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Después de la extraordinaria proeza científica que ha permitido tener dos vacunas efectivas contra la covid-19 en menos de un año, hoy arranca la campaña de vacunación en todo el país. En Castilla y León también comienza el 'pinchazo' de las primeras 126. ... 000 dosis que recibirán 63.000 personas (dos inyecciones por cabeza en un plazo de dos semanas).
La comunidad científica coincide en que es un gran rayo de esperanza. Pero advierten contra cualquier relajamiento de las medidas de protección. El Norte ha consultado a cuatro de los mayores expertos de la región para conocer qué se puede esperar a partir de ahora.
Todos creen que esta primera fase «supondrá un cierto alivio» en la primera línea de lucha (residencias de mayores y hospitales). Y también llaman a la calma frente a las variantes de la pandemia que se han conocido estos días y contra las que podrán adaptarse «nuevas vacunas en un plazo de unas ocho semanas».
Mariano Esteban
El ensayo clínico de la vacuna que ultima el grupo Poxvirus del CNB y que dirige el vallisoletano Mariano Esteban está ya en producción y espera los permisos de la Agencia Europea del Medicamento para empezar con la fase clínica (ensayos en humanos) en un par de meses. Este veterano virólogo considera «absurdo» el rechazo a la vacuna. «Se trata de elegir entre la vida o la muerte. Hay que animar a las personas ya que vacunarse es seguro y una oportunidad histórica que les garantizará una inmunidad por encima del 90%».
Esteban es un férreo defensor de incorporar el máximo de modelos de vacuna posible ya que «no sabemos cuál va a ser la duración y grado de respuesta inmune de las dos aprobadas (Pfizer y Moderna)». De hecho, considera que la inmunidad de los que la reciban «es predecible que sea de un año o menos, por lo que habría que revacunar otra vez».
Las variantes de la covid-19 que se han detectado estos días en Inglaterra no han sorprendido a ningún científico. Mariano Esteban recuerda que su grupo trabaja «en vacunas con más espectro de acción por si se producen mutantes que son resistentes a la profilaxis que ya hemos desarrollado».
En todo caso, advierte a los que se vacunen que los riegos para la población seguirán «mientras no alcancemos la inmunidad de grupo y para eso hace falta que llegue al 70% de la población». De igual forma, y para los que ya han pasado la enfermedad, «la vacuna incrementará un grado de respuesta inmune superior al que hayan generado y cercano al 100%».
Por eso pide a la sociedad, «nada de relajación. Hay que seguir con las mismas pautas. De momento, esto solo va a afectar a un número reducido de personas y somos una población muy envejecida».
Raúl Ortiz de Lejarazu
El microbiólogo y director emérito del Centro Nacional de la Gripe (con sede en Valladolid), Raúl Ortiz de Lejarazu, da la bienvenida al proceso de vacunación que «supondrá un cierto alivio si se consigue que tanto los sanitarios que cuidan a los residentes como los enfermos se vacunen en su mayoría». Se apoya en la dinámica que generan las campañas de la gripe, donde se persigue «dotar de una inmunidad mayor que la de la infección natural». Es aquello de «vacuna que algo queda», remacha.
En línea con los cálculos de su colega Esteban, el también profesor y asesor científico, estima que, con los «números reproductivos» del SARS-cov-2 y sus variantes, se precisa entre «un 60% y un 75%» de vacunas para lograr la ansiada inmunidad de grupo.
Ortiz de Lejarazu no descarta que en un futuro la lucha contra el coronavirus sea similar a la gripe, y precise de continuas readaptaciones anuales. «Ya se lo están planteando en diversos cuarteles generales (sanitarios). Pero tendría que confirmarse científicamente que la vacuna funciona con menor efectividad en las personas que afrontan una infección por la nueva variante» (como la que se ha detectado en Gran Bretaña).
En este sentido lanza un mensaje tranquilizador. «Las plataformas de las nuevas vacunas de ARNm (mensajero) tal y como están diseñadas podrían adaptarse a las nuevas secuencias en ocho semanas». «La ventaja de estas vacunas -continúa- es que permiten un diseño a la carta y una actualización menos laboriosa que en otras».
