El escaño 82: Asesores
Un día a día político en el que bajarse de ese tren laboral produce alergia incluso en quien tiene adónde volver y de qué vivir. Imaginen en aquellos sin tajo al que regresar
Hay dos formas de vivir de la política con nómina y alta en la Seguridad Social. La primera es encadenando un cargo público tras otro. ... La segunda consiste en sustituir ese ir y venir de la concejalía al hemiciclo y de esa bancada al despacho de director general, secretario de Estado o consejero con un puesto de asesor designado por quienes han sido compañeros de faena y siguen en activo. Ninguna de las dos prácticas contribuyen a oxigenar y dar lustre al oficio de gestionar la cosa pública. El ciudadano percibe en la política un ecosistema viciado donde la renovación es un espejismo, porque quien logra entrar se agarra a la silla como mejillón a maroma.
El último episodio lleva el logo del puño y la rosa, con la decisión de contratar para un puesto de asesoría jurídica en el grupo socialista de la Diputación de Valladolid a Teresa López , exalcaldesa de Medina del Campo, exdiputada provincial, exprocuradora autonómica y exsenadora por designación de las Cortes de Castilla y León, tras perder el PSOE este último escaño con la derrota de las autonómicas del pasado 13 de febrero. La que fuera también secretaria provincial del PSOE de Valladolid llegó al Senado por decisión del partido después del batacazo que supuso no revalidar la alcaldía medinense en 2019.
El nuevo contrato de Teresa López, que ejerció como abogada antes de coger el bastón municipal, ha levantado ampollas en una parte del PSOE vallisoletano, que habla de una contratación maquillada por un sucedáneo de concurso de méritos a la medida de la exregidora –formación en Derecho, conocimiento del mundo municipal y años de militancia– para vestir un fichaje que sonaba desde marzo. Molesto por todo lo anterior ha dimitido como diputado provincial Javier González Trapote, exalcalde de Villalón de Campos, reacción que Óscar Puente, máximo responsable del PSOE de Valladolid, ha querido minimizar tirando de sarcasmo: «Se van los mejores», ha ironizado el regidor de Valladolid, en una estrategia que a nueve meses de unas elecciones no hace partido, porque no aplaca los ánimos internos. ¿Quién se queda entonces? ¿Los peores? Quizás no, pero casi con toda seguridad, los de siempre.
Hoy, le toca al PSOE de Valladolid. Hace unos meses fue el PP, cuando Alfonso Fernández Mañueco rescató como asesora a la exsenadora vallisoletana Arenales Serrano. La Cámara Alta es un filón. Al abrigo de la Presidencia de la Junta se mantienen los exsenadores Félix Colsa y Laura Prieto, en unas plazas que en la anterior legislatura dieron cobijo a otros como Ignacio Cosidó o Esther Muñoz (hoy delegada de la Junta en León) tras las derrotas del PP en las generales de 2019. Mañueco ha incorporado como asesor a Daniel Llanos, concejal popular al que invitó a dimitir el alcalde de Salamanca, único regidor del PP de capital de provincia, tras triplicar la tasa de alcohol al volante. Se puede contraponer ese fichaje de 44.771 euros brutos anuales al trato que el PP de Castilla y León, con Mañueco al frente, propició ante una situación similar a Rosa Valdeón, rebasando toda barrera de crítica política para entrar la esfera personal. Con inquina.
Vox también tiene asesores. En la Junta y en las Cortes. Alguno con vínculo familiar. Con menos pasado político (es un partido joven), pero en número suficiente como para que haya habido comisiones parlamentarias en este inicio de legislatura en las que parecía que tomaban posesión literal de la sala.
Pasará el chaparrón de Teresa López, pero vendrán otros, fruto de un día a día político en el que bajarse de ese tren laboral produce alergia incluso en quien tiene adónde volver y de qué vivir. Imaginen en aquellos sin tajo al que regresar.
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