Los eurodiputados de Castilla y León advierten: «Los fondos europeos son un tren que solo pasará una vez»

«No es una asignación automática, a España le corresponde ser la segunda en el reparto asignado, pero tendremos lo que seamos capaces de gastar. Lo que seamos capaces de programar y gestionar», advierte Soraya Rodríguez (Cs).

Y es que el gran matiz de este fondo está en cómo se va a distribuir. Aquí no habrá una cantidad fija y que cada cual la invierta como desee. Demasiados aeropuertos fallidos e infraestructuras vacías han hecho recelar a la Unión Europea. «España va a absorber una cantidad muy importante, casi el 20% del fondo. Pero hay que absorberlo en tres años, 2021, 2022 y 2023. Y en los dos primeros, el 70% de la cantidad asignada en transferencia. ¿Cómo se hace esto? Preparando buenos programas de inversión, teniéndolos preparados cuanto antes, para que cuando estén preparados puedan ejecutarse de forma efectiva. Una vez aprobados los proyectos de inversión, van a irse desembolsando los fondos según se vea el grado de ejecución», insiste Rodríguez, que pone un ejemplo práctico.

«Si el Gobierno de España presenta un proyecto con Castilla y León para cubrir todo nuestro territorio por banda ancha, tendremos dinero para hacerlo. ¡Y nos lo van a aprobar! Si está el 20 de octubre, mejor. El plazo es abril de 2021, se aprueba en junio-julio de 2021 y se irá desembolsando todo según se vaya cumpliendo el proyecto», explica.

La socialista Iratxe García reivindica ese papel clave para el futuro de unos fondos que habrá que ganarse con proyectos. «No podemos desaprovecharlo, no es un cheque en blanco. Es un dinero de inversión para futuro, por eso se llama 'Next Generation You', es una oportunidad para esas futuras generaciones para que podamos garantizar que vamos en el camino adecuado. Habrá que ponerse a trabajar de manera intensa», señala la eurodiputada vallisoletana.

El leonés Ibán García (PSOE) advierte, en relación a las declaraciones de Torra, que «algunas comunidades no han entendido cuál es el funcionamiento de los fondos». Asegura que los criterios que se han establecido benefician, a priori, a una comunidad como Castilla y León, «pero se trata de que seamos capaces, junto con la sociedad, de crear una agenda de transformación económica de Castilla y León, de nuevas formas de industrialización de nuestro territorio. Ese es el reto. Será imprescindible el concurso de empresarios y de la sociedad civil, evitar la fragmentación absurda entre administraciones... La oportunidad es gigantesca y es probable que sea un tren que no vuelva a pasar», alerta, en consonancia con el resto de sus compañeros en el Parlamento Europeo.

La banda ancha. La modernización agrícola y de la industria agroalimentaria. Los sectores que Europa ha echado de menos durante la pandemia, externalizados en otros tiempos recientes a Asia. Apostar por las empresas de base tecnológica e investigadora, que ya tienen un embrión en los parques científicos de las universidades públicas. Energías renovables. «Nos equivocaremos si pensamos en hacer carreteras. Hay que pensar en hacer proyectos que generen valor añadido», advierte Ibán García. «Y hay que recordarle a Castilla y León que una parte de los fondos tienen como objetivo reforzar servicios públicos y Sanidad y haría bien en contar con todos los grupos para plantear un gran acuerdo alrededor del reforzamiento de nuestra Sanidad pública y eso significa no cerrar consultorios, sino pensar en grande» , añade.

«Iniciativas empresariales, de las pymes, autónomos, también la agricultura y desarrollo rural desde el ámbito de desarrollo de energías limpias...», aporta su compañera Iratxe García. «Es una oportunidad que no podemos desaprovechar», insiste.