El microbiólogo vallisoletano recuerda que, hasta ahora, el coronavirus vive «una luna de miel biológica con los humanos ya que la presión inmune sobre el virus ha sido mínima, con alrededor de un 10% de personas con anticuerpos». Anticipa que el control de estas nuevas cepas «será muy importante cuando hayan transcurrido seis meses o más desde las vacunaciones masivas».
En su análisis recuerda que «desde el inicio de la pandemia han aparecido variantes con mutaciones», como la que se detectó en marzo (la D614G). De la británica avisa de que «si se probara una mayor transmisión sin afectación importante de poder de escape a la vacuna, obligaría a aumentar las coberturas de vacunación y a vigilar su evolución ante la nueva presión biológica inmune».
Ignacio Rosell
Como especialista en Medicina Preventiva, Ignacio Rosell cree que hoy se da «un primer paso para relajar y, sobre todo, proteger a los más vulnerables y llegar a donde más se pueden salvar vida: las residencias de mayores». En este sentido, rechaza de plano las reticencias y recuerda que «nadie hará de conejillo de indias», ya que más de 50.000 personas han participado en los ensayos clínicos. «Jamás podría hacer más daño que beneficio».
Rosell echa en falta campañas didácticas para llegar a los sectores más necesitados de recibir los 'pinchazos' inmunizadores. «Sería muy aleccionador que personas significativas y mayores (le vino a la mente Concha Velasco) dieran ejemplo para llegar mejor al resto», propone este miembro del comité que asesora la política sanitaria de la Junta en la materia.
Ignacio Rosell tampoco concede motivos para la relajación. E insiste en que, incluso con vacunaciones, «queda mucha población por la que va a circular el virus. Sobre todo entre los jóvenes que pueden ser grandes transmisores, aunque luego la sufran más sus mayores cercanos».
Este científico cree que la efectividad de la vacuna no se verá afectada por nuevas mutaciones, aunque estas parece que «penetran mejor en la célula. Pero las PCR para detectarlas no van a cambiar». Por último quita dramatismo a los pronósticos sobre su agresividad. «La nueva variante se está midiendo en una época prenavideña invernal y de gran interacción social. No parece que vaya a tener peor pronóstico», espera Ignacio Rosell.
José María Eiros
El actual director del Centro Nacional de la Gripe prefiere centrarse en su especialidad, que es la Microbiología diagnóstica, para recordar, de entrada, que «las vacunas tardan unas pocas semanas en «inducir respuesta inmunitaria». Por eso pide «mantener las medidas de prudencia en el contacto social».
Jose María Eiros centra su análisis en las nuevas variantes, algo que ya conocían muchos grupos de investigadores. «En el caso del SARS-cov-2 se establecieron dos cepas (S y L) cada una con una mutación. Y a finales de mayo se configuraron seis agrupaciones filogenéticas. En la actualidad tenemos ocho clados (grupos)».
Asegura que el mutante que ha progresado en el Reino Unido «se ha observado en otras ubicaciones. Presentan un número importante de mutaciones lo que incide en la necesidad de la vigilancia molecular de los virus».
Como el resto de expertos considera que «sigue siendo un virus con una diversidad reducida». Ante la habitual comparación con la gripe, Jose María Eiros recuerda que «los virus gripales establecen tipos y subtipos con mayor diversidad genómica».
Lola Burguillo es una de las trabajadoras de la residencia para mayores Santa Marta, de Valladolid. Hace apenas una semana recibió el aviso de que era candidata a ponerse la vacuna contra el coronavirus por el riesgo que corre diariamente en su puesto de trabajo. «No lo dudé ni un segundo y me apunté en la lista, que es nominativa, es decir, si no te apuntas a la primera luego no puedes decir que sí», señala.
En la localidad zamorana de Ferreras de Abajo vive Inocencio Carro Diego. Hace casi un año y medio que, junto a su mujer, reside en el centro San Juan Bautista. «Estamos muy bien, aquí no ha habido ningún caso de covid y eso da mucha seguridad. Lo único que echamos de menos es no poder estar con la familia, por seguridad vamos a pasar las Navidades separados»..
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