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La familia que formaron mis abuelos al acabar la Guerra Civil poco tiene que ver con la mía y seguro que en nada se parecerá a la que tendrán mis hijos. Lo suyo era un clan extendido en toda regla, donde además de padres e ... hijos –cinco en la rama paterna y nueve en materna– convivían abuelos, tíos y, en ocasiones, algún vecino que había perdido a sus progenitores o que, aún teniéndoles, eran tan pobres que no podían costear el sustento de toda la prole y delegaban la manutención a otras familias del pueblo.
La que dibujaron mis padres a principios de los ochenta, en cambio, fue una familia nuclear, el típico hogar: un matrimonio con un par de retoños biológicos. La que escribe solo ha mantenido el número de descendientes (la parejita), pero sin pasar por la vicaría y evitando ataduras legales: lo nuestro es un equipo de hecho. Mis hijos, seguramente, tampoco se ajustarán a esta fórmula y quizás opten por una familia monoparental –en la que solo uno de los progenitores se hace cargo de la crianza de los hijos– o directamente decidan vivir en pareja, pero sin cambiar pañales.
Hay cerca de una decena de modelos de familia en la actualidad. A las cuatro citadas –extensa, nuclear, de hecho, monoparental o sin hijos– hay que sumar, como mínimo, otras cinco: la adoptiva, la de acogida, la de padres separados, la homoparental –formada padres o madres homosexuales – y la reconstituida o compuesta por varias familias nucleares, una modalidad que abunda en la actualidad debido al gran número de divorcios, que está formada por una pareja en la que al menos uno de los dos adultos aporta hijos de la unión anterior.
estela llorente del río | psicóloga
Todas, sin excepción, están este miércoles de enhorabuena, porque cada 15 de mayo desde hace varias décadas se celebra el Día Internacional de la Familia. La efeméride se remonta a 1993 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas marcó la fecha en rojo en el calendario de los días internacionales.
Cuatro párrafos para recordar que todos los días, pero hoy especialmente, hay que dejar un hueco para disfrutar en familia. Según explica Estela Llorente del Río, psicóloga y coach educativo y de la familia, «pasar tiempo en familia es fundamental para un óptimo desarrollo de nuestros hijos. Compartir sonrisas y afecto como padres es el mejor regalo que les podemos ofrecer a los menores, porque mejora la comunicación, refuerza los lazos afectivos mutuos y promueve situaciones de relajación».
Además, destaca Estela Llorente, las actividades en familia no solo «nos ayudan a conocer a nuestros hijos y que nuestros hijos nos conozcan a nosotros, sino que además nos permiten abordar en una ambiente relajado conversaciones importantes sobre temas cruciales para su educación».
«Sería ideal intentar buscar en el día a día momentos para compartir en familia, pero es verdad que en ocasiones las responsabilidades laborales no lo hacen posible. Por eso, la clave está en convertir cualquier cosa que hagamos (las tareas domésticas, la higiene personal o el acompañamiento en los estudios) en un momento de diálogo y enriquecimiento mutuos». Y no caer en el error de que cuando los niños llegan a la adolescencia ya no nos necesitan tanto, recalca la psicóloga vallisoletana: «Al contrario, los adolescentes necesitan saber que estamos ahí porque están en un momento de cambio muy importante y necesitan seguridad».
Es necesario adecuar los planes a la edad de los muchachos para que les enganchen, pero si en vuestra familia hay críos de edades muy dispares, siempre se pueden buscar actividades donde todos disfruten. Aquí destacamos cinco ideas para cualquier tipo de familia:
1
Si no queremos salir de Valladolid, el Museo de la Ciencia acaba de inaugurar 'De narices', una exposición sobre el sentido del olfato y los olores. ¿Sabías que una nariz humana puede distinguir más de 2.000 olores o que la agudeza olfativa permanece constante con la edad? Estas y muchas más preguntas encontrarán respuesta en un recorrido en el que los visitantes tendrán la oportunidad de identificar diferentes aromas, descubrir el origen de las sustancias odoríferas utilizadas por el ser humano o poner a prueba su capacidad para rememorar recuerdos, lugares y ambientes a través del olfato.
La exposición cuenta con un espacio llamado 'Recién naricido' dirigido al público infantil de 3 a 6 años. Una zona lúdica que incluye mobiliario del tamaño apropiado y experiencias en relación directa con el universo olfativo de los niños y niñas: olores del cuarto de baño, de la merienda, de los peluches… así como su asociación con la vista y el olfato. El recorrido, apto para visitantes con movilidad reducida y con toda la información incluida en la misma está transcrita a Braille, cuesta 4 euros y la entrada reducida de 2 euros (menores de 16, mayores de 65, grupos escolares, grupos organizados a partir de 15 personas, estudiantes con carné y carné joven, carné Club de los 60, familia numerosa, personas con discapacidad).
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Para los que por motivos laborales tengan que posponer el plan familiar para el fin de semana, una buena idea en estas fechas es visitar el Zoo La Era de las Aves. Las instalaciones de la localidad vallisoletana de Freno el Viejo han sido recientemente ampliadas y ofrecen a los visitantes los sábados y domingos, de 11:00 a 19:00 horas, la posibilidad de ver más de cien especies de aves y unos 350 animales. Además hay zona de juegos (con tirolina y minigolf) y la posibilidad de reservar una barbacoa. Toda la información está en la web o en el teléfono 610 624692.
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También podemos optar por el típico plan: ir al cine y compartir palomitas. Si en vuestra familia los niños son mayoría, las carteleras acaban de estrenar la primera aventura Pokémon de acción real 'Pokémon: Detective Pikachu'. Si lo vuestro es más la aventura, podéis comprar entradas para ver a Anne Hathaway y Rebel Wilson en 'Timadoras compulsivas'.
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Subir a la torre de la Catedral de Valladolid, a 70 metros de altura, es una buena opción. Gracias al ascensor inaugurado en 2014 (que salva 17 pisos), es posible contemplar a vista de pájaro la ciudad de Valladolid. La visita, de 45 minutos, nos descubre el mecanismo del reloj, la sala de las campanas o la antigua garita del campanero. Los horarios: martes, miércoles y jueves: 11:00, 12:00, 13:00, 17:00 y 18:00; viernes y sábado: 11:00, 12:00, 13:00, 18:00, 19:00, 20:00 y 21:00 y domingo 11:00, 12:00, 13:00 horas. Lo lunes está cerrado. Los viernes por la tarde, sábados y domingos hay que reservar en el número de teléfono 983 21 93 10. El resto de días las entradas se pueden adquirir en la Catedral.
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Por último, un plan culinario. La cocina es una aliada perfecta si lo tuyo es una familia con niños pequeños. Hay infinidad de recetas para que los chavales se metan en harina pero, ya que nos ponemos, qué mejor que dejar algo de cena hecho y aprovechar el resto de la tarde para dar un paseo. Aquí una receta perritos calientes rebozados, no es una propuesta muy sana, pero los niños se divertirán haciéndolas y disfrutarán probándolas. ¡Un día es un día!
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