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El creciente número de mujeres que retrasan la maternidad más allá de los 35 años ha llevado a los laboratorios a desarrollar en los últimos años lo que denominan como técnicas de rejuvenecimiento ovárico. Con este nombre se conoce a las terapias que las clínicas ... está impulsando con el objetivo de devolver su capacidad reproductora a mujeres con fallo ovárico o menopausias tempranas. La investigación se centra en tres técnicas, que ya se están probando con pacientes. «Aún no tenemos una estadística que nos permita hablar de resultados porque son técnicas incipientes, pero estamos hablando de ofrecer la posibilidad de la maternidad a mujeres que ya no tenían otra opción», explicó el director médico de IVI Bilbao, Marcos Ferrando, en su intervención de ayer en el foro Encuentros con la Salud de EL CORREO.
La edad del primer hijo se ha ido retrasando tanto en Euskadi que la mayoría de las mujeres lo tienen a los 32 años. Las que acuden a los centro de fertilización rondan incluso los 38 y en muchísimos casos superan los 40, una edad en que la naturaleza a menudo se niega a aceptar la responsabilidad de la maternidad. Estudios científicos estiman que entre el 50% y el 70% de las pacientes que piden ayuda para ser madres podía haberlo sido sin problemas si se hubieran puesto a ello en una edad más temprana.
La ideal sería los 25, pero a «esa edad lo normal es que una mujer de nuestra sociedad no se plantee la maternidad», explicó Ferrando. La opción de congelar óvulos o espermatozoides, especialmente a edades tempranas, permite a las parejas preservar su fertilidad con células de la mejor calidad posible. Una enfermedad o una maternidad tardía pueden luego complicar e incluso impedir la fecundación.
Pero la realidad confirma que con elevada frecuencia nadie en la pareja se acuerda de las posibilidades que ofrece la reproducción asistida hasta que, muchas veces, es tarde. Ese es el hueco que están tratando de cubrir las técnicas de rejuvenecimiento ovárico.
De las tres que se están probando, la más avanzada consiste en practicar una extracción de sangre a la paciente para obtener de ella factores de crecimiento presentes en las plaquetas. Convenientemente aislado en el laboratorio, el plasma se introduce luego en el ovario de la mujer. En muchos casos, esa simple maniobra favorece la reactivación de ovarios agotados, que funcionan gracias al 'encendido' de células durmientes'.
La colaboración público privada entre el hospital La Fe de Valencia y el IVI ha permitido también probar con éxito el uso de células madre de la médula ósea que se reintroducen en el ovario con un catéter para reactivar la función. La tercera técnica, con la que también se están logrando buenos resultados, consiste en extraer tejido ovárico que se cuartea. El objetivo de ese 'troceamiento' es el mismo: lograr la producción de factores de crecimiento que favorezcan la gestación.
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