La robótica se hace fuerte entre las extraescolares
El programa Robotix busca fomentar que los alumnos se conviertan en creadores y no en meros consumidores de tecnología
Lograr programar un vehículo para que realice un recorrido, recoja una pieza y vuelva al punto de partida. Es solo un ejemplo de las decenas ... de experiencias que se ponen en práctica en estas clases. Todo el proceso se realiza sobre un tapiz, que puede ser una ciudad, un circuito o cualquier otra propuesta que resulte amena para los chavales. Las 'carrocerías', sensores y motores son de Lego Education, socio en este programa donde la innovación es la base.
La robótica se ha convertido ya en un una alternativa a las clásicas extraescolares, que gana adeptos año a año. Ha entrado en las aulas para quedarse. Lo confirman los responsables del programa Robotix con cerca de 5.000 alumnos en Castilla y León (1.500 en Valladolid). Desde Infantil hasta Primaria, los escolares que participan en estos talleres aprenden de forma divertida y en equipo una disciplina que combina las materias que los expertos llaman STEAM, siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas.
¿Hay que ser un fenómeno para comenzar? «No necesitan tener conocimientos ni habilidades previas. Las niñas y niños de hoy son nativos digitales, desde que han nacido la tecnología está a su alrededor por lo que es para ellos algo natural. Lo importante es que tengan ganas de aprender y una actitud positiva», explican los responsables de esta empresa.
El principal objetivo, añaden, es fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas de los niños y niñas. Que se enfrenten a ambas desde un punto de vista muy práctico y lo vean como una herramienta para crear. «Queremos que se conviertan en creadores y no en meros consumidores de tecnología», apuntalan. La acogida entre los pequeños es más que buena.

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En los primeros niveles de Infantil se busca proporcionar experiencias únicas de aprendizaje mediante el juego y en un entorno de grupo. Potenciar el desarrollo social, emocional, cognitivo y del lenguaje y preparar a los más pequeños para el paso a educación Primaria en las áreas de matemáticas, lengua y ciencias. Se utiliza material de Lego preescolar como el tren de las matemáticas, el bingo de los animales, el robot Beebot o tablets, entre otros.
Entre los 6 y los 8 años ya se comienza a trabajar con las primeras máquinas y mecanismos simples y motorizados. La explosión se produce entre los 9 y los 14 años cuando en grupos comienzan a montar sus primeros robots.
«La programación es el lenguaje del futuro y es complejo si se aprende de mayor, por lo que trabajamos desde muy pequeños el pensamiento lógico-matemático y el lenguaje computacional, siempre de forma divertida para que los niños aprendan a programar con facilidad», argumenta Daniel Bartolomé. En la nómina de inscritos, hay quienes apuntan que quieren ser astronautas, inventores o ingenieros robóticos.
«El objetivo no es que todos los alumnos se conviertan en científicos e ingenieros. Las habilidades y competencias que aprenden a través de la robótica les serán de utilidad en cualquier trabajo que vayan a desempeñar. Desde la medicina, la enseñanza, al arte hasta, por supuesto la industria, cada vez serán más importantes las competencias tecnológicas. Sin ellas será muy difícil desenvolverse con éxito en su futuro laboral», agregan los responsables de Robotix, quienes subrayan que lo que apasiona a los participantes es la cantidad de material tecnológico que van a conocer gracias a las clases, desde diseño e impresión 3D, hasta realidad virtual, drones, arquitectura o neumática, entre otras.
El proyecto educativo Robotix consta de diez niveles de aprendizaje, que permite a los alumnos aprender de forma progresiva desde los 3 años hasta el Bachillerato. «Es importantísimo mantener la motivación en los alumnos para garantizar su aprendizaje por lo que las clases son muy prácticas, divertidas y adaptadas al nivel de cada alumno», apuntan sus responsables, quienes consideran que la materia debería incluirse en los currículos formales de los centros por la cantidad de ventajas que conllevan para el aprendizaje, siempre desde un punto práctico y ameno.
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