A mí el ocaso me lleva al vuelo hacia la literatura. Como las golondrinas de Bécquer, al terreno de los románticos, un poco lúgubre, abriendo camino a la noche. O a los atardeceres impagables de la Tierra de Campos.
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Jamás pensé que pudiera elevarse a ... concepto jurídico, hasta que a mediados de enero salió el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, a justificar el adelanto del toque de queda a las ocho de la tarde en la llegada del ocaso. Las facultades de Derecho estarán deseando analizar el informe jurídico con el que la Junta de Castilla y León amplió las horas de encierro de los ciudadanos en sus casas.
Los magistrados del Tribunal Supremo debieron tomarse lo de la teoría del ocaso en toda su literalidad y hasta ahí llegó el recorrido del anticipo del toque de queda, con la advertencia de que se había pasado por alto que la regulación del estado de alarma establecía un límite claro: de 22:00 a 6:00 horas.
La horquilla horaria es algo concreto. Ofrece seguridad jurídica. El ocaso da juego en un soneto, pero se deshace como un diente de león cuando se plasma en un informe jurídico. Imagino la cara de los magistrados frente al escrito remitido desde Castilla y León –la Junta ha facilitado un resumen, pero no el documento íntegro– que echaba mano, para armar sus argumentos, del Instituto Geográfico Nacional y la información astronómica de su web.
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Allí se podía comprobar, indicaban a los jueces, que «el sol se pone entre las 18:04 en Soria y a las 18:18 en Salamanca o Zamora», un horario «que se va retrasando cada día, si bien no anochecerá a las 20:00 hasta bien entrado el mes de marzo». Rubricado por Luis Miguel González Gago, secretario del PP de Valladolid y director de los Servicios Jurídicos, un cuerpo de funcionarios que lleva a gala el rigor de su trabajo. Fulminado el espejismo del ocaso jurídico por el Supremo, Castilla y León aplicó las medidas que habían probado otras autonomías.
Ese ocaso que el Gobierno de PP y Cs ideó para sostener su toque de queda no llegará a los 'chiringuitos' de empresas y fundaciones de la Junta, a los que arreaban los centristas desde la oposición. Tras un arduo análisis, los socios han convenido en que sirven todos, menos la pequeña Fundación Anclaje, que ha encarrilado crisis del calado de Vestas o Nissan. Sirve hasta la denostada Fundación Siglo, con una promesa de reforma.
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Así las cosas, o no había 'chiringuitos' o estos han dejado de serlo en cuando dirigentes de Cs se han puesto al timón, con retribución incluida. Pasó con las diputaciones. Está visto que ocaso y chiringuito solo cuadra cuando hay playa por medio. Y Castilla y León no tiene mar.
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