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Para comprender algo no hay nada mejor que darse un baño de realidad. En la pantalla, aparece la fotografía de un niño con un sombrero ... cordobés y gafas. «¿Sabéis quién es? Se llama Adrián, el pequeño valenciano que falleció de cáncer y que quería ser torero, lo que le conllevó ataques durísimos deseando su muerte a través Twitter; a la gente se le calienta la cabeza y suelta barbaridades, que luego tienen sus consecuencias», explica el agente a un grupo de veinte adolescentes, que siguen atentos la intervención.
El móvil, Internet, es un arma muy poderosa, con sus beneficios, por supuesto, pero también con muchos riesgos. De eso se trata, de desentrañarlos con ejemplos reales. Desde el encerado de la una de las clases del tercero de la ESO del instituto Antonio Tovar, en el barrio de Arturo Eyries, los efectivos de la Policía Local de Valladolid Bernardo Cañas y José María de Diego despliegan un proyector para hacer partícipes a los alumnos de este centro de algunos contenidos básicos para que una práctica habitual entre los chavales, como es el uso de las redes sociales, no les meta en líos. El objetivo: potenciar un uso responsable de las mismas. Fomentar el respeto por los demás. Poner freno a los delitos y conductas de odio, cada vez más extendidos.
Durante el curso escolar, ofrecen más de 400 charlas en complejos educativos de la capital, casi el 70% dedicadas a las nuevas tecnologías y el resto sobre las graves consecuencias del consumo de alcohol y las drogas. «Cada vez nos demandan más información sobre Internet», reconocen. La presencia de uniformados, que trabajan con un lenguaje cercano y casos reales, cala entre los estudiantes, aunque los equipos docentes también insistan sobre el tema en la actividad lectiva diaria.
Con ejemplos como el de Adrián, el cuerpo municipal pretende concienciar a los adolescentes de que el gatillo rápido con el teléfono o el ordenador puede tener consecuencias muy perniciosas para ellos y para los demás, también en su ámbito más cercano. «Nos evitaremos muchos problemas, que pueden perseguirnos durante años, porque la memoria digital ahí sigue», insisten.
Ahí va otra imagen. La del joven de Talavera de la Reina que propinó una patada a una mujer que estaba esperando para cruzar una calle y que un amigo grabó con el teléfono. Un acto más que reprobable. «De este chico ahora se sabe el nombre, dónde vive, qué estudia...». Ese ataque le acompañará durante mucho tiempo y le afectará en su vida profesional y social, recalcan.
Uno de los ejemplos que utilizan también es del jugador del Real Valladolid Sergi Guardiola, que cuando era un chaval difundió mensajes contra Cataluña y el Barcelona. Fue fichado por este equipo y salieron a la luz aquellos tuits, que había hecho desaparecer de su cuenta, pero que alguien guardó. Fue despedido. «Probablemente sea el contrato más corto en la historia del fútbol», explican. El rastro en la web es difícil de borrar.
Este mensaje es el que la Policía Municipal busca que se interiorice. Y para ello recuerda el caso de la trabajadora de Iveco en Madrid, de la que se difundió un vídeo sexual con una expareja, que corrió como la pólvora por la factoría. Ella acabó suicidándose ante la presión a la que fue sometida. Tenía dos hijos, uno de cuatro años y otro, de nueve meses. Los estudiantes siguen atentos el reguero de ejemplos tangibles, como esos retos virales que muchos difunden por Internet y pueden poner en riesgo la vida.
Llega el momento del 'ciberbullying' (acoso a través de Internet), un concepto más cercano para los alumnos, del que saben y que algunos han vivido en primera persona o en su entorno. El acoso continuado a través de la redes, que funcionan las 24 horas del día, a un compañero puede tener consecuencias gravísimas para la víctima. Hay que ponerse en su lugar. Pensar antes de actuar y no tomarse a broma mensajes que pueden hacer mucho daño a un chico o una chica, arruinarle la vida, incluso, si no se actúa a tiempo para parar las agresiones continuadas.
Los alumnos de las dos clases en las que han intervenido Bernardo y José María no se despistan de los consejos que llegan de la autoridad. En las redes: pensar en frío antes de actuar. Siempre. Durante la charla se habla del 'sexting', el chantaje o extorsión con fotos comprometidas que se han enviado a través del móvil. El caso de la trabajadora de Iveco del que se ha hablado antes. Los agentes recomiendan evitar siempre mover por las redes de este tipo de instantáneas, incluso en el ámbito más íntimo, ya que pueden ser utilizadas en cualquier momento y de manera indiscriminada, con el consiguiente daño para el protagonista. «¿Y si luego te enfadas con tu pareja o un amigo o amiga y se hace uso de ellas?», pregunta José María.
En la exposición se hace hincapié en que detrás de Internet no sabemos quién está. Así que mucho cuidado. El 'grooming' o engatusamiento de menores por parte de adultos también aparece como un riesgo real. «Hay verdaderos profesionales de esto, que se hacen pasar por gente de vuestra edad para quedar con vosotros», alerta José María. Cuidado. «No hay que ofrecer datos personales, ni información relevante», acota.
Intercalan los policías sus explicaciones con varios vídeos. Muchos de los alumnos ya los han visto, pero aún así los siguen en silencio, con los ojos bien abiertos. En ellos, hay uno en el que está presente el control enfermizo por parte de la pareja, esos celos que llevan a revisar el teléfono de la chica para saber cuáles han sido sus movimientos y conversaciones.
En otra de las proyecciones, unos niños cuentan lo que quieren ser de mayores. De repente, aparece una chica junto a ellos. Se les pide que le hagan una caricia y una mueca. Todos, con más o menos timidez, se la hacen y reconocen su belleza. Una voz en off cambia de tono: 'ahora dale una bofetada'. La cara de los niños de la grabación cambia por completo. No entienden la petición y ninguno de ellos atiende el requerimiento. Toda la clase del Antonio Tovar, al unísono, aplaude la decisión de los chavales.
La violencia contra las mujeres también se incluye como mensaje de la charla, una lacra contra la que hay que luchar desde la infancia. Recuperan los conferenciantes un mensaje para todos: 'Quédate con quien te borre el pintalabios y no el rimmel', en referencia al amor verdadero de los besos frente al que te hace llorar y sufrir.
Han sido casi una hora con pinceladas de realidad y los chicos agredecen el tono. Reconoce Cosmín el relato entretenido de los dos agentes: «No nos ha pegado la chapa, la información estaba bien, con cosas que han pasado», mientras que Elsa y Ainhoa subrayan que en todo lo expuesto «tenían razón». Ellos han tomado buena nota. Muchos ya han oído hablar de esos riesgos, pero que te los recuerde quien los combate y los conoce de primera mano por la actividad policial impone más. Se hacen más creíbles.
Ambos agentes subrayan que el 'feed-back' que reciben en todas sus charlas es más que positivo. «Hablamos de cosas que les afectan, en un tono cercano y te ven como amigo, como alguien que solo busca ayudar», argumenta José María, quien subraya que se trata de ofrecer la «máxima información posible para que acierten con la correcta. «Les hacemos pensar», dicen. Si se observa el rostro de los chavales tras el encuentro, da la impresión de que así ha sido.
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