Secciones
Servicios
Destacamos
No hay tocamientos, como en ese vídeo en que una chica mete mano a un hombre tumbado en el suelo y que no es una clase, y mucho menos en España, sino en Brasil. Tampoco hay nadie a lomos de un consolador, como en ese otro presunto taller que en realidad transcurre en una universidad de Canadá. Ni siquiera va nadie disfrazado de drag queen, como en esas fotos que, según parece, son de Nueva York.
El imaginario 'bulero' es tremebundo y diverso cuando se topa con la palabra 'sexo' mezclada con 'educación' y 'niños'. Sin embargo, la realidad en Castilla y León es mucho más prosaica y más centrada en aspectos relacionados con asuntos que tienen poco de erótico y mucho de afectivo. Juan González, de Xat Sexología, imparte clases de educación sexual a estudiantes desde 5º de Primaria a 4º de Secundaria, y ha pasado en dos años por 17 centros de Valladolid, Palencia, Segovia y Ávila. Su programa, 'Sexo con sentido', fue uno de los aludidos por Hazte Oír cuando la organización se presentó en la Consejería de Educación para pedir la implantación del pin parental.
«Muchas veces los alumnos tienen necesidades más urgentes que el propio tema de la erótica. Más centrados hacia la afectividad, la igualdad», explica. Algo que corroboran desde Dialogasex, otra organización que lleva a cabo charlas y talleres sobre educación sexual en los centros escolares de la región. «Trabajamos desde la igualdad de los sexos las diferencias que hacen que cada persona sea única e irrepetible, en base a tres grandes objetivos: conocernos, aceptarnos y relacionarnos. Es por ellos que trabajamos temas como: la diversidad de los sexos, la igualdad entre los sexos, las relaciones, la autoestima, y un largo etcétera. Siempre desde la objetividad que nos aporta la Sexología como ciencia», responden por correo electrónico.
La Consejería de Educación señalaba esta misma semana que no tenía registrada ninguna queja formal por los talleres sobre sexualidad que se imparten en Castilla y León. Tampoco parece que la necesidad del pin parental esté justificada 'per se', dado que ya existe un procedimiento a la hora de aprobar una actividad. Así, Juan González señala que presenta el proyecto a los centros escolares «con temáticas concretas divididas por niveles, unas para 5ºy 6º y luego para Secundaria, aunque son permeables, porque algunos centros tienen dinámicas que les viene bien tratar en primero. O incluso algunas que no están previstas dentro de los objetivos y nos adaptamos a lo que los centros nos solicitan», explica.
En Dialogasex funcionan de modo parecido, en ocasiones a petición de los centros, que ya conocen sus talleres, o porque les hacen llegar sus ideas. «Habitualmente el equipo directivo de los centros valora la propuesta, y después de ponerla en común con el resto del personal docente, decide si quieren o no dicha formación. Normalmente el director o directora, junto con la persona responsable de orientación del centro, informan al respecto al resto del equipo y deciden si quieren recibir la formación o no».
Y aquí es donde aparece un punto curioso que nadie parece querer comentar en mitad del ruido sobre el pin parental. Los padres también reciben formación.
«Solemos ofrecer la posibilidad de incluir una formación a profesorado antes de la que se imparte al alumnado, así como a las familias, con el fin de que sepan lo que vamos a trabajar, resuelvan sus dudas y hagan sus demandas al respecto», explican en Dialogasex. Y otro tanto ocurre en el caso de Xat Sexología. «En el programa ofrecemos charlas para padres y normalmente, si el centro lo estima oportuno, las impartimos. Y la acogida es relativamnete buena. El otro día en el Instituto Pinar de la Rubia tuvimos a 30 padres. Les explicas cómo se enfocan las charlas, por qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos. Para que se queden tranquilos. Entiendo que a veces da susto a algunos padres que les digan que estamos dando charlas de educación sexual a sus hijos», admite.
«Muchas veces el desconocimiento y el tabú que rodea a la palabra 'sexual' saca de contexto lo que realmente trabajamos en nuestros programas de educación sexual», añaden desde Dialogasex, «por eso nos parece fundamental que las familias conozcan estos programas y puedan resolver sus dudas o preocupaciones antes de entrar en las aulas con sus hijos y con sus hijas». Y hay casos, aseguran, en los que los padres demandan este tipo de formación para poder seguir trabajando con los hijos «dentro del núcleo familiar», donde a veces es más difícil romper la brecha que impone el tabú entre generaciones.
«Nuestra experiencia con las familias en el tiempo que llevamos ha sido fantástica, y a día de hoy tenemos muchas formaciones con grupos de diferentes centros y asociaciones que ellas mismas nos demandan», inciden, y en el mismo sentido abunda Juan González, aunque en este caso, en vista de lo que está ocurriendo alrededor de los talleres sobre sexualidad, cree que esto puede cambiar. «Este año de momento no ha habido ninguna queja, pero imagino que acabará llegando», dice. Y admite que ahora tratan de ir «con pies de plomo».
«Hay que tener cuidado, no tanto por nuestra parte, porque la relación con los centros siempre es muy fluida, hay confianza. Si estamos más de un año es porque les ha gustado. Pero andamos hilando muy fino para evitar en la medida de lo posible quejas y demás», explica, que pueden entorpecer la labor educativa de los sexólogos.
«Lo triste es que no saben ni de lo que hablamos. Nadie podría pensar que esto es ideológico, solo tratamos de hacerles la vida más fácil», lamenta González. Y pone como ejemplo algunas de las enseñanzas que transmiten y que los propios alumnos piden: «Como construir una relación de pareja, buenos tratos, primeras veces...».
En Dialogasex brindan un buzón a los chicos y chicas que asisten a los talleres. «Contamos con diferentes programas adaptados a contenidos y edades diferentes, en función de las necesidades de cada grupo y de su nivel de desarrollo. Además siempre llevamos un buzón de dudas anónimo para que chicos y chicas nos transmitan qué necesitan saber. De esta manera, además de trabajar los contenidos que consideramos más adecuados, atendemos sus demandas, siempre y cuando se correspondan con su edad».
Y añaden que los profesores están presentes en las sesiones, «como figura de apoyo y con el fin de que estén en pleno conocimiento de lo que se trabaja dentro del aula en cada sesión».
La relación con los docentes, al fin, es fundamental, porque son los que están en contacto permanente con los jóvenes a lo largo de su adolescencia educativa. Y la experiencia les dice a los especialistas que son ellos los que detectan los pequeños cambios que aconsejan afinar el tiro. «Nosotros tenemos un modelo estándar de las necesidades por edad, pero cada grupo es un mundo. De repente hay un grupo de primero de la ESO más infantil, pero cuando llegan a segundo entran dos repetidores más espabilados y cambia la dinámica del grupo y aparecen problemas que no esperaban. Siempre tenemos muchísimo contatco con equipo directivo, tutores y orientadores del centro, que tratan con el alumnado día a día», explica Juan González.
Y termina con un poco de sorna, de nuevo a cuenta de los bulos, para quitar hierro a la cuestión. «Me hace gracia cuando hablan de adoctribamiento en ideología LGTB, si sus profesores no consigan que pongan bien una tilde, cómo voy yo a convencerles de que prueben las relaciones homosexuales?».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.