políticos.

–Hablaba de la travesía del desierto. A ver qué le parece esta teoría. Sube la extrema izquierda, o la izquierda-izquierda, y como reacción sube la derecha-derecha o extrema derecha. Y ese movimiento de péndulo tenderá poco a poco de nuevo al centro. ¿O no?

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–Si consideramos que las posturas y los valores que defendemos vienen para quedarse, creo que ese respaldo lo vamos a seguir manteniendo. Estás planteando un conjunto de valores y opiniones que has lanzado a la sociedad. Y la sociedad ha visto en Vox a un partido que las va a defender. Y mientras haya gente que quiera defender esos valores, el partido va a seguir creciendo. Los péndulos, sí, cuando hablas de un tema muy puntual. Pero Vox ha tenido el mismo discurso desde 2014. Hicimos un manifiesto fundacional, con 100 puntos que estamos defendiendo, con los que estamos construyendo una línea argumental. Cien puntos que han logrado ilusionar a casi 4 millones de españoles. En lo que no confían los españoles es en partidos que no sabes dónde se van a posicionar.

–La subida de Podemos se produjo en un momento de desconfianza en las instituciones.Y en el caso de Vox la subida también es explosiva, parece más producto de un contrapunto que de una tendencia lineal.

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–Pero no hicimos absolutamente nada para lograr esa grandísima subida en Andalucía. Lo único que hicimos fue mantener nuestro discurso en un momento en que además había un desafío importante al orden constitucional en Cataluña. Y acercándonos un poco a lo que lo que quería la gente: un partido nuevo que pudiese dar una alternativa. Mantener un discurso uniforme, no cambiarlo en función de las tendencias de voto, se vio premiado en Andalucía. Y el comienzo también estuvo en parte en el acto que hicimos en el primer Vistalegre que organizamos. La gente estaba esperando a saber qué es lo que nosotros íbamos a proponer y eso yo creo que fue el gran comienzo.

«Que un partido como Unidas Podemos empiece a hablar de extrema derecha... ¿Se creen ellos el centro?»

–Parece que Vox va sobre todo a contracorriente. Más en oponer que en proponer. Por ejemplo, en las Cortes o en el Ayuntamiento, cuando son el único grupo que se abstiene o vota en contra.

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–En la comisión de recontrucción, en el Congreso, en el mes de julio. Estuvimos trabajando y ¿cuál fue el resultado? ¿Lo sabe alguien? Nadie. ¿Ha habido alguna medida para la segunda o la tercera ola de la pandemia? Ninguna. ¿Alguna solución para el tema de la educación? La ley Celaá. Nosotros hemos sido el partido más activo en el Congreso, hemos presentado 1.337 iniciativas, excluyendo la parte de preguntas. En todas ellas ha propuestas. Por ejemplo, de Sanidad. El doctor [Juan Luis] Steegmann fue el primero que dijo en el mes de enero que había que hacer algo con los aviones que venían desde China por el tema de la transmisión del coronavirus. Hemos presentado 11 recursos de amparo ante el Tribunal Constitucional. Estamos haciendo muchísimo. El problema es cuando hay iniciativas que bajo un nombre bonito esconden un mensaje ideológico. Y nosotros no podemos entrar a apoyarlas.

–Habla de la Ley Celaá, que se aprueba con la oposición de la parte de los concertados, pero tuvimos la Ley Wert, que se aprobó con la oposición de los centros públicos.

–Es muy triste porque realmente debería ser básico tener una ley de educación digamos permanente y que no dependiera de los vaivenes de los partidos políticos.Sería lo ideal, no podemos estar cambiando una ley educativa cada cinco años. Pero si se plantea una ley que va en contra de los colegios concertados, de los colegios de educación especial, que tampoco te garantiza que el español sea la lengua de enseñanza en Cataluña... Nosotros no podemos apoyar eso en ninguno de los casos. En los Presupuestos Generales del Estado hemos presentado una enmienda a la totalidad. No vamos a entrar a discutir unos presupuestos que ha aprobado el PSOE más UP y con el acuerdo de los separatistas y de ETA. No podemos entrar a esas iniciativas que vayan apoyadas por ETA.

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ALBERTO MINGUEZA

–Esta polarización creciente, ¿no le parece un juego muy peligroso?

–¿Quién intenta polarizar? Nos parece muy triste que haya algunos partidos que hayan comprado ese discurso. No me considero extremista. Las ideas que defiende Vox son de defensa de la libertad, de la unidad de España, de la legalidad constitucional. Los extremistas son los que agreden, los que insultan, los que organizan alertas antifascistas cuando sacamos 12 diputados en la Junta de Andalucía. Que un un partido como Unidas Podemos empiece a hablar de la extrema derecha... ¿Se creen ellos el centro? No tiene ningún sentido. Ni los mensajes ni nuestras propuestas ni nuestro comportamiento son de ningún partido extremista. Extremistas son los otros, los que no aceptan que haya un discurso diferente y además organizan actos para que nosotros no podamos expresarnos, como está pasando ahora mismo en las elecciones de Cataluña.

