Manifestación en Villalar de los Comuneros, a finales de los año 70, reivindicando la autonomía. Foto cedida por A. Cacho.

El escaño 82: corregida y aumentada

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«La gestión del presidente de las Cortes de llevar a la práctica la supresión de la Fundación Villalar-Castilla y León que defiende su partido, Ciudadanos, ha virado hacia un desenlace del que la entidad sale corregida y aumentada»

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 8 de febrero 2020, 16:55

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(*Cada semana, Susana Escribano -experta en los entresijos políticos y conocedora de los protagonistas de la actividad parlamentaria en la comunidad- escribe sobre las claves políticas de Castilla y León. Si eres suscriptor, apúntate aquí a esta newsletter.)

Puede convertirse en un monstruo ... de ente público o quedar reducida a la nada, pero la gestión del presidente de las Cortes, Luis Fuentes, de llevar a la práctica la supresión de la Fundación Villalar-Castilla y León que defiende su partido, Ciudadanos, ha virado hacia un desenlace del que la entidad sale corregida y aumentada. Sin que ni lo uno ni lo otro suponga, a priori, un cambio a mejor.

El patronato ha planteado esta semana que la villa comunera se caiga del nombre de la Fundación. Ese proceso de borrado de cualquier atisbo identitario conlleva la eliminación de los dos fines que tenía (promover el sentimiento de pertenencia a la comunidad y hacer depositaria a la localidad de los símbolos y tradiciones de Castilla y León), además de desalojar al alcalde de la peana de vicepresidente del patronato, sustituido por un vicepresidente de las Cortes.

Ese patronato, en el que están los sindicatos, la patronal, las universidades, los grupos parlamentarios, la Junta, el CES, la Federación Regional de Municipios y Provincias y las Cámaras de Castilla y León (si olvido a alguien, no me lo tomen a mal, puede pasar al repartir las invitaciones de una boda más modesta), hará hueco a dos organizaciones agrarias y a una entidad de carácter social.

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Estaban las cajas de ahorro, que se quedaron en el camino. Como inciso, en los consejos de administración de las malogradas entidades de ahorro sentaron consejeros buena parte de las organizaciones que deciden sobre la todavía Fundación Villalar-Castilla y León. Ese patronato más plural podrá en adelante no hacer nada o cualquier cosa que se le ocurra.

Enumerar los fines que sustituyen a los dos que tenía la entidad, que tan incómodos han resultado, acabaría con el espacio que resta a este artículo. Por resumir: promoverá los principios constitucionales y los recogidos en el Estatuto de Autonomía, la lengua castellana y el patrimonio histórico, el artístico y el natural, la promoción del talento, la aportación de Castilla y León al conocimiento y a la ciencia; la educación, el deporte, el parlamentarismo, el Diálogo Social o la despoblación...

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Una Fundación corregida y aumentada a través de un proceso de reinvención que prendió Fuentes, en octubre, al afirmar en León que «nació con los fines de crear un sentimiento de pertenencia a la comunidad que no han sido cumplidos. No tiene sentido que siga funcionando». La supresión no era cosa suya y el asunto se desbocó. Coincidían en que pasara a mejor vida Cs, UPL, Podemos y Vox. El resto de patronos, no.

De aquel octubre leonés a este lunes vallisoletano, ese sentimiento identitario ausente ha germinado en cada ciudadano de la comunidad, a juicio del presidente de las Cortes: «Todos los castellanos y leoneses tenemos en nuestro interior ese sentimiento de pertenencia y no tenemos que tener una Fundación para acrecentar esos sentimientos», argumentó el dirigente.

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Para eso, no. Para cualquier otra cosa, sí. Si preguntan a los líderes agrarios están a tiempo de añadir a los fines la defensa de la PAC. No haría falta, tiene encaje en la lucha contra el reto demográfico.

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