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Castilla y León mantiene cifras. Claramente «insuficientes» de enfermeros escolares para atender al alumnado con enfermedades crónicas o problemas graves de movilidad o para impulsar hábitos de salud. Es un personal centrado en la asistencia de colegios de educación especial por lo que el papel ... de esta figura sanitaria se difumina en el día a día de los escolares de la comunidad.
La comunidad tiene 24 enfermeros en centros escolares que este curso suman 349.616 alumnos en las enseñanzas de Régimen General (Educación Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato, FP y Educación Especial). Una cifra muy inferior a algunas comunidades como la de Madrid; pero pareja, e incluso superior en dotación, a otras como Asturias o Aragón, según los datos del Consejo General de Enfermería que ayer presentó en un nuevo estudio de su Observatorio. Y, precisamente entre las quejas, la de la falta de registro para conocer al detalle la realidad española.
España cuenta con una enfermera por cada 6.685 alumnos –Castilla y León por cada 14.000–; lo que mejora un 30% los datos nacionales del año anterior –en la región no crecen–, con uno por cada 8.497 alumnos. Una lenta y escasa mejora, «muy lejos» de acercarse a ratios internacionales y de conseguir la equidad en las comunidades, según los autores del nuevo estudio.
El Observatorio de Enfermería Escolar, que ha contado para este trabajo con la colaboración de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE) y el Instituto de Investigación Enfermera del CGE, ha encuestado a un total de 376 enfermeros escolares, 1.193 directores de centros y 582 responsables delas AMPA.
El informe destaca que la dotación «es escasa y desigual» y que los datos distan mucho de las recomendaciones de la Asociación Americana de Enfermeras Escolares (NASH) y otras organizaciones similares de una enfermera por cada 750 alumnos y una por cada 350 en centros de educación especial.
«No podemos pensar en una enfermera como un profesional que está para atender a alguien que sufre una herida en el recreo o tiene 39 grados de fiebre». Este personal realiza «una tarea fundamental de educación para la salud, de promoción de hábitos saludables, detección de conductas de riesgo, promoción del ejercicio, educación sexual», explica Florentino Pérez Raya, presidente de la organización colegial española. Un aprendizaje, el del autocuidado, «tan importante como las matemáticas o las ciencias en edades tempranas, que tiene una repercusión positiva a largo plazo».
Actualmente, en España conviven varios modelos de enfermería escolar y las desigualdades entre comunidades «son notables». Castilla-La Mancha, por ejemplo, cuenta con 22 enfermeras escolares para 363.126 alumnos, Castilla y León los citados 24 para 349.616, Asturias uno para 133.837 o Navarra, nueve para 117.871. «Además de que son enfermeras insuficientes, en algunas sólo reflejan las que están en centros de educación especial y en otras nos encontramos que conviven distintos modelos de atención que no aportan el mismo valor ni cubren las mismas necesidades detectadas: el de la enfermera asignada en un centro presencial a jornada completa, que es el que reclamamos desde el Consejo General de Enfermería porque aporta más valor, y el de la referente que va desde Atención Primaria a hacer educación para la salud en momentos puntuales, como ocurre en Andalucía, Murcia o Cataluña. Con este último modelo no se cubren todas las necesidades que tiene la comunidad escolar», expone Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera del CGE.
Cataluña, por ejemplo, ha anunciado estos días que este curso se ampliará a todos los centros de secundaria, y en 2024 a los de primaria, la figura de la enfermera referente desde Atención Primaria. «Hablamos de acudir al centro dos horas y media por semana. Menos es nada, pero tal y cómo está la Atención Primaria en este país, saturada y escasísima de profesionales, creemos que el camino pasa por las enfermeras a pleno rendimiento dentro del centro educativo», recuerda el presidente de los enfermeros españoles.
De hecho, tan solo Madrid presenta una cifra de enfermeros fijos en los centros que se acerca a los estándares internacionales, con mil en toda la comunidad, lo que arroja una ratio de uno por cada 1.247 alumnos.
Guadalupe Fontán, criticó asimismo de este último último modelo que «no se cubren bien todas las necesidades que tiene la comunidad escolar. Hablamos de acudir al centro dos horas y media por semana. Menos es nada, pero tal y cómo está la Atención Primaria en este país, saturada y escasísima de profesionales, creemos que el camino pasa por las enfermeras a pleno rendimiento dentro del centro educativo», añade el presidente de la organización.
Según datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, hasta el 25% de los menores que acuden a un centro escolar padece una enfermedad crónica. La existencia de una enfermera en el colegio «favorece el seguimiento de los menores con una medicina pautada o realizar una valoración respiratoria a aquellos que la precisen al inicio de una clase de Educación Física», explica la enfermera del Instituto de Investigación Enfermera, Tamara Domingo.
Durante la rueda de prensa celebrada en Madrid, también se han presentado los resultados de un estudio que evalúa la necesidad de instaurar esta figura desde la perspectiva de los directores de centros educativos, familias y enfermeros escolares en el que se pone de manifiesto la situación en los centros que han participado, modelos existentes, condiciones laborales; así como las actividades que realizan y que mejoran la calidad de vida no solo de los menores en particular sino de la comunidad educativa y de las familias en general desde el punto de vista de los participantes en el estudio.
Además, «más del 70% de las enfermeras encuestadas reconoce haber atendido situaciones graves como crisis respiratorias, hipoglucemias o crisis alérgicas, además de realizar atención directa a una media de 20 alumnos por día, hacer seguimiento a crónicos y realizar actividades de promoción para la salud», añade Tamara Domingo.
Los directores escolares y los padres y madres de alumnos «se muestran altamente satisfechos con su enfermera escolar. Aunque esa satisfacción se ve algo reducida en aquellos casos en los que solo acude al centro para programas de salud concretos, apoyo y determinadas revisiones o cuando es llamada por el centro, es decir, no tiene una relación programada y continua con el centro».
«El 93,8% de los directores y el 90,6% de los responsables de la AMPA reconocen que es necesaria la figura de la enfermera escolar. Entre las funciones que creen que debería desempeñar existe un amplio consenso en que deben atender la salud del alumnado, promover programas de salud e higiene y la atención de urgencias», argumenta Fontán.
Porr su parte, Natividad López, presidenta de AMECE, critica la falta de voluntad política en este asunto. «Cada vez hay más demanda por parte de las familias y un aumento de determinadas enfermedades, incluidas las de salud mental. Esto no es más que una falta de voluntad de los responsables a nivel estatal y autonómico para favorecer esta implantación. En países de nuestro entorno y en otros continentes, es un perfil profesional regulado e imprescindible», puntualiza.
En esta misma línea se expresa Engràcia Soler, presidenta de ACEESE: «Aunque existe una demanda por parte del profesorado y de las familias, a nivel político no se han tomado medidas para implantar la figura. La enfermera juega un papel importantísimo y es necesaria para garantizar el derecho de todos los alumnos al acceso a la educación porque existen alumnos que por determinadas patologías tienen dificultades para asistir siempre».
También participó en la presentación del informe el director del colegio madrileño IDEO, José Canales, un centro ejemplo de la incorporación total en plantilla de estos profesionales; lo que valoró «como una experiencia de total éxito» en un proyecto educativo que abunda en «la calidad de vida y en la promoción de hábitos saludables. En el que el ejercicio físico se incluye de forma diaria». «Tienen una función imprescindible. Dan confianza, seguridad, seguimiento... tanto a las familias, como a los profesores y alumnos».
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