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–¿Qué perspectivas tienen en Cataluña, donde ya no se plantea casi como una cuestión de partidos, sino constitucionalismo contra independentismo?

–Nuestras expectativas pasan por que haya una importante representación de Vox en el Parlamento de Cataluña. Seríamos el partido de referencia para la gente que quiere seguir defendiendo la legalidad constitucional en Cataluña. Esperemos que los catalanes también vean que Vox tiene que ser el vehículo a través del cual ellos puedan seguir reivindicando el poder vivir tranquilamente y en libertad en una tierra tan bonita como es Cataluña.

–En Cataluña hemos visto ya un traspaso de Cs al PP [el de Lorena Roldán]. Parte de Vox sale del PP, o viceversa. Son tres partidos en los que empieza a verse mucha movilidad.

–Nosotros tenemos nuestro programa y somos muy transparentes con lo que defendemos. Estas son nuestras propuestas, quien quiera unirse a nosotros trabajando por estas ideas, es bienvenido. En Cataluña tenemos un grandísimo candidato, Ignacio Garriga, que fue diputado nacional y que deja el Congreso para ir a trabajar a Cataluña.

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«Sabemos quiénes son nuestros principales enemigos, y no vamos a favorecer que lleguen o vuelvan al Gobierno»

–En Castilla yLeón tienen un problema de distribución territorial. Son un partido urbanita.

–En noviembre tuvimos voto importante en los pueblos.

–Voto nacional. ¿Y municipal, autonómico?

–Es verdad que entre las elecciones de abril y las de de noviembre hubo una serie de circunstancias que llevaron a que no obtuviéramos los resultados que hubiésemos querido en las elecciones europeas y en las autonómicas y locales. Pero Vox, como partido, cree en una descentralización administrativa fuerte y creo que debemos estar allí. Mucha parte de nuestro mensaje se centra en temas municipales y provinciales. Cuando hablamos de despoblación, me hace mucha gracia... Si hablamos de los años que llevaba el Partido Socialista en Andalucía, es saludable que de repente haya una alternancia. Y por eso es fantástico el Gobierno del PP más Cs, con apoyo nuestro en la investidura, que no en el Gobierno. ¿Y qué pasa con el PP en Castilla y León? Que en los últimos 20 años la comunidad autónoma que más población ha perdido, después de Asturias, ha sido Castilla y León.

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–¿Habría entendido aquí un apoyo de Cs al PSOE, siguiendo esa lógica?

–Los acuerdos que puedan alcanzar otros partidos nos dan igual.Cuando hemos apoyado en Madrid o en Murcia ha sido en base a unos programas. Eso sucede ahora todos los años con los presupuestos. Hace poco se aprobaron los de Andalucía y como no estamos en el Gobierno planteamos nuestras propuestas. ¿Las aceptas? Hay una negociación. Y eso nos sirve para que la gente vea que estamos proponiendo cosas útiles. Y sobre todo con una idea muy importante: sabemos quiénes son nuestros principales enemigos, y no vamos a favorecer que lleguen o vuelvan al Gobierno.

–Parece una posición más cómoda. Dejar gobernar a otro y poder criticar.

–Ojalá los españoles nos den la suficiente confianza como para que podamos gobernar y seamos nosotros los que tengamos la iniciativa.

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–Ciudadanos apostó por gobernar a toda costa. Lo logró en sitios incluso en los que está en minoría como en Palencia. Vox ha escogido la táctica de apoyar investiduras pero quedarse fuera para poder tener libertad de criticar sin que le afecten los errores.

–Efectivamente. Si no tienes la mayoría suficiente como para dirigir las principales líneas de actuación del Gobierno, es la posición más responsable. Tenemos que ir negociando año a año para ver qué parte de nuestro programa podemos ir incorporando en la gestión de esas administraciones. Y eso le está dando mucha visibilidad a Vox.

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–Las encuestas les dan buenos resultados. ¿Cómo lo valoran?

–Recuerdo las del mes de noviembre de 2019. Tres semanas antes nos daban que no íbamos a conseguir ni 24, y sacamos 52. En Andalucía nos daban 1 y sacamos 12. Si estamos en época no electoral, y todas las encuestas nos dan entre 52 y 57, creo que estaremos en más.

–57 son cifras que se acercan al PP (88). Cuando Pablo Casado hizo su famoso discurso, usted estaba allí. ¿Cómo lo vivió?

–Pues muy sorprendido, la verdad. Muy sorprendido porque una cosa es que tú tengas diferencias políticas y las expreses y otra cosa es que llegues a un ataque personal. Dice muy poco del señorío que se debe tener en política. Y personas que se conocen y que habían sido compañeros de partido. La demostración de cuál es el señorío y la actitud que se debe tener en política es lo que hizo Santiago Abascal, no entrar en un ataque personal y actuar como un verdadero señor.

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