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Es un indicador. Hay que identificarlo como un botón de alerta. Una investigación de los hospitales de Zamora y el Clínico de Valladolid, con participación de los 12 restantes de la región, demuestra que cuando un paciente ingresado por covid precisa la medicación con ... fármacos que actúan sobre el sistema inmunitario debe interpretarse como una alarma que anuncia graves complicaciones, en particular de la afección de órganos, y que puede conducir a la muerte.
Tomar este dato en tal consideración sirve para que el equipo médico intensifique el seguimiento y control de la persona infectada con el coronavirus.
Según explica el investigador principal, el doctor Francisco Herrera Gómez, nefrólogo del Complejo Asistencial de Zamora y profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, «nuestra investigación, que comenzamos a mediados de la segunda ola de la pandemia de covid, pretendió buscar más factores de riesgo de mala evolución estudiando el consumo de fármacos para tratar la enfermedad ocasionada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que azota el mundo entero desde febrero de 2020». La revisión repasó los pautado a más de 7.307 pacientes de todos los hospitales y ha dado lugar a dos artículos en abierto, sobre este predictor y sobre los fallos renales.
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«Nuestro laboratorio, que se dedica a la investigación con datos con un enfoque anatómico, es decir, de acuerdo al órgano o sistema donde los medicamentos tienen su efecto principal, ahondó en el consumo de diversas familias de medicamentos con un efecto principal disminuyendo la respuesta del sistema inmune», explica. De esta forma, el equipo buscó las prescripciones en el registro de dispensación de medicamentos en el hospital, en la base de datos Concylia de Sacyl y en los sistemas informáticos de Especializada, el Jimena, y de Primaria, el Medora, que son las bases de datos en las que se vierte la información de la historia clínica electrónica de los 14 hospitales de la Gerencia Regional de Salud.
Este especialista explica que la investigación demuestra, «con miras a mejorar la atención de los pacientes con covid, que el consumo de tocilizumab, corticoides y de otros fármacos que actúan sobre el sistema inmune en busca de frenar la exagerada respuesta inflamatoria del organismo se asocia a una peor evolución de estos pacientes. Estos enfermos tienen más oportunidades de fallecer o de evolucionar hacia el fallo renal y de otros órganos; lo que también conduce a la muerte». Explica, no obstante, el coordinador del trabajo que «esto no quiere decir que determinados medicamentos no tengan efecto sino que el hecho de necesitarlos predice complicaciones clínicas a corto plazo, incluso la muerte e indica que esos enfermos deben ser especialmente vigilados y que pueden necesitar cuidados intensivos o un aporte de oxigenoterapia más intensivo. Nuestros hallazgos intentan concienciar a los médicos, enfermeros, farmacéuticos y demás profesionales sanitarios de que cuando los pacientes covid necesitan de estos fármacos, la atención debe ser minuciosa y de cerca y las decisiones deben tomarse sin demora como el ingreso en una UCI, medidas preventivas del fallo multiorgánico... pues previsiblemente evolucionen mal si no se actúa correctamente».
Loa autores Javier Álvarez González , Débora Martín García y Eduardo Tamayo Gómez, del Clínico de Valladolid; Eduardo Gutiérrez Abejón, farmacéutico de la Dirección Técnica de Prestación Farmacéutica de Sanidad de Castilla y León, y Francisco Herrera Gómez, del Complejo Asistencial de Zamora. En este trabajo participaron los 14 hospitales de la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León.
Revista Journal Environ Res Public Healtho. Diciembre de 2020..
Destaca asimismo este experto también en big data, que este trabajo surgió de la inquietud y necesidad de buscar «factores de riesgo no tradicionales y mejorar la toma de decisiones a partir de la explotación de datos del mundo real. Nuestro trabajo es el primero en dar este enfoque con base en el tratamiento de datos del mundo real, un instrumento para la toma de decisiones de los profesionales que día a día tratan a estos pacientes», añade.
Herrera Gómez explica que, hasta ahora, «ningún trabajo se ha centrado en otros factores de riesgo fuera de los clásicos, demográficos, de enfermedades previas, de complicaciones de la enfermedad propiamente dicha. Mediante la dicotomización de variables que para otros constituyen medidas contínuas, presentamos una relación de causa y efecto con factores no tradicionales, que aportan al clínico argumentos para mejorar su toma de deciones».
La tasa de mortalidad registrada en los 14 hospitales fue del 24,43%, con una alta incidencia de síndrome respiratorio agudo severo (14,03%) y de lesión renal aguda (10,87%).
Según el repaso de los trabajos de este equipo, «los medicamentos más utilizados fueron antibióticos (90,83%), antimaláricos (42,63%), esteroides (44,37%) y antivirales, como lopinavir/ritonavir (42,63%)». En cuanto al uso de tocilizumab (9. 37%) y medicamentos anti-SIRS (síndrome de respuesta inflamatoria sistémica) (7,34%) fueron notables. Fundamentalmente, la muerte ocurrió con mayor probabilidad después de los 65 años. Asimismo, múltiples factores, como la edad, el sexo y la necesidad de ventilación mecánica, se relacionaron con el peor pronóstico evolutivo de la enfermedad.
El coronavirus no solo afecta al sistema respiratorio sino que en el 40% de los pacientes ingresados hay un fallo renal grave.
La lesión renal aguda tiene además una mortalidad muy alta. El equipo del complejo asistencial de Zamora y del Clínico de Valladolid también evaluó los efectos sobre este órgano de una infección por coronavirus. La mortalidad entre los pacientes con lesión renal aguda fue el doble que la del resto de enfermos con covid, del 46% frente a 21,79%. Además, los afectados por esta lesión renal tuvieron necesidad de ventilación; tratamiento con esteroides o fármacos para el síndrome de respuesta inflamatoria antisistémica, aparición de síndrome respiratorio agudo severo y ocurrencia de síndrome de respuesta inflamatoria antisistémica. El trabajo, en el que también participaron los 14 hospitales de la comunidad, analiza con big data la historia clínica de los 7.307 pacientes que ingresaron entre el 1 de marzo y el 31 de mayo.
Además, la investigación detectó que el 10% de ese 40% con problemas renales precisó tratamiento con diálisis, no siempre reversible además. Estos pacientes también padecían hipertensión (57,93%), enfermedad cardiovascular (48,99%), diabetes (26,7%) y enfermedad renal crónica (14,36%) y precisaron tratamiento con antibióticos (90,43%), antimaláricos (60,45%), esteroides (48,61%), antivirales (33,38%), fármacos para el síndrome de respuesta inflamatoria antisistémica (SRIS) (9,45%) y tocilizumab (8,31%).
El estudio concluye que la lesión renal grave es una complicación frecuente y seria entre los pacientes con covid, con una mortalidad muy alta, que requiere mayor atención por parte de los médicos que llevan al paciente, a la hora de prescribir medicamentos.
El trabajo acaba de publicarse en la revista Frontiers in Medicine y ha sido financiado por la Gerencia Regional de Salud.
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