Porque se puede desaprovechar. Luis Garicano (Cs) apunta a unos antecedentes que serían, de repetirse, muy peligrosos. «Hay dos objetivos que debemos conseguir cumplir. El primero es ejecutar este dinero. Tradicionalmente los fondos europeos se han ejecutado poco y mal. Muchos se han devuelto. En segundo lugar debemos conseguir ejecutarlos bien, que sirva para hacer frente a las necesidades de la región», asegura. Soraya Rodríguez le pone porcentajes a esa ejecución que se fue al limbo. «En el periodo de programación de 2014 a 2020, en 2019 somos el segundo país que menos fondos estructurales había ejecutado, de los que le habían sido asignados, menos de la mitad. Cuando solo quedaba un año para poder gastarlo. El 31% de los proyectos que se iban a ejecutar estaban sin comprometer y el 67% de los fondos de financiación sin gastar de forma efectiva. No podemos dejar de ejecutar los fondos del 'Recovery Fund' que se nos han asignado. Porque perderemos una oportunidad histórica para muchas generaciones, ¿cómo iremos a pedir a Europa ambición si no somos capaces de comprometerlo?».

Hay que gastar, por tanto, y gastar bien. Y los cuatro eurodiputados muestran que hay puntos en los que ponerse de acuerdo para conseguir que el objetivo se materialice. Así, Garicano apuesta por «tener un equipo especializado en la Junta que se ocupara de llevar a cabo esta gestión de estos fondos europeos y asegurarse de que esta gestión se hace de forma profesional y se ejecuta con rapidez, eficacia y sin corruptelas».

Soraya Rodríguez habla de la necesidad de un pacto en pos del objetivo. De dejar a un lado unas rencillas que pueden entorpecer el proceso, que por otro lado debe acometerse con urgencia porque los plazos con casi inmediatos. «Cambiemos la dinámica populista y sentémonos a hablar sabiendo que hay que llegar a consensos y que este fondo de recuperación es fruto de un gran consenso entre centro derecha, liberales, progresistas y socialdemócratas. Este mismo acuerdo tiene que funcionar en España», dice.

Entre los dos eurodiputados naranjas casi clavan las palabras del socialista Ibán García. «Lo que yo haría es ponerme a trabajr con la sociedad civil, convocar a sindicatos, empresarios, otras administraciones –'se equivocaría la Junta si va por sí sola', aclara– y de forma leal y sincera conjugar toda la inteligencia de la comunidad intentando no entrar en juegos de navajeo partidista».

El énfasis en no perder esta oportunidad tiene un motivo. La crisis de 2008 fue un mazazo para el proyecto europeo por el modo en que se resolvió. El pasado 12 de abril, los mismos protagonistas contaban en estas páginas que Europa se jugaba su futuro como organización. «Si no demuestra que es útil, será un mazazo», advertía Garicano. «Necesitamos una UE fuerte», envidaba Iratxe García. Convencer a los países más escépticos con el gasto de dar este paso solo habrá servido de algo para el futuro si se aprovecha. «Hace unos meses, cuando hablábamos del fondo de recuperación y emisión de deuda era como una idea muy lejana que jamás podía hacerse realidad y al final está en el acuerdo. Es un paso histórico en la construcción europea. A diferencia de 2008, cuando la austeridad apostó por los bancos y por dejar a las personas de lado, en este caso ha sido al contrario», valora la socialista Iratxe García.

«Nada es gratis», incide Luis Garicano, de Ciudadanos. «Tampoco estos 750.000 millones de euros, financiados con deuda que caerá sobre los hombros de futuras generaciones. En España, las reformas que tanto se han postergado y las inversiones que son necesarias las tenemos que hacer ahora. De cómo invirtamos este dinero dependerá que Europa , y España, salgan reforzadas de la crisis o debilitadas».

«Europa ha estado a la altura», se felicita Soraya Rodríguez. Ahora, dice, debe estarlo la clase política. «La mayor responsabilidad recae en el Gobierno de España, que debe ponerse a trabajar ya con las comunidades autónomas, para poder tener un plan listo en los dos plazos, el de 'prepresentación' en octubre y el de presentación en abril». Porque no habrá otra ocasión similar, dicen todos, para modelar el futuro.