Deberes sí, deberes no, en verano

Actualmente no existe ninguna regulación estatal sobre las tareas realizadas en casa; en este ámbito son los profesores o los colegios quienes deciden la carga de trabajo. Desde que el alumno se sumerge en la Educación Primaria, los deberes salen a flote como uno de los ejes principales del sistema educativo español. Según los datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), España es el quinto país de la Organización en el que los estudiantes dedican más tiempo a realizar deberes, 6,5 horas semanales frente a las 4'8 de media. Este dato es uno de los focos de debate más vivos; la carga de trabajo que supone para los niños y la responsabilidad que recae sobre los padres.

Por ello, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado(CEAPA) impulsa y promueve una campaña de sensibilización y movilización en contra de los deberes: 'En la escuela falta una asignatura: Mi tiempo libre'. Bajo esta petición de finalizar definitivamente con la práctica de los deberes se esconden las premisas que defienden que el método es erróneo y obsoleto, ya que no fomenta el desarrollo integral de la persona. Esta afirmación se basa en el artículo 31 de los Derechos del Niño, por el cual 'los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad (…) en condiciones de igualdad'.

Para la CEAPA, los deberes generan una situación de desigualdad, debido a que no todos los alumnos gozan de las mismas situaciones y oportunidades. Así mismo, mantiene que el tiempo familiar se supedita a la realización de las tareas, que generan tensiones e influyen negativamente en el tiempo libre y de ocio.

Pero, ¿qué opinan las futuras generaciones de profesores? ¿Existe alguna alternativa?

Miriam Morquecho, graduada en Filología Hispánica y recién titulada del Máster de Educación, lo tiene claro: «el verano es para descansar». Para esta joven opositora, «la rutina de las vacaciones tiene que ser diferente a la del resto del año».

En caso de existir, «los deberes deben ser de refuerzo y voluntarios, con especial atención a aquellos que tengan una cita con septiembre». Aunque durante la actividad lectiva, las tareas para casa deben estar presentes como método de asimilación de conceptos y fomento de la responsabilidad, «nunca como eje de la próxima clase».

Pese a que la tendencia son las inumerables actividades para casa, Miriam Morquecho ve la solución en el consenso entre el profesorado de los diferentes centros para programar un calendario semanal de actividades que permita un mayor aprovechamiento del tiempo por parte del alumando.

Sin embargo, Javier Martín, licenciado en Historia y titulado en el Máster de Educación, se define como defensor de la rutina y no se imagina un verano sin deberes: «los deberes son parte indispensable del verano ya que ayudan a mantener el hábito de trabajo y favorecen el ritmo inicial del curso». No obstante, reconoce que habría otras posibilidades más atractivas para los alumnos; como la programación de tests y juegos a través de aplicaciones 'online' como 'kahoot' o 'quiz show'. Estas pruebas ayudan a tener un conocimiento previo sobre el nivel del aula, que facilitaría la preparación y adecuación de las clases.