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Para poder votar en domingo y no en día laborable en Castilla y León, el presidente de la Junta debe firmar el acuerdo que convoca elecciones un lunes y publicarlo en el boletín oficial un martes. A partir de ahí, arranca un calendario que acaba ... colocando las urnas un domingo. De todos los lunes posibles, Alfonso Fernández Mañueco eligió el 20 de diciembre, tras un fin de semana que había dejado 5.665 nuevos contagios de covid-19 y 18 muertos, cifras que confirmaban el empeoramiento meteórico de la pandemia. Ese lunes era, además, víspera del pleno en el que se debatía el presupuesto de Castilla y León para 2022. Esas cuentas eran de Cs y también del PP, aunque no lo pareciera por el empeño que ha puesto en convertirlas en detonante del adelanto electoral.
¿Con los lunes que le quedaban a una legislatura que acababa en mayo de 2023, por qué este lunes? El PP se mueve desde hace meses entre las encuestas de intención del voto que le dan ganador y el horizonte del próximo 10 de marzo, cuando el PSOE podía volver a presentar una moción de censura. Un calendario achicado, además, por la Justicia.
Mañueco podría haber dejado pasar las navidades y convocar tras el congreso que el 16 de enero le reelegirá presidente del PP de Castilla y León. Pero el lunes 17 de enero el protagonista será Javier Iglesias, presidente del PP de Salamanca y estrecho colaborador suyo, que testifica por segunda vez (esta como investigado y asistido por un abogado) ante el juez que instruye diligencias por la posible financiación ilegal del partido durante las primarias de 2017 que ganó el hoy presidente de la Junta.
Los lunes se venden caros. Con el anticipo decidido para aprovechar un viento electoral favorable que permita enterrar la derrota de 2019, en la que solo el acuerdo con Cs salvó a Alfonso Fernández Mañueco de estrenar la bancada de la oposición, cualquier otro lunes situaba mítines en marzo, con el juicio por corrupción de la Perla Negra en plena ebullición.
Así que el lunes 20, con un informe de los expertos que asesoran a la Junta planteando restricciones, el guion electoral se impuso al de la pandemia en una semana en la que se ha marcado el récord diario de 5.002 contagios y un mes de diciembre que deja, en este momento, 123 familias llorando muertos por la covid. Mañueco argumentó la urgencia de la llamada a las urnas en una «traición dañina» de Igea y Cs que, buscando apoyos para el presupuesto de la Junta, se habrían confabulado con Por Ávila y el PSOE para interponer una futurible moción de censura. No ha aportado pruebas de ello.
Visto por un asesor de partido, el 20 de diciembre aporta una última ventaja, el efecto de la Navidad. Sus días festivos, de familia y compras, pueden diluir el malestar del elector con la medida cuando se retome la actividad tras los Reyes. Y el parón navideño pilla a contrapie a adversarios políticos y dificulta coaliciones y plataformas electorales.
Contrasta esa agilidad para apretar el botón electoral con la pasividad de estatuario ante la embestida del virus. Obviamos las recomendaciones de los expertos, les volvemos a citar para que vuelvan a analizar y dejamos las medidas para mañana o pasado mañana o para cuando pueda formar gobierno quien gane las elecciones el 13 de febrero. Nos ponemos en... ¿abril? Con una prórroga presupuestaria que no agiliza la gestión diaria y unos políticos que tendrán que repartir el día entre el despacho y el mitin. En ese doble juego, ¿ganará el gestor o el candidato?
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